En todo el mundo se conmemoró el martes el Día Internacional contra el Cambio Climático, instaurado por Naciones Unidas para formar conciencia acerca de los efectos que se están produciendo en el planeta. Un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, de marzo de 2023, puso una alerta que el aumento global de las temperaturas avanza rápidamente. Informes de diversos organismos han insistido en los efectos que ya comienzan a sentirse. Aumentos de temperatura inusuales y tormentas en zonas donde usualmente no las había, son algunos de los signos.

Una proyección en Estados Unidos estima que el nivel del mar habrá crecido dos metros para el año 2100. Las nuevas estimaciones, más pesimistas que otras, se basan en una mejor comprensión de cómo se ha comportado en el pasado la capa de hielo de la Antártida y en un análisis de cómo se verá afectada por el cambio climático en el futuro.

Estudios dan cuenta del deterioro que ha sufrido la Tierra en el último siglo. El aumento de gases de efecto invernadero y de las temperaturas es una bomba de tiempo que amenaza con el derretimiento de los casquetes polares y con ello, un enorme riesgo sobre países y zonas costeras densamente pobladas. El cambio climático también se ha hecho sentir con notoriedad en Chile. El Informe Anual 2020 de Medio Ambiente dio cuenta que el número total de olas de calor en el país aumentó fuertemente en las temporadas de noviembre a marzo de los años 2010-2011 y 2019-2020, al pasar de 9 a 62. A su vez, las lluvias disminuyeron en 14 estaciones de medición, entre 2015 y 2019, coincidiendo con los episodios de sequía que ha vivido Chile por más de una década. Ante esa realidad, el aumento de los océanos es una consecuencia obvia e inevitable que tendrá resultados y daños inimaginables para muchos países, en especial para las zonas costeras. Migraciones, pérdida de sectores agrícolas, de ciudades e instalaciones podrían observarse si el peor escenario llegara a concretarse.

El discurso medioambientalista ha calado hondo en la discusión mundial, por los efectos nocivos que la acción del hombre está ejerciendo sobre el planeta, que pueden llevarlo incluso a una situación extrema de poner en peligro la vida humana y de otras especies. A partir de esta preocupación, instituciones y gobiernos han intensificado sus planes para ofrecer una vigilancia permanente sobre el ambiente.

Su ancha silueta con cuatro motores es característica. Muchas veces hemos visto imágenes del Lockheed C-130 Hércules en distintos escenarios del mundo, incluso aterrizando en nuestro territorio antártico.

Es el principal avión de transporte estratégico en las fuerzas armadas de más de 50 países y ha desarrollado numerosas operaciones militares y de ayuda humanitaria. Este último punto es clave en el rol que esta aeronave ha desarrollado en Chile, la que recientemente cumplió medio siglo de vida operativa en nuestro país.

El 7 de octubre la tensión volvió a Oriente Medio con los ataques del grupo radical islamista Hamás, sobre territorio israelí. Allí varios compatriotas se vieron, sin buscarlo, inmersos en un complejo escenario de conflicto. El Gobierno dispuso el vuelo de dos aviones de la Fuerza Aérea de Chile, uno de ellos un Hércules, para traer de vuelta a esos chilenos que corrían peligro. Entre la tripulación del Hércules, un puertomontino, piloto de ese gigante propulsado por cuatro motores turbohélice, el capitán de bandada Matías Stange Paris.

Pero la labor solidaria de los Hércules ha sido una constante en un territorio que cada cierto tiempo sufre los embates de la naturaleza.

Para febrero de 2010, estos aviones fueron claves en el puente aéreo que permitió ir en ayuda de la zona afectada por el terremoto del 27F. En Concepción, el comandante de la Tercera Brigada Aérea, general Leopoldo Moya Navarro, dirigía meticulosamente las operaciones. Uno de los C-130 aterrizó en la losa de El Tepual para cargar la ayuda consistente en agua, leche y pañales que habían reunido los puertomontinos. A su llegada, el gigante alado fue recibido por el entonces intendente de Los Lagos, Sergio Galilea Ocón.

Más recientemente, en época de pandemia, los Hércules permitieron salvar la vida de cientos de chilenos, con evacuaciones aeromédicas que trasladaron a los enfermos críticos de covid-19 desde sus lugares de origen hasta el punto del país donde hubiese una cama hospitalaria de cuidados intensivos disponible. Esta labor fue clave en la optimización de los recursos clínicos durante la emergencia sanitaria.

Su labor de transporte de carga y personal es múltiple y estratégica. Como ha quedado demostrada durante los incendios forestales que en los últimos años han azotado el centro sur de Chile, cuando a bordo de los Hércules se han trasladado brigadistas y equipos para el control del fuego.

Estamos sin duda frente al gigante de corazón solidario de la Fuerza Aérea, máquinas que en sus 50 años surcando los cielos de Chile, combinan su capacidad y versatilidad con la gran vocación de servicio de las tripulaciones que las operan. Un equipo humano y técnico al servicio de nuestra patria.

80 años | 27 de octubre de 1943

Piden una escuela para niños de El Tepual

Vecinos del sector El Tepual denunciaron a este Diario la necesidad urgente de contar con una escuela, puesto que el único recinto disponible está en ruinas como consecuencia de un incendio. A ello se suma que la escuela de emergencia, construida entre vecinos y la municipalidad, no tiene un profesor para atender a los cerca de ochenta estudiantes hoy matriculados.

50 años | 27 de octubre de 1973

Barco sueco da el vamos al turismo marítimo

Miles de turistas norteamericanos y europeos llegarán a la provincia entre los meses de noviembre de 1973 y marzo de 1974. Se trata del tradicional turismo que llevan adelante las agencias marítimas, en el que la mayoría de los pasajeros tiene como puerto de origen Nueva York. El próximo 6 de noviembre la nave sueca Kungsholm arribará a Puerto Montt con 450 turistas.

10 años | 27 de octubre de 2013

Con éxito se desarrolla feria del trueque

Un éxito total tuvo la primera versión de la feria del trueque, que se desarrolló en el Parque Mirasol (frente a la feria de la población Padre Hurtado, en la avenida Vicuña Mackenna). Esta antigua manera de adquirir cosas se transformó en un escenario de encuentro, participación, solidaridad y diversión. Vecinos, niños y residentes de otros sectores estaban felices.