Un ex alcalde en Alto Bonito
La magnitud histórica de los hechos que se están viviendo en Puerto Montt demandan serenidad y claridad para el futuro.
Puerto Montt está viviendo días que quedarán grabados en la historia local. Cuando en el futuro se examine esta época en particular, saltarán a la vista los detalles que se conocen y que faltan por conocer del tumultuoso presente de la Municipalidad de Puerto Montt, envuelta en un escándalo de proporciones luego que el 23 de agosto pasado, quien fungía como alcalde, el entonces socialista Gervoy Paredes, fuese destituido por el Tribunal Electoral Regional, y que ayer, 60 días después, pasaría su primera noche en una celda de Alto Bonito, cumpliendo la prisión preventiva dictada por el Tribunal de Garantía.
Por cierto, el ex alcalde no ha recibido ninguna sentencia de culpabilidad. Goza de la presunción de inocencia en medio de su calidad de imputado por graves delitos cometidos eventualmente mientras era la principal autoridad comunal de la capital regional. Cohecho, fraude al fisco y enriquecimiento ilícito forman parte de los cargos que la Fiscalía lleva al menos tres años investigando, y que esta semana dio un paso crucial al solicitar y concretar la orden de detención de Paredes, también de quien fuera su estrecho colaborador y ex director de Concesiones, Carlos Soto; y de un representante de una empresa que ganó una licitación del municipio para labores de aseo.
Si la destitución decretada en agosto supuso un fuerte golpe para la comunidad y el municipio, debido al momento de campaña electoral que comenzaba a vivirse y al riesgo de una parálisis institucional por esa misma razón, la imagen de Gervoy Paredes entrando a compartir recinto carcelario con Albán Mancilla, quien durante siete años estuvo a cargo del Daem, representa el final absoluto de un peculiar estilo de gestión. Como se ha sostenido abundantemente, la administración tuvo aciertos desde lo asistencial, pero en lo global, ha habido demasiadas complicaciones e irregularidades como para que se soslayen, sobre todo con el caso de la fallida pileta, la tortuosa remodelación de la calle Antonio Varas y el desangramiento financiero del Daem y sus "funcionarios fantasma".
Quien resulte vencedor en la elección alcaldicia de este fin de semana, tendrá que acometer de forma veloz las medidas necesarias para garantizar estabilidad, conocer el perjuicio económico, definir las responsabilidades y generar un nuevo estilo que se aleje de los horrores de la etapa que está concluyendo.