Desalojo de casa okupa
Quedan otras seis tomas de este tipo en el Barrio Puerto. Habrá que ver cómo actúa el Estado frente a ellas.
Después de meses de una denodada lucha, tiempo durante el cual es muy probable la desesperanza debe haber gobernado a los afectados, la propietaria de una vivienda en la calle Ñuble del Barrio Puerto, en Puerto Montt, pudo al fin recuperarla. Aprovechando la inacción que el Estado ha demostrado por años frente a las ocupaciones ilegales, un grupo de personas se apoderó del inmueble y la convirtió en una casa okupa, denominación que se ha dado para lo que finalmente no son más que tomas donde no hay respeto por la propiedad ni por la ley, y tampoco por la sana convivencia en el sector en que se encuentran.
La casa okupa se había convertido en un foco de inseguridad. De hecho, varios vecinos ya estaban evitando pasar por sus cercanías debido al mal vivir de quienes se habían apoderado de ella. Tuvo que intervenir la justicia para que finalmente se ordenara el desalojo, el que finalmente se concretó esta semana. Eso fue lo bueno para la propietaria. Lo bueno en un escenario complejo, pues la casa quedó en tan malas condiciones (los ocupantes incluso sacaron unas puertas) que tendrá que ser demolida, según relató con pesar.
El fenómeno de las casas okupa se ha ido expandiendo en el país a un nivel indeseable, aprovechándose de resquicios legales y de un alarmante irrespeto por la propiedad privada en esferas en las que aquel derecho debería ser irrenuciable. Sólo en el Barrio Puerto quedan, en voz de los dirigentes vecinales, otras seis casas okupa, todas las cuales representan una violación al derecho de la propiedad y un foco de inseguridades e incivilidades para la comunidad que vive en la zona.
Algo debe cambiar. No es posible que las casas okupa emerjan a vista y paciencia de todos y la autoridad no quiera o no pueda hacerse cargo de inmediato del problema. Si hay algo que ha valorado la ciudadanía en los últimos años, y así ha quedado claro en complejos procesos políticos, es el del respeto a la propiedad, expresada en este caso en la vivienda.
En la velocidad que tenga el Estado frente a las seis casas okupa restantes en el Barrio Puerto se reflejará cuánta preocupación hay por temas tan sensibles como la propiedad y la seguridad.