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truir un texto que les haga sentido a los chilenos el 17 de diciembre.

-¿Se está pudiendo conversar hoy día? Queda la sensación de que están en posiciones muy encontradas en este minuto en el Consejo.

-Diferencias siempre hay, y eso es natural cuando hay sectores que tienen ideas tan distintas. Cuando hay sectores que en algún minuto promovieron, defendieron el proyecto del proceso de la Convención anterior, por supuesto que van a tener una tremenda distancia con sectores que no fueron parte de ese proyecto y, por el contrario, fueron ampliamente por el rechazo. Por supuesto que hay distancias entre ambos sectores y me parece que lo relevante es que esos sectores puedan sentarse a conversar y que haya caminos comunes que nos lleven a un buen texto para Chile. Se han hecho todos los esfuerzos para poder lograr eso. Creo además que existen más acuerdos de lo que aparentan y a lo mejor menos de lo que nos gustaría, pero no ha sido por falta de voluntad de una mayoría de no querer los acuerdos, sino que muchas veces uno se encuentra con muros que lo impiden o lo dificultan.

-Bueno, el partido suyo no quería un nuevo proceso constituyente. ¿Qué sería exitoso para ustedes como partido? ¿Sacar adelante el proyecto o que fuera lo más cercano posible a sus convicciones?

-Nosotros hemos mostrado en los 22 consejeros del Partido Republicano un trabajo comprometido por hacer un buen texto para Chile, haciendo todas las mejoras que sean necesarias, todas las correcciones que sean necesarias, y no vamos a dejar de hacer ese trabajo. Estamos comprometidos con el trabajo por el que la ciudadanía nos escogió.

-¿Sería un fracaso no sacar adelante el proyecto?

-Es decisión de la ciudadanía. Creo que ninguna manifestación democrática de la ciudadanía es un fracaso. Yo sí espero que podamos cerrar pronto este capítulo constitucional para poder recuperar las sendas de progreso que los chilenos necesitan. Los chilenos necesitan seguridad, necesitan estabilidad sus trabajos, necesitan saber que los van a atender en el hospital de manera oportuna, necesitan contar con sus fondos de pensión y saber que ahora pueden tener una pensión al final de sus años de trabajo. Esas son las certezas que los chilenos necesitan y yo espero poder entregárselas lo más pronto posible.

-Presidenta, usted hizo un punto directo al Gobierno acusándolo de desinformar. ¿A qué apuntaba concretamente?

-El Gobierno tiene un rol tremendamente importante que es disponer de todos los medios para informar a la ciudadanía de lo que ocurre en el proceso, poner a disposición cuando correspondan los textos, ocupar sus espacios para que la gente pueda informarse de la manera más objetiva posible del texto que será sometido a votación el 17 de diciembre.

-¿Y no lo ha hecho? ¿Lo ha hecho mal?

-No, yo no voy a entrar a juzgar lo que ha hecho o no ha hecho el Gobierno. Mi llamado, y creo que el Presidente Boric también lo señaló el otro día, es que ellos estaban disponibles para informar y es lo que espero que el Gobierno realice.

-En algún momento se habló de caricaturizar lo que se está aprobando. ¿Tiene que ver con esto?

-Creo que hay ministros que en algunas temáticas han caído, efectivamente, en tratar de caricaturizar o ridiculizar algunas discusiones o algunos argumentos, y creo que no cabía ha lugar. Espero que la retórica hacia adelante sea que ponga a disposición de la ciudadanía la información objetiva del proceso.

¿Qué le parece esta etiqueta que se le puso al proyecto de que es una "Kastitución"?

-Insisto, es un proyecto que se construye en base al anteproyecto que nos entregan los expertos, al que se le han hecho cambios, pero cambios que han sido consensuados en algunos casos con la izquierda, cambios que han sido consensuados con ChileVamos. El Partido Republicano no tiene, por sí solo, la capacidad de aprobar ninguna norma, por tanto, me parece que es negar la realidad creer que la Constitución representará solo un sector cuando necesariamente hay que construir acuerdos entre distintos sectores.

