Dos atracos en un mes
Siempre se dice que ante un delito, hay que denunciar. Un emprendedor de Puerto Montt lo hizo, pero al mes sufrió otro asalto.
Vivir en condiciones de inseguridad, como le ocurre hoy a la gran mayoría de los chilenos según las distintas encuestas de opinión que se han realizado, no se remite únicamente al temor al crimen organizado, tan en boga hoy por hoy. Aunque vistoso por su espectacularidad y por la importación de técnicas que eran desconocidas para el país hasta hace poco, como el sicariato y la extorsión, no sólo grupos como el Tren de Aragua han contribuido a la sensación de indefensión que se ha apoderado de la población. Basta un hurto en la calle, un robo en el hogar, o en el lugar de trabajo, para que las certezas se caigan y se empiece a caminar con miedo por las calles o a dormir con intranquilidad.
Esto es lo que le pasó al propietario de una panadería en el sector Senderos del Tepual, en Puerto Montt. A fines de agosto, su local comercial fue objeto de un atraco y, apenas un mes después, la dosis se repitió, aunque ahora con mayor violencia, pues los perpetradores rompieron a golpes una puerta más gruesa que había instalado justamente después del primer hecho delictivo.
Su relato posterior a los hechos probablemente resume la percepción que hay en tantas familias víctimas de la delincuencia. En el mes que transcurrió luego del primer robo, lo único que supo acerca de las diligencias investigativas fue la recepción de un correo electrónico de parte del Ministerio Público, en el que se le informaba del número de caso. En una ciudad que se preciara de brindarle seguridad a sus habitantes, podría presumirse que el barrio afectado, sobre todo el local comercial de marras (la familia vive en el segundo piso, así que además de negocio, es un hogar), el Estado habría tomado las medidas pertinentes para prevenir la nueva ocurrencia de delitos, en virtud de que el gran mensaje que se le entrega siempre a las víctimas de la delincuencia, es presentar las denuncias pertinentes, para el trabajo de geolocalización del que siempre se habla. Sin denuncias, se dice, el sistema no sabe qué es lo que pasa.
El testimonio de este emprendedor está lleno de desesperanza. Si en un mes fue objeto de dos atracos, dijo, el paso siguiente será contratar los servicios de empresas de seguridad, pues en ese período, lo único que supo de su denuncia fue el número del primer caso, un dato burocrático, como si eso le hubiese permitido encontrar la tranquilidad perdida.