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Descubren que la diabetes tipo 2 se relaciona con el aumento de los síntomas depresivos

MEDICINA. El estudio, que se enmarcó en el proyecto Predimed-Plus, analizó a 6.000 participantes para investigar la relación con la depresión.
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Agencias

Un equipo de investigadores comprobó la asociación que existe entre la diabetes tipo 2, el tipo más común de esta enfermedad, con el aumento y la gravedad de los síntomas depresivos, y han subrayó la importancia que tendrían los exámenes de detección de los síntomas depresivos para atender las dos dolencias.

Los científicos destacan la trascendencia que tendría un enfoque integrador y multidisciplinar en los pacientes con diabetes tipo 2, que tuviera en cuenta tanto el control metabólico como los síntomas depresivos en esta población, tras demostrar que la mejoría sintomática de uno influye directamente en el otro.

En la investigación participaron científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), el Hospital Universitario de Bellvitge, ambos en Barcelona (España), y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (Ciberobn), y las conclusiones del estudio se publicaron en Journal of Endocrinological Investigation.

El trabajo, que se enmarca en el proyecto Predimed-Plus, sugiere además un peor control metabólico a partir de niveles leves de la sintomatología depresiva a corto y medio plazo, influido por el índice de masa corporal y por los hábitos de vida relacionados con el cuidado de la diabetes.

La diabetes tipo 2 ocurre cuando el nivel de glucosa en la sangre es muy alto, debido a que el cuerpo no es capaz de generar la suficiente insulina para reducir esos niveles.

Los problemas afectivos y la diabetes tipo 2 son "altamente comórbidos" (dos enfermedades al mismo tiempo), con factores subyacentes compartidos y una influencia mutua en su curso clínico y tratamiento, incluida la adherencia a la dieta y la actividad física o el control de las complicaciones relacionadas con la diabetes, explicaron Isabel Baenas y Lucía Camacho-Barcia, que lideraron la investigación.

Esas circunstancias conlleva un aumento de la morbimortalidad (la tasa de muertes por enfermedad en una población y en un tiempo determinados) y una reducción de la calidad de vida de esos individuos, lo cual es especialmente importante para los adultos de mediana y avanzada edad, que constituyen un grupo de vulnerabilidad debido a la frecuente coexistencia de trastornos metabólicos y afectivos, señalaron las investigadoras.

Capacidad predictiva

El estudio analizó a más de 6.000 participantes para investigar la relación transversal entre la sintomatología depresiva y la presencia de diabetes tipo 2, además de explorar su asociación con el control metabólico a través de la "hemoglobina glicosilada", que mide la glucosa en sangre, y otras variables metabólicas.

Durante el trabajo se examinó la relación prospectiva entre los síntomas depresivos y los niveles de "hemoglobina glicosilada" en la sangre, tras un año de seguimiento.

"Evaluamos la capacidad predictiva de los síntomas depresivos basales sobre la hemoglobina glicosilada al año de seguimiento, y el posible papel mediador de diferentes características, como la duración de la diabetes, la actividad física, la adherencia a la dieta mediterránea y el índice de masa corporal", indicó Fernando Fernández-Aranda, del Hospital Universitario de Bellvitge.

Los resultados, señalan los científicos, ponen de manifiesto la necesidad de garantizar la detección temprana de los síntomas depresivos, así como un enfoque terapéutico integrador y multidisciplinar en los pacientes con diabetes tipo 2, que tenga en cuenta tanto el control metabólico como los síntomas en esta población, ya que la mejoría sintomática de uno influirá en el otro.

El pez payaso cuenta las franjas de otros peces para determinar su nivel de amenaza

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El pez payaso anémona, el famoso protagonista de "Buscando a Nemo", parece que es capaz de reconocer a otras especies similares según el número de franjas blancas verticales en su cuerpo y determinar así su nivel de amenaza.

Un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST), Japón, que publica Journal of Experimental Biology, sugiere que los peces payaso que forman sus colonias en la anémonas (Amphiprion ocellaris) pueden ser más conscientes de lo que se pensaba.

La capacidad de determinar la amenaza que representa otro pez en función del número de las franjas blancas en el lomo les permite defender su morada de los intrusos que podrían tratar de desalojarlos, mientras que prestan menos atención a los que no están interesados en su hábitat.

El pez payaso permite que muchas especies visiten su anémona, pero si un miembro de su propia especie que no forma parte de la colonia entra en ella, el ejemplar más grande, conocido como alfa, controlará agresivamente y ahuyentará al intruso.

El equipo realizó varios experimentos con una colonia de juveniles peces payaso que se mostraron más agresivos y durante más tiempo con aquellos que, como ellos, tienen tres franjas blancas verticales.

Los comportamientos agresivos fueron menores antes peces con una o dos rayas y menos aún frente a los que no tiene franjas, "lo que sugiere que son capaces de contar el número de barras para reconocer la especie del intruso", explicó la autora principal del estudio, Kina Hayashi, del OIST.

Los experimentos se realizaron con un grupo de peces payaso anémona de unos seis meses criados en el laboratorio para asegurarse de que nunca habían visto otras especies.

El equipo observó las reacciones de la colonia ante otros como el pez anémona de Clarke (A. clarkii); el pez payaso querubín (A. sandaracinos) y el payaso ensillado (A. polymnus),y ante su propia especie.

Los peces fueron colocados en cajas dentro de un tanque con una colonia de peces anémona payaso y observaron con qué frecuencia y durante cuánto tiempo miraban agresivamente y rodeaban la caja.

La mayor reacción fue contra los de sus propia especie (con tres franjas blancas), con los que se enfrentaron hasta en un 80% de las veces.

El resto de especies fueron mejor tratadas. El payaso querubín -sin franjas laterales- fue el que salió mejor parado, pues casi no sufrió ataques, mientras que el payaso de Clarke y el ensillado -con dos o una franja- fueron intimidados levemente.

El segundo experimento se realizó con discos de plástico pintados con franjas y el resultado fue similar. Los modelos de plástico con dos barras fueron atacados con algo menos de frecuencia, que los de tres, mientras que los que tenían una o ninguna franja recibieron la respuesta menos agresiva.

Estas pruebas llevaron a los investigadores a sugerir que los peces parecen contar el número de rayas blancas verticales para determinar su nivel de agresión hacia los visitantes.

Además, descubrieron que las colonias de estos peces payaso tienen una estricta jerarquía para determinar quién se encarga de atacar y espantar al intruso, en este caso el juvenil de mayor tamaño.