Conducción y uso de drogas
Guiar un automóvil bajo la influencia de estas sustancias es igual de peligroso que después de haber consumido alcohol.
Han pasado cinco años desde que el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas (Senda) puso en marcha la aplicación del narcotest en conductores y los resultados han sido preocupantes. Con cierta frecuencia se informa que en los controles de carreteras que se realizan a los conductores hay un buen porcentaje de ellos que muestran resultados positivos al consumo de algún tipo de droga, especialmente marihuana y cocaína, e incluso más de una de ellas.
Hasta hace unos años, la gran inquietud era la conducción bajo la influencia del alcohol, pero cada vez toma más fuerza el uso de drogas. La Ley de Tránsito considera castigos desde presidio menor en su grado mínimo, una multa entre 2 a 10 UTM (132 mil hasta 660 mil pesos aproximadamente), hasta presidio mayor en grado mínimo y una multa de 8 a 20 UTM en el caso de causar lesiones graves, gravísimas o causa de muerte. También hay suspensión o cancelación de licencia.
Más del 90% de los accidentes ocurren por imprudencias o fallas humanas. Las principales causas siguen siendo la distracción en la conducción, la consecuente pérdida de control del vehículo, así como manejar en estado de ebriedad o bajo los efectos de las drogas. Más allá de lo que dicen las estadísticas, es obvio que desde el punto de vista humano cualquier tragedia es lamentable, porque muchas de ellas pueden evitarse si se toman medidas preventivas.
Cuando entró en vigencia la Ley de Tolerancia Cero, que endureció las penas a los conductores que fuesen sorprendidos manejando bajo la influencia del alcohol o ebrios, la policía advirtió que hubo una importante modificación de conducta, sobre todo por el temor a tener que someterse a la prueba del alcotest a la salida de los lugares de diversión. Pero con el tiempo se relajaron las responsabilidades.
Con el narcotest, al parecer, ocurre lo mismo cuando no se aplican estas medidas con insistencia en las calles y carreteras. El desafío es hacer entender a quienes están a cargo de un automóvil que la adopción de medidas preventivas y responsables es la única forma de bajar el alarmante número de accidentes de tránsito y las lamentables secuelas de muertes y heridos que dejan.