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Para Vodanovic, con el Parque Costanera se ha logrado un gran avance, siendo un "piso" para lo que viene más adelante, pero aún falta mucho. "Infraestructuras como las portuarias deberían retirarse hacia sectores no urbanos, no sólo para liberar espacio para un desarrollo urbano y de espacio público ligado al mar, (muelles, costaneras, playas, clubes de botes, etc), sino que, además, para que los puertos funcionen productivamente mejor, con espacios en mar y tierra ad hoc a sus necesidades, además de vialidad para camiones que no impacte a la ciudad como nos sucede en la actualidad", señala.

Al respecto, Edmundo Silva, gerente general de Empormontt, explica que "lo normal que ha sucedido en todos los puertos del Estado en Chile, desde el norte como Valparaíso, es que han sido rodeados por las ciudades, porque los puertos en sí mismos son generadores de riqueza y actividad comercial, por lo cual la ciudad se va acercando a los puertos y en algún momento dado, llega a tal punto que ya el puerto tiene impacto negativo con esa población, y a la vez, no tiene espacio de crecimiento, por lo tanto, se deben trasladar de un lado a otro, dependiendo de los desarrollos urbanísticos que hayan".

En ese sentido, Silva aclara que la región depende mucho del comercio, además del traslado de personas, a través de vías acuáticas que utilizan para poder llegar a sus destinos. "La verdad es que la industria más potente que tiene en este momento la región, está en la parte marítima, por lo cual esta es una región que mira hacia el mar y debería seguir explotando esa alternativa", advierte el encargado de la empresa.

Hoy en día, desde Puerto Montt al sur austral se desarrolla el 80% de la marina mercante. Puerto Montt es la extensión de las carreteras por mar. Es la capital de la marina mercante de Chile.

Por su parte, Manuel Bagnara, gerente general de Armasur, considera que al mar no se le da la importancia que quisieran. Pese a ello, destaca que "la comuna tiene una tremenda identidad marítima portuaria, que estamos rescatando y poniendo en valor. Estamos convencidos de que esta esencia de mar que nos caracteriza debe ser visibilizada y que se fortalezca también este orgullo en la comunidad local y hacia el exterior".

"Los últimos cambios en la costanera, el nuevo terminal de pasajeros para cruceros de Empormontt, la designación del Barrio Puerto como zona típica y patrimonial, van en la línea correcta y favorecen la actividad marítimo portuaria, donde hoy, como gremio, hemos tenido un papel fundamental, ya que nuestras empresas socias han instalado infraestructura acorde con los tiempos, modernizando sus puertos, trayendo nuevas y más naves, que hoy validan a Puerto Montt como capital de la marina mercante de Chile", asegura Bagnara.

Desde lo sociocultural

"Yo creo que los habitantes de Puerto Montt sí le han dado relevancia al mar, pero de forma, a veces, meramente utilitaria por la productividad. Falta como contemplar el mar, encontrarse con el mar, a pesar que hay espacios. Por ejemplo, un espacio común, que a mi juicio se da mucho, es el hecho de ir bajando por calle Ejército o el viaducto y encontrarte con el mar. La contemplación se ha perdido, entonces yo creo que el puertomontino poco a poco ha ido perdiendo esa conexión particular que tenía con el mar. Ahora, obviamente que esto requiere una mirada más allá de la sociedad puertomontina, porque la misma sociedad chilena, el mundo moderno, está muy acostumbrado a lo útil y poco acostumbrado al ocio y al placer de la vida misma", reflexiona el filósofo Juan Carlos Alvial.

El también docente de la Universidad San Sebastián (sede Puerto Montt) considera que el mar ha tenido "un rol fundamental desde lo social, porque permite dar trabajo, permite inclusive ir a la literatura". "Acá hay un poeta, un pintor, no hay que olvidar que se reunían los pintores de la escuela de Angelmó a pintar cómo los insulares traían sus productos del mar y los vendían. También podríamos decir que hay ciertos poetas que se inspiran en ello y la gente se reúne todavía en torno al mar, cuando va a Angelmó, a la caleta de la Pichi, a Piedra Azul o inclusive al mercado; y un tercer elemento, quizá, se da también en la comida, en los productos del mar; un curanto, un cancato que son preparaciones propias y que las familias se reúnen en torno a ellas", expone Alvial.