-Claro, no tiene la capacidad los votos para aprobar, pero sí para rechazar.

-Pero para aprobar necesitamos construir acuerdos, y esos acuerdos implican que puedan representarse y reflejarse distintos sectores y sensibilidades, lo que implica que no puede ser una Constitución de alguien en exclusiva, sino que es de muchos.

-La aparición de Evelyn Matthei puede ser una presidencialización del proceso también. Ahora se está hablando de José Antonio Kast. ¿Enturbia esto el trabajo que ustedes tienen que hacer?

-Espero que todos seamos conscientes de qué es lo que votamos el 17 de diciembre. Ese día se va a someter a votación una propuesta de texto constitucional y los votos deberían estar puestos en ese texto. Candidatos siempre hay, pero no debería estar el foco puestos en candidatos, sino en cuál es ese texto que votamos el 17 de diciembre, y a quienes les guste salgan a defenderlo y a promoverlo; y a quienes no les guste, muy honestamente, también puedan plantear sus puntos del porqué no les gusta. Creo que son posturas todas tremendamente válidas.

-Igual para el partido suyo es una buena prueba de fuego esta, ¿no? De gobernabilidad, de manejo del diálogo, del llegar a acuerdos, de conseguir que funcione el consejo.

-Creo que, y lo digo muy honestamente, mi trabajo siempre ha estado enfocado en cómo hacemos mejor este trabajo en función de los ciudadanos que nos votaron, más que cuánto iba a hablar por un partido o por el otro. Eso es lo que tiene que hacer cualquier persona que esté involucrada en el servicio público y quiera ser responsable. Tiene que estar al servicio de los demás y no para posicionar A, B o C tendencias. Sí, creo que este es un trabajo en conjunto, un esfuerzo mío, del vicepresidente Valle, de los 22 consejeros republicanos y de los 50 consejeros, por tener un proceso que esté funcionando bien, que sea responsable, moderado, sensato, pero eso es trabajo de todos. Creo que no es logro de ningún sector en particular.

-¿Qué pueden esperar las regiones de lo que se está discutiendo y de cómo va a llegar finalmente el proyecto a establecerse?

-Lo que pueden esperar las regiones es que ha sido un texto que en cada parte que se ha ido pensando, se ha ido pensando que tenga aplicación y vaya pudiendo quizás empatizar con todos los chilenos. Siempre digo que el proceso anterior pensó mucho en un texto mirado desde la ciudad y este es un texto que es capaz de hacerse cargo de las distintas realidades, de la realidad urbana, por supuesto, pero también de las distintas realidades rurales que hay a lo largo de Chile. Porque, además, la ruralidad de Los Lagos, que es de donde yo soy, es muy distinta a la ruralidad, no sé, de Ovalle o de Antofagasta. Incluso las zonas urbanas de Antofagasta son muy distintas a las de Santiago o Valdivia. Es un texto que trata de incorporar y hacer sentir parte a todo Chile, y esto acompañado de equidad territorial, de principios que hemos estado trabajando, de que las decisiones se vayan tomando lo más cerca de las personas.

"Hay ministros que en algunas temáticas han caído, efectivamente, en tratar de caricaturizar o ridiculizar algunas discusiones o argumentos, y creo que no cabía ha lugar. Espero que la retórica hacia adelante sea que ponga a disposición de la ciudadanía la información objetiva del proceso".

Columna

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¿Hacia dónde va el proceso constituyente?

