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Suiza desarrolla El gas sintético, una opción para descarbonizar la economía

PROYECTO. Plan involucra construir cuatro cavernas en los Alpes para almacenamiento.
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Agencias

La producción de gas sintético sostenible, capaz de generar energía similar a la del gas natural e igualmente fácil de almacenar y transportar, es una de las opciones más viables para descarbonizar la economía y puede convertirse en una realidad a escala industrial gracias a un proyecto que se desarrolla en Suiza.

La espectacular innovación gira en torno a un reactor de producción de moléculas de metano o gas natural y a un sistema de captura y filtrado de C02 que han empezado a funcionar en los proyectos paralelos GreenGas y Lab Innovación en la ciudad suiza de Aigle.

El reactor -cuya modesta talla lo hace ideal para su instalación y puesta en funcionamiento dentro de pequeñas infraestructuras- es el primero en el mundo que ha logrado una tasa de conversión de más de 99% de dióxido de carbono, es decir prácticamente no genera ningún desecho.

Este gas es captado en una membrana dispuesta en varias capas y que puede absorber en un metro cuadrado hasta una tonelada de CO2, lo que supone un ahorro en costos de almacenamiento.

La absorción del CO2 -el principal gas causante del calentamiento global - se consigue a través de los nanoporos de la membrana cuyo tamaño es similar al de un átomo.

Cero emisiones

La electricidad para el funcionamiento del reactor es producida con la energía captada mediante paneles fotovoltaicos con lo que la producción del gas sintético se consigue en un circuito de cero emisiones. Esa energía es enseguida transformada a través de un electrolizador en hidrógeno, el cual combinado con el CO2 dentro del reactor dan origen al gas sintético.

La guerra en Ucrania y la interrupción del suministro de gas ruso crearon una presión sobre el mercado energético europeo y se ha hecho urgente encontrar la forma de almacenar la energía verde producida en el verano para utilizarla en el invierno, cuando la demanda aumenta, dice el director del proyecto GreenGas, Gilles Verdan.

Desarrollo del proyecto

La ciencia del proyecto Greengas fue concebida en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, uno de los centros de investigación más reputados de Suiza, y la compañía paraestatal Gaznat, responsable del suministro de gas en la región franco-hablante de Suiza (25% de la población), le ofreció la ingeniería e instalaciones para demostrar su viabilidad a escala industrial.

"Hay cien millones de personas en Europa que no pueden pagar sus facturas de electricidad, lo que muestra la necesidad de trabajar para reducir el precio en los mercados de energía renovable", comenta el consejero delegado de Gaznat, René Bautz.

El costo del gas sintético es ahora cuatro veces superior al del gas natural, pero todo es una cuestión de escala de producción: cuanto más se desarrollen las instalaciones y mayor sea la cantidad producida el precio final disminuirá. "Estamos ante una innovación que nos ayudará a descarbonizar todo el sistema de gas", indica Bautz.

El ejecutivo explica que el gas sintético tiene "las mismas características que el gas natural (combustible fósil), en términos de compresión, almacenamiento y aventaja al hidrógeno porque este tiene menos poder calorífico y es más difícil de comprimir y guardar".

Además, el gas sintético puede ser inyectado y transportado por los gasoductos convencionales sin que éstos requieran mayor alteración.

"Podemos dar el ejemplo de dos automóviles, uno que funciona a gas y el otro con hidrógeno. Para tener la misma autonomía hay que comprimir mucho más hidrógeno que gas y para ello se necesita más energía", detalla.

Gaznat, una empresa valorada en más de 2.000 millones de euros, tiene los derechos de patente de estas tecnologías, en las que ha invertido cinco millones de euros y para las que recibió un millón adicional en subvenciones del Gobierno suizo.

En la línea de reducir la dependencia energética de fuentes exteriores y asegurar el aprovisionamiento, Gaznat ha iniciado discusiones con las autoridades suizas para la construcción en los Alpes de sitios de almacenamiento de gas. El plan, que costaría unos 400 millones de euros, consiste en construir cuatro cavernas de roca de granito de 100 metros de alto por 50 de diámetro en el corazón de una montaña alpina.

Un calentamiento de más de 2 grados haría inhabitables zonas donde vive la mitad población

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Un estudio científico sobre el impacto del aumento de la temperatura global en la salud de las personas advierte de la seria necesidad de reducir emisiones para no rebasar un incremento de 2 grados, que tornaría inhabitables regiones del planeta donde viven más de 4.000 millones de personas.

La investigación, llevada a cabo por diferentes departamentos de la Universidad de Pensilvania, y publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, trabajó con escenarios de aumento de la temperatura global de entre 1,5 y 4 grados para identificar en qué zonas del planeta se darían niveles de calor y humedad por encima de los umbrales de tolerancia humana.

Los científicos realizaron 462 experimentos distintos para documentar los niveles combinados de calor, humedad y esfuerzo físico que pueden resistir las personas sin perder el control de la temperatura central de su cuerpo.

En base a ellos, han situado en 31 grados, con una humedad del 100%, el límite de tolerancia climática para una persona joven y sana; un umbral que iría variando cuanto menos cumpla la persona esos dos condicionantes.

"El ser humano suda y bombea más sangre a la piel para poder mantener su temperatura corporal estable cuando tiene calor. Pero a ciertos niveles de humedad y calor, el cuerpo es incapaz de realizar esos ajustes y la temperatura central del cuerpo empieza a subir. Si la persona no encuentra una forma de refrescarse rápido en ese momento podría sufrir un golpe de calor y hasta un infarto", explica Harry Kenney, profesor de Fisiología en la Universidad de Pensilvania y coautor del estudio.

Ya ha ocurrido

Hasta ahora, ese límite solo se ha superado durante unas horas en algunos lugares del Sudeste asiático y Oriente medio, y se ha traducido en infartos, insolaciones y otras dolencias significativas asociadas a esas condiciones climáticas.

Pues bien, los resultados del estudio indican que si las temperaturas globales aumentan 2 grados por encima de los niveles preindustriales, los 2.200 millones de habitantes de Pakistán y el valle del río Indo en la India; los 1.000 millones de personas que viven en el este de China y los 800 millones de habitantes del África subsahariana experimentarán anualmente muchas horas de calor de alta humedad que superarían la tolerancia humana.

Se trata de regiones en países de renta media-baja, donde la inmensa mayoría de las personas afectadas no tendrían acceso ni a aire acondicionado ni a ninguna otra forma eficaz de mitigar los efectos adversos del calor húmedo para la salud.

En chile, con 3 grados

Por su parte, en un escenario de incremento global de 3 grados, prácticamente toda América del Sur, y la costa este y el centro de EE.UU. alcanzarían niveles de calor y humedad que superarían los umbrales seguros para las personas un número significativo de días al año.

Los datos para este estudio tuvieron en cuenta la temperatura central del cuerpo, pero los investigadores indican que, durante las olas de calor, las personas también experimentan problemas de salud por otras causas y advierten que el modelo usado sirve para predecir tendencias, pero no hablan de sucesos concretos.