Así también lo reafirma Gabriel Valerio, integrante del grupo plástico de Los Pintores de Angelmó, quien señala a la caleta de Angelmó como fundamental en el desarrollo artístico de la ciudad, ya que "desde antaño es tradicional que los paisajistas hayan ocupado su sensibilidad para reflejar a Angelmó y sus alrededores", comenta. "Siempre se le ha dado importancia, sobre todo en la pintura. El mejor ejemplo es el de los pintores de Angelmó, quienes todavía exhiben en su galería -ubicada en la caleta misma- temas relacionados con el mar o el borde costero", confirmando lo dicho por el filósofo.

Aun con esta visión, Valerio reconoce que se sigue en deuda con darle la relevancia que requiere la costa local. "Donde estamos al debe es en el aspecto turístico, donde falta darle la importancia que se merece a la remodelación del Mercado Angelmó o hacer de la Isla Tenglo un verdadero centro turístico. Hemos ganado puntos con la remodelación del Parque Costanera, pero aún falta mucho, como por ejemplo, el parque que se iba a construir en el ex puerto petrolero", manifiesta el artista.

Algo más tajante es el historiador Pablo Fábrega, quien sugiere que "desde el terremoto de 1960, Puerto Montt le dio la espalda al mar, ya que por 1965 se inauguró la Carretera Panamericana, con lo que el transporte y la vida cotidiana se vinculó más al norte que al sur, que es donde está nuestro mar".

Argumenta que antes de esa fecha la ciudad tenía menos de 40 mil habitantes y la inmensa mayoría de sus habitantes eran de origen chilote, es decir, estaban vinculados profundamente con el mar. "Los chilotes están entre los mejores navegantes del mundo y la vida cotidiana, como no había muchos caminos, era por mar. El Barrio Puerto, Angelmó y su puerto estaban en auge, las familias puertomontinas mariscaban y aprender a andar en bote era como aprender a andar en bicicleta", cuenta.

Fábrega, además, enfatiza en que "la inauguración de la Panamericana cambió por completo el eje de Puerto Montt, ya que no sólo se miraba al norte ahora por el destino de la ruta, sino que también el aumento de la población fue vertiginoso, lo que se refrendó con la instalación de la industria de la salmonicultura que, a pesar de ser una actividad originada en el mar, trasladó su eje productivo y de la mayor absorción de trabajo a la tierra, desconectando al trabajador del mar en las plantas de proceso".

- ¿Qué cree que falta para que los habitantes de la ciudad aprovechen de mejor manera al mar?

- Creo que es fundamental la educación patrimonial, que los niños y jóvenes valoren el mar como fuente no sólo de recursos, sino que mucho más importante, de una forma de vida ancestral, milenaria, vinculada a los canoeros septentrionales (los chonos) y expresada de manera simbólica en el centro de nuestra bandera, a través de la lancha chilota.

Para Alvial, la identidad está, "pero hay que hacer un híbrido cultural y también ver cómo esa identidad se perpetúa, se escribe, se dialoga, se comenta y se relaciona con la comida, como también esa identidad se vincula, se establece con los productos del mar, con el pescador, donde también hay que tener un sentido de comunidad para llegar a eso".

"No basta simplemente con decirlo, sino que hay que practicarlo en la relación social, en los vínculos, en el establecimiento de una dirección con la comunidad, en la forma de educar, en la forma de trabajar, inclusive en la recuperación de los oficios o en el cuidado del oficio del pescador artesanal", finaliza.

Hoy en día, desde Puerto Montt al sur se desarrolla el 80% de la marina mercante.

"Estamos muy ligados al mar. Lo único que conocemos es el oficio de la pesca artesanal", reflexiona juan garcía.