Varas: no da para celebrar
El anuncio que promete avanzar en lo que falta, da para que Puerto Montt y los locatarios respiren aliviados, no para festejar.
Seis meses después de que la remodelación de la calle Antonio Varas entrara a la parte más oscura de la odisea que ha significado uno de los proyectos más emblemáticas de Puerto Montt, finalmente esta semana pareciera estar asomándose otra vez la luz, una vez que el Consejo Regional (Core) aprobara la destinación de $534 millones adicionales para que una nueva empresa se haga cargo de lo que falta. Como se recordará, las faenas fueron abandonadas por la firma que se había adjudicado la primera licitación, Cosal, la que pasó por innumerables problemas de gestión propia y de responsabilidad de los mandantes, hasta que el complejo escenario económico nacional devino en su colapso.
Desde entonces, en junio, la calle se sumió en un estado tal que la incertidumbre se apoderó de los locatarios que llevan años sufriendo el escozor de una obra cuyo avance se fue postergando sucesivamente. Algunas tiendas soportaron, otras decidieron migrar y unas tuvieron que bajar la cortina por la brusca disminución de clientes en el sector. Todo aquello se aderezó con una creciente sensación de inseguridad y de incivilidades que ahuyentaron a las personas de lo que era el principal barrio comercial de Puerto Montt.
Afortunadamente, el municipio, la Seremi de Desarrollo Social y el Core lograron en estos días aplicarle velocidad a los trámites que se requerían para llamar a una nueva licitación por las obras que permanecen pendientes, que han sido estimadas en un 15% de lo que concretó Cosal en su momento. Hubo diligencia y sentido de urgencia, demostrando que los organismos del Estado sí pueden avanzar con celeridad cuando hay consenso en los fines y voluntad para los medios
Aun así, es imposible celebrar. El agujero negro en que se convirtió la calle Antonio Varas es el fiel reflejo de iniciativas que no son correctamente planificadas o supervisadas. En una situación normal, la calle habría estado hace rato boyante de actividad merced a su nuevo rostro; o bien sus locatarios, enfrentados a la incertidumbre del retraso, habrían recibido ciertas garantías excepcionales para pasar el mal rato.
Celebrar, imposible, pero sí respirar con alivio que al fin se ha tomado el toro por las astas.