Los registros electorales fueron reabiertos en Chile poco antes del plebiscito de 1988, con voto obligatorio, pero la participación fue menguando con el correr de los años. Con la Ley 20.568, promulgada en 2012, se dispuso la inscripción automática y el voto voluntario. Con ella se pretendía resolver el problema de la alta abstención electoral. No obstante, desde los comicios municipales de octubre de 2012, el ausentismo se elevó cada vez más y se hizo notoria la falta de interés de la ciudadanía.

En las presidenciales de 2017, Sebastián Piñera fue elegido en segunda vuelta con un 49,2% del padrón electoral de 14,3 millones de personas. En la última elección presidencial, de 2021, en primera vuelta participó el 47,3% y en segunda fase lo hizo el 55,6%.

Con el cambio al voto voluntario se mantuvo una tendencia silenciosa, especialmente entre los jóvenes que nunca habían mostrado interés por sufragar. Tal vez el tema de fondo era el desencanto y desconfianza respecto de la actividad política. Cuando hace años los políticos se jugaron por la inscripción automática y voto voluntario, la vieron como una solución frente al desinterés ciudadano. Pero no era el remedio.

Ahora se ha informado que hay más de dos millones de denuncias de personas que no votaron en el último plebiscito de septiembre de 2022 (con sufragio obligatorio) y, durante las últimas semanas, el Servicio Electoral ha estado enviando esta información a los jueces de Policía Local del país para que se comiencen a cursar las sanciones correspondientes.

En el caso específico de Puerto Montt, más de 25 mil personas fueron citadas por el Tercer Juzgado de Policía Local por no votar en esa jornada. La magistrada a cargo aseguró que se resolvería con criterio y según los antecedentes presentados.

En el Instituto Nacional de Jueces de Policía Local hay inquietud por la avalancha de causas que se aproximan. Si bien comprenden la importancia de que estas denuncias se tramiten y sancionen en su caso, para que el voto obligatorio sea efectivo y perdure en el tiempo, argumentan que los juzgados no cuentan con los recursos suficientes y necesarios para tramitar todas estas causas de forma expedita. Y hay que considerar que habrá otras elecciones en mayo y diciembre, también con voto obligatorio.

Acabo de leer en el diario de hoy jueves 23 que, resultado del análisis de los especialistas que reflexionan sobre el potencial de Puerto Montt en el país, "las claves son la innovación y la economía circular". Ayer era la planificación. Mañana (hoy), seguramente tendremos otro elemento clave. Espero que la muy buena reflexión que se está llevando a cabo no se olvide de una clave que es fundamental: hacer las cosas bien, de punta a rabo.

Estos días está en la discusión ciudadana quién se hará cargo de la mantención de la linda costanera que tenemos desde hace un par de meses. ¿Acaso ello no se sabía desde que se concibió el proyecto? La respuesta es sí, pero a nadie le importó, sólo importa el corte de cinta.

En Chile tenemos un añoso Sistema Nacional de Inversiones. Se ha gastado mucho dinero en capacitar profesionales que formulan, evalúan y revisan proyectos. Alcaldes y jefes de servicio pelean y ruegan porque sus proyectos obtengan el RS, que es el gran poder del sistema de planificación (es como el "timbre" de los funcionarios públicos).

Creo que en algún momento los técnicos perdieron poder y se los comieron los políticos, porque el RS perdió valor. Nadie se preocupa de lo que pasa con este tipo de obras (que son bienes públicos) después que son entregadas y dejadas al cuidado de ¿quién?... Son una papa caliente, nadie las quiere tomar.

La formulación de un proyecto tiene que contemplar qué pasa con el mismo cuando empieza a funcionar, y eso no pasa: plazas, rampas, caminos, costaneras y otras inversiones públicas quedan sin dueños. Entonces se inventó, para algunas obras como poblaciones, barrios industriales, puertos, terminales de buses, etc., "la evaluación de impacto". O sea, hay que preocuparse de lo que pasa después, es decir, que la ciudad sea vivible y que la herencia sea bien recibida por las nuevas generaciones. Puerto Montt, después de 30 o 40 años, sufre los embates de las cosas mal hechas y, por ejemplo, aún se reclama por el terminal de buses.

Es imperioso resolver el problema de la Costanera antes que se convierta en un presente griego. Como siempre el responsable será el municipio. Pero nadie le dijo que tenía que hacerse cargo de la mantención y hay que reconocer que fue la autoridad sectorial (Ministerio de Vivienda) la "estrellita" cuando se empezó a desarrollar el proyecto.

Jorge Tramón, director de

la Fundación Paralelo 41

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