Más plazo para los ambulantes
El municipio de Puerto Montt extendió el permiso para ejercer en la zona céntrica, el cual expirará cuando ya haya otro alcalde.
Prácticamente no hay ciudad mediana o grande del país que carezca de comercio ambulante, en particular en sus zonas céntricas. Sea por los incentivos económicos que ofrece la actividad, por la ausencia de respuesta de parte de los municipios cuando aparece el primer caso, o incluso por la asombrosa incapacidad de los organismos estatales para enfrentar una venta ilegal que no tributa en ninguna de sus escalas, el comercio ambulante suele campear a sus anchas, más aún cuando surge alguna crisis económica o cuando se está saliendo de ella. Razones siempre hay, y respuestas, poco.
En medio de esa actividad queda el comercio establecido, aquel que paga impuestos, que genera empleo, que paga arriendo, servicios, que tiene que someterse a las regulaciones emanadas del Estado; y los peatones, que tienen que sortear los puestos callejeros y ver mermada su sensación de seguridad por la delincuencia a veces asociada.
En este escenario se inscribe la última decisión del Concejo Municipal de Puerto Montt, que esta semana, y a instancias de la alcaldía, votó por extender en un año más el permiso expedido a algunos ambulantes para que puedan vender sus productos en lo que se ha denominado "zona de exclusión" en el centro de la ciudad. De acuerdo a lo que explicó la casa edilicia, la medida beneficia a un grupo de "comerciantes históricos" que, por razones sociales y económicas, fueron autorizados para ejercer la actividad el año pasado y este 2023.
Además de las dudas que le pueda generar esto a los comerciantes establecidos, vale la pena recordar que hace cuatro años, cuando se discutía la asignación de recursos para la remodelación de la calle Antonio Varas, el Gobierno Regional de la época puso como condición al municipio la erradicación del comercio ambulante del sector. Hoy, la remodelación recién está despertando de un letargo de seis meses, y la actividad ambulante sigue operando a sus anchas.
Aunque se pueda alegar que el permiso favorece a un número reducido de personas, representa el fracaso de las numerosas propuestas que alguna vez lanzó el municipio para reubicar a los ambulantes y una señal para que el fenómeno siga creciendo. Y con un detalle: expira en un año más, cuando ya haya otro gobierno comunal en Puerto Montt. Curioso legado.