Declaratoria de zona turística
Frente al logro de Angelmó, Tenglo y Anahuac, debe advertirse que a veces una mera declaración termina sólo en eso.
Tuvieron que pasar 44 años para que la Caleta Angelmó y la Isla Tenglo de Puerto Montt vieran finalmente actualizada la declaratoria de Zona de Interés Turístico (Zoit), con la novedad de que ahora se incorpora a la Caleta Anahuac y en el contexto de los múltiples cambios que ha experimentado esa zona costera de la ciudad desde 1979 a la fecha. Tal como ha ocurrido en el resto de la capital regional, en estas poco más de cuatro décadas aquellos tres sectores han sido también escenario de una profunda transformación, como parte de una urbe que de la mano de la acuicultura, turismo y conectividad marítima se ha perfilado como un pujante polo de desarrollo económico en la zona sur austral del país.
La modificación que beneficia a Angelmó y Tenglo, añadiendo ahora a Anahuac, se consiguió el lunes pasado, mediante la aprobación del Consejo de Ministros del Turismo. La nueva declaratoria viene a reemplazar un ajuste poco práctico que se realizó en 2016, tras la entrada en vigencia de la primera Zoit en 1979. Durará cuatro años y, de acuerdo a lo que han explicado los personeros ligados al turismo, permitirá gestionar recursos que vayan en pos del mejoramiento de esos sectores del borde costero, atendido su potencial turístico y en el marco de los parámetros de infraestructura, desarrollo de productos y experiencia, promoción, sustentabilidad y capital humano.
Es un avance esta declaratoria turística. No obstante, es imposible obviar que por distintos carriles, Angelmó y Tenglo han ido acumulando problemas, algunos de ellos significativos, que eventualmente conspirarán en contra de los objetivos de la Zoit si es que no se gestionan adecuada y oportunamente. En Angelmó, por ejemplo, el barrio no es el mismo de antes. Prácticas abusivas en el cobro de los restaurantes (una de las cuales tuvo alcance nacional mediante las redes sociales) han impactado en el deterioro de la marca, al tiempo que el municipio ha abandonado, tal vez por otras prioridades o por los recursos que se requieren, la remodelación anunciada hace años. Al frente, en tanto, la Isla Tenglo se ha convertido en el perfecto ejemplo de lo que pasa cuando una declaratoria se queda sólo en eso: hace años se le asignó la condición de zona urbana y así ha permanecido, a la espera de acciones concretas que vayan en línea de lo que ello demanda.