Alto precio de los medicamentos
En un país con un segmento creciente de población de adultos mayores, el acceso a los fármacos es relevante.
El aumento en la esperanza de vida ha traído como consecuencia un mayor gasto en las atenciones médicas para hacer frente a enfermedades crónicas, y el consumo constante de fármacos. Hace unos días, desde el Colegio de Químico Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile se señaló que tal vez se ha otorgado mucho tiempo y espacio en los medios de comunicación al precio de las papas, pese a que existen urgencias y variaciones de precios de productos más sensibles, como los medicamentos. Pese a ser una preocupación constante para las familias, aún no se regula su precio, lo que estaba en discusión en el proyecto de la Ley de Fármacos 2.
Chile envejece y no parece estar muy preparado para enfrentar en buena forma una realidad tan compleja. En muchos casos, llegar a la vejez no es sinónimo de años dorados. La falta de inclusión, las bajas pensiones, el olvido social y hasta familiar, como también las enfermedades asociadas a los años, se transforman en una serie de problemas con los que deben lidiar las personas de avanzada edad.
La esperanza de vida ha aumentado, haciendo que Chile se convierta en el segundo país más longevo de Sudamérica. Sin embargo, esta realidad no es asumida por la sociedad y el Estado en términos prácticos y especialmente útiles para los mayores. Por ejemplo, parte importante de la morosidad se concentra en el segmento de adultos mayores. Y sus gastos se orientan en gran medida a la salud, no sólo en consultas, sino que también en compra de medicamentos, tratamientos y hospitalizaciones.
Un estudio de IMS Health reveló que los medicamentos originales comercializados en Chile son los más caros de Latinoamérica, con un valor promedio de 28,5 dólares el envase, lo que supera un 38% a la media del precio venta del resto del continente. No obstante, estos precios se suavizan con los de fármacos genéricos, cuyos índices promedian 17 dólares por envase. Hace años que se trata de encontrar explicaciones en el país acerca de las razones de que los fármacos sean tan caros y los diversos sectores se culpan mutuamente. Según los laboratorios, son las farmacias las que suben los precios, mientras éstas culpan a los distribuidores. Lo cierto es que falta transparencia en la cadena del mercado. Son finalmente las familias las que deben pagar estos altos costos, que afectan sobre todo a los adultos mayores.