Comercio informal en la calle Illapel
Ni la realidad financiera del municipio ni el estado del centro de Puerto Montt dan para seguir entregando el espacio público.
Era difícil esperar que la primera reunión del Concejo Municipal de Puerto Montt después del fin de la era del destituido alcalde Gervoy Paredes se desarrollase cual taza de leche. Por años, muchas de esas sesiones estuvieron marcadas por el enfrentamiento del ex jefe comunal con parte de los concejales, con frases del tipo "todavía no me han podido voltear", gritos y decisiones que a veces escapaban de la lógica de la administración.
Aunque el miércoles pasado ya no estaba presente Paredes, de igual forma hubo una dura controversia protagonizada por un grupo de comerciantes que ejercen su actividad en la calle Illapel, en la sección del ingreso al Mall Paseo Costanera. En esa oportunidad, estos vendedores informales esperaban que el Concejo aprobase un singular proyecto, denominado "Tren de los Vientos", y que no era otra cosa que instalar módulos que simulasen un convoy ferroviario en esa calle que cada vez es menos calle. Dijeron haber sido animados por el municipio hace unos años para impulsar la iniciativa y que gastaron ingentes recursos para contratar un arquitecto que los ayudase.
Pero en el Concejo Municipal, hoy por hoy, soplan otros vientos. Hay quienes podrán decir que la racionalidad tiene que imperar de aquí en más, pero en el fondo, es la brutal realidad de un complejo escenario financiero en la casa alcaldicia que va a exigir numerosos y, a veces, desagradables esfuerzos. A pesar de contar con un abultado presupuesto, dada su magnitud, el sólo recuerdo de la crisis económica del Daem y la comprobada sobredotación obligan a examinar con cautela cada nuevo gasto en la municipalidad.
Independiente de la extraña disyuntiva que hay en torno a la propiedad de la calle Illapel en ese tramo (con pretensiones tanto del municipio como del Fisco), lo cierto es que ya no están los tiempos para que el comercio informal se siga asentando sin contrapesos en el espacio público. Empujado por sucesivas crisis económicas y la permisividad de las autoridades, Puerto Montt ha experimentado con los años un progresivo deterioro en el centro, donde la presencia de los ambulantes también ha sido un factor.
Seguir sacralizando el comercio callejero, con recursos públicos, de ningún modo habría sido una buena señal en estos tiempos. Lo que se necesita es una regulación y, sobre todo, recuperar el espacio público para que sea agradable recorrerlo y hacer ciudad.