A partir de hoy será obligatorio el uso de mascarillas en los servicios de urgencia, tanto públicos como privados, como parte de las medidas tomadas por el Ministerio de Salud (Minsal) ante el incremento de virus respiratorios en el país. El decreto llega luego de que el martes pasado se declarara una Alerta Sanitaria por el aumento en los virus respiratorios estacionales. La medida forma parte del lanzamiento de la Campaña de Invierno, que incluye una serie de estrategias implementadas para el reforzamiento de la red asistencial. La alerta sanitaria estará vigente hasta el 31 de septiembre.

Desde el Minsal se detalló que las coordinaciones de la red asistencial incluyen la participación de amplios sectores técnicos ministeriales, aportes del Consejo de Expertos, experiencias recientes producto de las auditorías realizadas el año pasado, reforzamiento de las salas IRA (Infecciones Respiratorias Agudas) y ERA (Enfermedades Respiratorias del Adulto), además de orientaciones específicas para grupos vulnerables producto de los desastres naturales.

Los objetivos apuntan al fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica y servicios de apoyo, la prevención a través de la comunicación de riesgo, vacunación e inmunizaciones, el fortalecimiento de la respuesta de la atención primaria de salud y también de las respuestas a niveles secundario y terciario, además de la capacitación y generación de competencias. Un punto no menor es también la salud digital, destinada a mejorar la atención a través de esta vía.

Las razones de estas medidas fueron detalladas por la propia ministra de Salud, Ximena Aguilera, quien sostuvo que la alerta sanitaria responde al aumento de los virus respiratorios, especialmente el sincicial. La mascarilla, que fue tan común en los años posteriores al inicio de la pandemia, es un elemento que puede prevenir nuevos contagios no sólo en quienes la usan, sino también en quienes tienen síntomas y así evitan propagar una enfermedad.

Las autoridades han recordado a la población en general que mantenga su vacunación al día para así reducir el riesgo de enfermar gravemente, tanto para el covid como para la influenza, además de que los padres y madres de recién nacidos y lactantes hasta seis meses inmunicen a sus hijos con Nirsevimab, el medicamento contra el virus respiratorio sincicial.

Las mujeres de la tierra son sencillas, como las flores del cardo en mitad de las pampas; dulces y sencillas para escarbar la vida y poner a habitar en la panza de la tierra las míticas semillas. Con la misma sencillez se determinan para recoger las arvejas y trasplantar las cinerarias y las clavelinas. Son preclaras, como las tardes de un verano soleado que augura un mejor día para mañana. Fecundas son sus matrices para traer hijos al mundo, como fecundos los sueños que anidan en su corazón y su cabeza para el futuro de sus vástagos y los espacios que habitan.

Con las mismas manos que cultivan grosellas y frambuesas, quitan la maleza de la huerta o esquilan una oveja, ellas abrazan con ternura a quienes aman; amamantan, ponen paños fríos en la frente calenturienta, curan una herida o anudan la cinta para un regalo, hacen un delantal, zurcen la herida de una tela o tejen un chal o un chaleco para tapiar el frío y la miseria.

Las mujeres de la tierra -sean caldeadas por el sol del norte y sus agujas amarillas, sean ateridas por el hielo o anegadas por la lluvia del sur, sean aimara, huilliches o chinchorros, descendiente de europeos o asiáticos- son inmensas en su valía de hembras sempiternas. Son valientes para defender lo importante, yerguen el espinazo y elevan los ojos para denunciar las injusticias en el universo de las temporeras; hablan de los muchos lutos que permanecen en sus almas de seres sensibles, de cómo han sido abusadas y minimizadas por siglos y sus voces apagadas sin estruendo. Denuncian el uso indiscriminado de fertilizantes y otros gases que vuelven mortífero el aire; el hurto del agua, la contaminación de los cauces líquidos y las napas que traen sus cargas de agua desde el centro mismo de la tierra.

Ellas no fueron mucho a la escuela, porque siempre habrá otras urgencias, como la comida, por ejemplo; sin embargo, son sabias y hondas y han aprendido temprano las verdades fundamentales para andar la vida y sus rutas no siempre abiertas o predecibles.

En sus manos toscas, la greda, el mimbre, la totora, la lana, cualquier hebrejo generosamente cedido por la naturaleza, alcanza ribetes de artilugio, de cuenco, de manta o pájaro. Ellas replican el universo con belleza y modestia, como sólo pueden hacerlo quienes han alcanzado grados de maestría.

Mujeres, inmensas mujeres que con su quehacer incansable permiten un pan más generoso y noble. Mujeres que no frenan su esfuerzo por hacer más vivible la vida de los que aman y de la patria toda, que buscan un espacio donde levantar sus sueños y parar la bandera de la fraternidad y la justicia. Mujeres que guerrean con el huso, el hualato, las ollas, la masa, con la menguante, las arvejas y el cilantro. A todas ellas, el homenaje de una de ellas que voló más lejos, de puro rebelde nomás.

80 años | 1 de abril de 1944

Escuelas no tienen útiles para actividades

A la falta de locales y espacios que permitan aceptar a todos los niños en edad escolar, sobre todo en áreas suburbanas y rurales de la provincia, se suma la falta de materiales. No hay en la Inspección Escolar ni en los colegios, ni siquiera un pedazo de tiza, menos han llegado cuadernos y textos de enseñanza que el Estado está obligado a aportar para las actividades pedagógicas.

50 años | 1 de abril de 1974

Asumió comandante de patrullero "Lautaro"

A bordo del patrullero "Lautaro" se efectuó la entrega de la comandancia entre el capitán de corbeta Luis Mesías y el capitán de corbeta Alejandro Campos. La ceremonia se llevó a cabo en Talcahuano, donde cumple su período normal de reparaciones. El capitán Campos egresó de la Escuela Naval en 1957 y durante su carrera ha cumplido períodos en varias unidades de la Armada.

10 años | 1 de abril de 2014

Extranjero muere calcinado en un quincho

Un ciudadano suizo, que trabajaba como cocinero en la parcelación Paicaví, de Puerto Varas, murió en un incendio que dañó la totalidad del quincho donde pernoctaba. Bomberos encontraron el cadáver cuando removían los escombros, en esas instalaciones, ubicadas en La Laja, a dos kilómetros de la Ruta V-505. Se trataría de Michael Muhmenthaler, de 31 años, que llegó en 2013 al país.