Domingo Huanca y su aporte al desarrollo del folclor en Puerto Montt
En dos últimos conciertos, el folclorista de larga trayectoria y su familia, junto a artistas y músicos invitados, ha reaparecido en masivos conciertos después de 33 años, recordando la famosa Peña o Rancha de los Huanca, en población Mirasol.
Domingo Huanca Soto nació en 1956 en Puerto Montt, siendo su madre Sara Soto Barría. Sin embargo, sus primeros 7 años los vivió en Puerto Lagunas, Región de Aysén, donde la Fuerza Aérea mantenía la Radio Estación que estaba a cargo de su padre Domingo Huanca Huanca, quien nació en la localidad de Socoroma, cerca de Arica y de antepasados quechuas.
En 1963, la familia Huanca Soto emigró a un Puerto Montt muy dañado por el terremoto de 1960. En un comienzo vivieron en casa de la abuela, Hermenegilda (doña Mere), abuela materna, cuya casa se ubicaba en la Población Ebensperger, sector colindante con la nueva población Mirasol que había surgido en 1958. Fueron 6 hijos del matrimonio: Domingo, Landy, Ingrid, Álvaro, Ismael y Adolfo.
En el año 1964 sus padres construyen la casa que cobijó a la familia por varios años en población 22 de Mayo, una de las tantas tomas que poblaron el sector alto. Domingo y algunos de sus hermanos estudiaron en la Escuela Nº10 Angelmó, donde aprendió a tocar guitarra, luego continuó en el Instituto Comercial, integrándose al conjunto Tranaró y luego al Conjunto Aucará.
Primeros acordes
Domingo recuerda que su vecino Carlos Altamirano le enseñó los primeros acordes en guitarra y cuando estudió en el Instituto Comercial participó en su primer festival. Tras el Golpe de Estado de 1973 su padre fue exonerado y relegado por la Fuerza Aérea, lo que produce una gran crisis familiar por lo que debe abandonar sus estudios.
Un año fundamental para Domingo Huanca fue 1977, ya que participó en el Primer Encuentro Nacional del Canto Campesino realizado en Santiago, donde conoció a grandes payadores y músicos. En 1978 regresa a Santiago donde nace su hija Natalia de su relación con Carmen Valdivia. Esa experiencia le permitió conocer y participar en diferentes peñas de la capital, donde se rearticulaban los artistas.
En 1981 comenzó su actividad cultural en Puerto Montt, participando en la creación de la Agrupación Cultural Aurora al amparo del padre José Fernández de la Población Techo Para Todos. El mayor logro de la Agrupación fue la realización del Primer Encuentro de Proyección Folclórica, con más de 100 músicos en su gimnasio.
Al calor de las primeras protestas masivas contra la dictadura cívico- militar (1973-1990), las que fueron reprimidas, los Huanca se atrevieron a abrir la Rancha de los Huanca, en 1983, en el terreno de su abuela, donde se fueron a vivir con su hermana Landy, su pareja Carmen y su hija Natalia, un espacio para el folclor a la subida de calle Linares (Mirasol), que sería reconocida como el lugar más importante del ambiente artístico cultural de aquellos tiempos.
"En la rancha cabían unas 50 personas y toda la familia colaboraba los fines de semana y durante las fiestas…" recuerda Domingo. Tanto la gestión, producción y actividad artística que se realizaba en La Rancha era parte de su quehacer cotidiano para atender a numerosos visitantes: "Hecho en casa" se denominó un ciclo de recitales donde participaron artistas locales y nacionales como Los Hermanos Morales de Lolol, Jorge Yáñez, Dióscoro Rojas, Payo Grondona, Arak Pacha y el poeta premio Nacional de Literatura, Nicanor Parra". Sufrieron allanamientos y hostigamientos, pero jueces y abogados los defendieron espontáneamente.
En 1985 la madre de Domingo venden la propiedad donde funcionaba La Rancha y en 1986, gracias a un matrimonio amigo de Osorno, puede retomar los estudios radicándose en Osorno y donde abre un taller de relojería mientras estudia en la noche obteniendo su cuarto medio en 1987.
Durante todos estos años participó en las protestas nacionales y tocó gratuitamente para centros culturales, sindicatos, ollas comunes y en recitales como las Jornadas Musicales de Chiloé, organizadas por el maestro Gabriel Coddou a las cuales asistía junto a su hija Natalia.
Técnico electrónico
Para 1988 consigue continuar sus estudios como técnico electrónico en Temuco gracias a una beca del director del CFT Andrés Bello, Haroldo Fuentealba, quien -al año siguiente- lo apoya para ingresar a Pedagogía en Música en la Universidad de Playa Ancha, de Valparaíso, donde finalmente obtiene el título de profesor de Artes Manuales y una licenciatura en Educación.
En su permanencia en Valparaíso participa en concursos universitarios con dos temas de su autoría, también funda y dirige el Taller Cauquil con el cual presenta la obra de su autoría Aproximación a una Violeta. Terminados sus estudios trabaja como profesor en Santiago por seis años, en un colegio del barrio alto.
Su tierra lo llama y regresa a Puerto Montt, pero al tratar de retomar su labor docente, es discriminado por su edad, por lo que trabaja 12 años como técnico en cámaras fotográficas digitales y relojería en un local que instala en pleno centro de Puerto Montt. Desde hace poco más de 10 años se radica a 4 kilómetros de Maullín donde sigue activo reparando electrodomésticos y perforando pozos para agua con una maquina artesanal construida por él.
El 15 de febrero y el pasado 17 de junio y luego de 33 años sin cantar en público, retornó a lo central, como él señala, llenando todas las butacas del teatro Diego Rivera.
Como siempre lo ha hecho, el primer evento -llamado Canto de Nuevo- fue autogestionado y en él se rindió tributo a Rosario Hueicha y al maestro José Muñoz Contreras, acompañado de invitados, como Teresa Peñaloza, Francisco Lenor, Rocío González y Landy Huanca. En el segundo recital, que llamó Canto con todos, tuvo el placer de compartir el escenario con tres generaciones: su hija Natalia Huanca y su nieta Rocío González, quienes reflejan un continuo en el importante folclor regional.
A sus 68 años, Domingo Huanca se define como un cantor con temática de raíz folclórica, pues considera que ser folclorista implica haber realizado mucha investigación. A pesar de su historia de duro esfuerzo, Domingo Huanca confiesa que "la naturaleza egoísta humana es la principal razón por la cual el ideal comunista no es posible de concebir… siempre he sido un gestor cultural meticuloso y muy autoexigente y paso por encima de quien me ponga obstáculos".
Para él "la música ha sido mi terapia. Me ha servido para redimirme ya que me arrepiento de algunas cosas". Pese a todo, declara que "hay que buscar la felicidad de otra manera y no en las cosas materiales".