Incremento de los fraudes bancarios
Los reportes financieros indican que cada vez hay más personas que reportan haber sido víctimas de estos delitos.
Los avisos de fraudes bancarios subieron 122% en el primer semestre de 2023, mientras que los montos defraudados crecieron 36% respecto del año anterior, según la Asociación del Retail Financiero. Cada vez más personas denuncian haber sido víctimas de fraudes bancarios. En el primer semestre, 265.162 transacciones fueron desconocidas por los titulares de las cuentas de entidades financieras, y en la primera mitad de 2022, fueron 119.216.
Las mayores alzas de fraudes bancarios se observaron en las tarjetas de débito y en los cajeros automáticos. Los avisos de desconocimiento de transacciones se enmarcan en la Ley 21.234, conocida como Ley de Fraudes, que limita la responsabilidad del usuario de medios de pago y transacciones electrónicas ante el caso de extravío, hurto, robo o fraude. En la práctica, significa que si el usuario reporta que sufrió un fraude por un monto menor a 35 Unidades de Fomento (1,2 millones de pesos), la entidad financiera debe restituir los fondos en cinco días hábiles. En el caso de sumas mayores a 35 UF, la institución tiene siete días hábiles más para reponer el monto defraudado.
Las máquinas dispensadoras de efectivo suelen estar en lugares con un cierto grado de vigilancia, ya sea con una persona encargada de observar y proteger a aquellos que retiren sus fondos, o por medio de una cámara de seguridad. Sin embargo, siempre los usuarios están expuestos a sufrir el robo de sus claves, tarjetas o del dinero que retiran.
Una mención aparte merece el robo de cajeros automáticos, que es un delito frecuente porque reporta millonarios botines a los ladrones que, de ser sorprendidos, son procesados con una baja penalidad. Previo al violento atraco a un cajero, a alguna persona se le asaltó y se le robó su vehículo, que se usó para atacar el dispensador, y ocasionalmente se emplea otro auto para cargar las bandejas con billetes e iniciar la huida. No es tan sencillo como pensar que en estas situaciones operan los seguros, porque hay que considerar que los robos son cada vez más violentos y osados, incluso captados por cámaras de vigilancia, y no pocas veces en presencia de público. Así, queda la sensación en la ciudadanía de que opera un principio de impunidad frente al que nada se puede hacer. Las bandas no sólo están dedicadas a la sustracción de cajeros, sino que muchas veces también usan los botines para financiar operaciones de narcotráfico.