Es propio de los actores políticos orientar sus decisiones en función de la próxima elección. Aunque no es imposible que ocurra lo contrario, lo lógico es que todo actor político tome una decisión importante pensando en el rendimiento electoral que le traerá, decidiéndose por la alternativa que maximice el caudal de votos o que, al menos, conlleve los menores costos electorales. La disyuntiva que como un fantasma parece rondar en el ambiente político nacional es qué hacer con el proceso constitucional, que está a pocas semanas de concluir. Ante los resultados de diversas encuestas que muestran a la mayoría de la ciudadanía inclinada por la opción en contra al texto que propongan los consejeros en poco más de un mes, la pregunta es si vale la pena hacer campaña por la opción "a favor".

Hay dos escenarios posibles. El primero es que, para todos los actores, tanto los involucrados en el origen de este proceso -quienes por convicción o por resignación suscribieron el acuerdo del 12 de diciembre pasado- como para quienes se opusieron a él -el Partido Republicano, que paradójicamente fue puesto por la soberanía popular a la cabeza del Consejo Constitucional-, lo más razonable sería que no haya una propuesta a ser plebiscitada en diciembre próximo. Es decir, que el Consejo Constitucional no llegue a acuerdo y no se presente un texto en noviembre. Si el rechazo de la ciudadanía a la propuesta constitucional (antes incluso de que exista tal propuesta) no cede en las encuestas, ¿qué sentido tendría hacer campaña por la opción "a favor"?

Para el oficialismo, el incentivo para dar por fracasado el proceso es muy alto. Están en minoría en el Consejo, y a pesar de que con sus votos se han aprobado gran parte de las normas (un estudio del CEP mostró que el 42% de lo votado en el pleno del Consejo Constitucional ha sido por unanimidad), optó por una estrategia que combina el asombro, la indignación y la denuncia, perdiendo así la capacidad de persuadir a los consejeros de Chile Vamos. Además, a estas alturas puede ser más tentador empujar a la derecha y centroderecha a una derrota electoral. En efecto, para estos últimos, liderar una difícil e incierta campaña a favor de un texto constitucional redactado a la medida de sus idearios para finalmente perder el plebiscito de diciembre redundaría en un fracaso difícil de soslayar. Por tanto, el mejor escenario es también, para la derecha, que no haya plebiscito. La clave para viabilizar este escenario la tiene la Comisión de Expertos, quienes deberán revisar y hacer observaciones a lo aprobado por el Consejo. Si los comisionados desdibujan lo aprobado, los consejeros de oposición podrían tener motivos para rechazar. En todo caso, no parece haber disposición entre los comisionados para proponer cambios importantes al texto que emane del Consejo. Por tanto, es más probable que contemos con una propuesta constitucional a ser plebiscitada. Esta sería una buena noticia para la salud de la democracia.

El segundo escenario es uno en que la derecha y centroderecha se la juegan con fuerza para ganar el plebiscito de diciembre próximo con un texto que refleja sus ideas. Para hacer plausible el éxito de la campaña, el texto propuesto debe contener elementos con alto rendimiento electoral y desplegar una campaña muy adversarial. Hay buenas razones para creer que esta es la estrategia que ya está desplegando el Partido Republicano. A su negativa por no dejar caer el fin del pago de contribuciones o la inexpropiabilidad de los fondos de pensiones se suma la reciente declaración de José Antonio Kast: "si el PC y el FA están en contra, vamos por buen camino". En este segundo escenario, la estrategia de campaña de la derecha y centroderecha sería vincular la opción a favor como un rechazo al gobierno y a aquello que representa. Es probable entonces que la confrontación política se incremente, acentuándose la ya alta polarización de nuestras elites. Este segundo escenario viabiliza una opción política, pero daña la convivencia política general del país.

No se trata de escenarios alentadores. Aún existen caminos intermedios. Esta semana se ha visto una mayor presencia de los partidos políticos y de sus líderes, con exigencias para "enmendar el rumbo" y alcanzar acuerdos "desde el PC hasta Republicanos". No es claro si estos llamados se concretarán finalmente, pero urge intentarlo. De lo contrario, podemos terminar con un proceso de cambio constitucional que culmina súbitamente o con una campaña extremadamente polarizada.