Respeto a los adultos mayores
La sociedad en su conjunto tiene una deuda en cuanto al trato que reciben a diario las personas que han llegado a la tercera edad.
Naciones Unidas (ONU) designó el 15 de junio como el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. No es un recordatorio antojadizo; según un informe de la misma ONU, para 2025, la población mundial estará compuesta por más de 1.200 millones de personas mayores de 60 años.
El país no está lejos de esta tendencia. Un informe de la Cepal indica que en Chile hay 3 millones 449 mil 362 personas mayores (60 años y más), lo que representa un 18% de la población. A su vez, la esperanza de vida ha aumentado más de tres años entre los quinquenios 2000-2005 y 2020-2025, al pasar de 77 años a 80,7 años. Chile muestra también avances importantes respecto de la esperanza de vida. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, es el país que presenta la mayor esperanza de vida en América Latina, con una media de 80,5 años, y está en segundo lugar a nivel de todo el continente americano, detrás de Canadá, con una proyección de 82,2 años.
Sin embargo, el que Chile tenga una mayor esperanza de vida y que su población sea cada vez más adulta, no se trata sólo de un antecedente estadístico o una evidencia de los avances que puede presentar el país en materia de calidad de vida. Más bien se trata de un antecedente importante sobre la importancia que debe tener en la sociedad el cómo se llega a ser adulto mayor. Muchos se asoman a la tercera edad con una serie de carencias, desde emocionales hasta económicas, que en ocasiones llegan a ser formas de maltrato y abandono.
La OMS ha advertido que el estigma es una de las barreras que existen para tratar de sortear las conductas suicidas en adultos mayores y señala la necesidad de tender manos a las personas en riesgo, de escuchar a quienes sufren la pérdida de un ser querido y, en el caso de los adultos mayores, atender sus problemas de soledad, económicos, de exclusión y enfermedades largas y dolorosas.
Se puede y se debe avanzar en un mejor trato a los adultos mayores, para lo cual es necesario el compromiso no sólo de quienes son parte del círculo cercano, sino también de todos quienes conforman la sociedad, siempre buscando una mejor convivencia social y proyectando las siguientes décadas, en que esta población seguirá en aumento.