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Marcelo Soto, presidente del sindicato regional Estrella del Sur y también de la Federación de Pescadores Artesanales de Calbuco, dice que "la situación en el presente es bastante caótica por el factor climático, problemas de materia prima en la carnada que está carísima, y porque la merluza ha mantenido el precio por cerca de 20 años; entonces, cada vez que nuestros pescadores se hacen a la mar y son atacados por los lobos marinos, se produce una pérdida tremenda: no sólo en la biomasa, sino en el arte de pesca y en el corazón de los pescadores que es el sustento; por lo tanto, hoy a nuestros pescadores les cuesta terriblemente mucho más que hace 10 años, llegar a fin de mes con lo poco y nada que están trayendo".
García agrega dos factores fundamentales: "Hoy hay mucha especie nativa de la que hace años el lobo se podía alimentar cazando: robalo, sardina o pejerrey, pero ya no están en el borde costero, entonces el lobo no tiene dónde más (comer). Hoy las balsas jaulas salmoneras han experimentado un cambio y el lobo ya no penetra como lo hacía antes, que vulneraba las redes, estaban acostumbrados a eso y ahora quedó sin comer ahí. En Angelmó hemos encontrado lobos andando en la calle buscando alimentos, la gente cree que es un atractivo, pero para nosotros no, porque tiene hambre y anda buscando alimento".
Mucho ruido, pocas nueces
Una de los temáticas que más complica a los hombres de mar es que pese a que durante años se han planteado mesas de trabajo y posibles soluciones, hasta ahora nada da resultado.
Uno de los intentos más recordados se pensó a fines de 2018, con una inversión de $140 millones por parte del Fondo de Administración Pesquero (FAP). ¿Qué se buscaba? que especialistas probaran la eficiencia de dispositivos sonoros para ahuyentar a los lobos marinos, sin causarles daño. De hecho, Calbuco fue parte de las pruebas.
Medida que se complementaba con más propuestas, como un concurso de ideas en el que participan pescadores de todo el país, un manual de buenas prácticas dirigido al sector artesanal y el testeo de viradores (mecanismos para levantar los espineles).
"Si bien es cierto han tenido intenciones con algunos mecanismo, al final del día han sido obsoletos, porque la interacción cada vez se agrava más y hoy nuestros pescadores no están llegando a fin de mes (...) Lo único que han tenido los gobiernos son buenas intenciones, pero en la práctica no se han visto resultados verdaderos. Y hay una molestia por parte nuestra porque sigue habiendo estudios, estudios y más estudios y donde se va mucha plata, pero no podemos seguir sólo con eso, hay que llevar las cosas a hechos y hay que invertir en esos pescadores", comenta Marcelo Soto, quien también es presidente de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Confepach).
García complementa con que "hemos probado diferentes elementos disuasivos, sonoros, de espanto, pero no se ha logrado mucho, porque el lobo es muy inteligente y se acostumbra rápidamente (...) La tecnología podría ayudar, quizás no se ha buscado con detenimiento que en alguna parte del mundo haya algo que pueda minimizar los efectos. Pero hay que crear una comisión que se dedique a este tema y que investigue como minimizar la interacción. Se ha hablado de esterilizar, pero los valores son tan altos que es imposible que el Estado se haga cargo. Se ha hablado de trasladar al lobo y sacarlo del mar interior, uno se pone creativo, pero hay tantas cosas que se hablan… hay que conversar. Pero uno le dice esto a la autoridad, pero se encogen de hombros, como que no tienen la respuesta, o no se atreven porque creen que queremos matar los lobos, pero no es así".
Sobre esta temática, Jorge Guerra, de la Unidad de Biodiversidad y Gestión Ecosistémica de la Subpesca, asegura que "las interacciones entre lobos y pescadores son de muy larga data y se mantendrán mientras haya lobos y pescadores accediendo a los mismos recursos comunes. De hecho, los primeros registros de interacciones se remontan al siglo XVIII".
En una mirada de presente y futuro, y a propósito de las acciones que se han intentado desarrollar, explica que "el aumento de las interacciones entre lobos marinos y la pesca artesanal debe ser abordada a través de medidas que consideren diferentes acciones, como la implementación de buenas prácticas a bordo de las embarcaciones y en las caletas, el manejo de residuos, la innovación en tecnología pesquera complementado con estudios científicos de las interacciones, del comportamiento y la alimentación del lobo marino común que contribuya a mitigar las interacciones".
"Una de las soluciones que plantea Sernapesca es no darle las vísceras a los lobos, sino traerlas a la caleta, pero en la caleta no hay una solución. Entonces hablan de aspectos teóricos, pero sin la infraestructura necesaria para afinarlos, entonces, ¿cómo vamos a avanzar así?", reflexiona al respecto Soto.
Dispuestos a escuchar
La necesidad de discutir la problemática ha tenido nuevos capítulos en los últimos días, especialmente con el diputado Mauro González (RN), con quien se trató el tema en la festividad de San Pedro y esta semana en reunión de los merluceros con el senador Fidel Espinoza (PS).
Este último asegura que "es una problemática que no tiene solución desde el punto de vista tecnológico. Se han utilizado diferentes mecanismos tecnológicos para poder espantarlos, pero eso ha sido con poco éxito, de hecho han fracasado en sus intentos sobre la materia, por lo que esta temática es la más compleja que estamos viviendo hoy en día y que implica que la Subsecretaría de Pesca genere un plan específico que permita, de acuerdo al decreto que genera la veda del lobo marino y lo hace intocable, que se busque otro mecanismo, como la relocalización u otros que permitan hacer frente a esto. Hay que sentar en una mesa a la Subsecretaría de Pesca, a los pescadores artesanales, a los salmoneros, que también tienen una relación con la propagación del lobo marino, porque donde hay centros de cultivo su propagación tiene más impacto. Entonces, todos tenemos que contribuir para buscar los mecanismos".
"Hemos solicitado una pronta visita a la región del subsecretario de Pesca para ver cómo abordamos esta temática, cómo somos capaces de generar condiciones de acuerdo al decreto que tiene en veda al lobo marino; para buscar en las excepciones, que el mismo decreto estipula, un mecanismo que nos permita encontrar soluciones", añade.
"He solicitado a la Subsecretaría de Pesca y a Sernapesca que levantemos un plan de acción para buscar alguna solución en conjunto con la pesca artesanal, los científicos y autoridades sectoriales para que logremos mitigar los terribles efectos negativos que esto significa. El tema se debe colocar sobre la mesa", complementa, por su parte, el diputado González.
"Este invierno ha sido desastroso, ha sido la peor época en una década. Yo llevo tantos años, más de 20, dirigiendo la caleta, y este ha sido un año de los más complicados; por eso que no me voy a agotar nunca de hablar de este tema, porque en algún momento la autoridad debe reconocer y buscar una fórmula para que nuestra actividad prevalezca en el tiempo, porque si no se va a morir. Sentimos que la actividad va a llegar hasta donde lleguemos nosotros, que tenemos 50 ó 60 años, y qué más fuerza nos queda".
Por lo mismo, "vamos a luchar hasta donde podamos", es la nostálgica reflexión final de Juan García.
el otoño e invierno son los meses más complejos para los pescadores. casi no pueden salir.
cada vez es más común ver lobos en el borde costero. es tanta el hambre que incluso suben a las calles y caletas.