Aumento de la delincuencia
El país está viviendo una escalada delictiva que se refleja en cada estudio de opinión que se hace sobre las prioridades ciudadanas.
Se han hecho frecuentes en el país las balaceras y otros hechos delictivos, como robos, portonazos y asesinatos por ajustes de cuentas, en los cuales los atacantes actúan armados, dejando en su actuar a víctimas fatales y heridos. La delincuencia se potencia por la gran cantidad de armas que están en manos de antisociales y, sobre todo, de bandas de narcotraficantes. Se entiende la preocupación que existe entre los habitantes, por la extremada violencia en las poblaciones. Muchas veces tiene que ver con el consumo y tráfico de drogas.
La encuesta "Chile nos habla", realizada por la Universidad San Sebastián, reveló que la percepción de seguridad futura no es positiva: el 70,2% cree que la delincuencia aumentará a nivel nacional; 69% a nivel regional; 65,8% a nivel comunal y 60,7% a nivel de barrio. De acuerdo con los autores del estudio, se ha reafirmado la sensación de que Chile hoy es un país que tiene miedo, que siente que la delincuencia se ha tomado la vida cotidiana y que ve con temor el futuro si no se toman medidas de mayor fuerza e impacto.
La comunidad tiene conciencia del esfuerzo que realizan las policías, pero también es legítimo que la gente se exprese para requerir la ayuda cuando ven que los delitos comienzan a mostrar un aumento desmedido, sobre todo en niveles de violencia. Sus quejas deben ser tomadas en cuenta, porque la prevención es relevante para atacar el problema.
Si se hace un seguimiento de las informaciones sobre delitos graves que se publican en los medios de comunicación, se llega a la conclusión de que muchos de estos son cometidos por reincidentes y sujetos que habían pasado por los tribunales, pero fueron dejados en libertad. Por una parte, se aprecia una mayor violencia en los delitos, y por otra, la participación de menores de edad, que saben que resultarán inimputables o tendrán bajas penas, amparados en leyes que los protegen.
Los temores de la gente ante la espiral de delincuencia son justificados. Hay hechos violentos y con más sensación de impunidad. Y eso lo perciben las familias detrás de los cercos electrificados y de las protecciones de fierro de sus casas. Los chilenos han decidido cuidarse de la delincuencia, encerrados en sus casas, porque nadie les puede asegurar su vida y las de sus familiares frente a delitos que se cometen cada vez con mayores niveles de violencia.