Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos

Los pronósticos de Martin Cooper, el inventor del teléfono móvil

HISTORIA. El 3 de abril de 1973, este ingeniero estadounidense hizo el primer llamado móvil: marcó el número de un colega que trabajaba en una empresa de la competencia.
E-mail Compartir

Redacción

El ingeniero estadounidense Martin Cooper, inventor del teléfono móvil, cree que este aparato "se ha convertido en una extensión de la persona" y que estamos "sólo al principio" de los cambios que nos esperan, e imagina un futuro con móviles adaptados a cada uno e incluso integrados en el cuerpo. Cooper (Chicago, 1928), que fue reconocido hace unos días por su trayectoria en el Mobile World Congress (MWC) -el mayor evento de tecnologías móviles del mundo que se celebró en la ciudad española de Barcelona-, pasará a la historia también por haber hecho la primera llamada de teléfono móvil, el 3 de abril de 1973.

Casi 50 años después de aquel momento histórico, Cooper recuerda quién fue el destinatario de aquella llamada hecha con un Motorola DynaTac 8000X, un "zapatófono" de casi un kilo que tardaba 10 horas en cargarse y apenas tenía 30 minutos de autonomía.

Cooper marcó el número de su homólogo de la competencia, Joel Engel, líder por entonces del departamento de investigación de Laboratorios Bell. Eligió llamar a la compañía rival, asegura, porque en aquella época Bell trataba a Motorola con cierto desprecio, como si no supieran qué estaban haciendo. "Joel, te llamo desde un teléfono móvil. Desde uno real", le dijo. Y entonces se hizo "el silencio" al otro lado de la línea, rememora.

"No imaginamos que habría cámaras digitales ni Internet, pero sí sabíamos que algún día todo el mundo tendría un móvil", asegura Cooper, hoy de 94 años.

Camino por recorrer

Si ya en 1973 demostró ser un futurista, sigue con esa misma mentalidad y augura que falta mucho camino por recorrer.

De entrada, marca distancias con los móviles actuales: "Los 'smarphones' no me gustan mucho. No creo que sean muy inteligentes", opina.

Considera que los móviles de ahora intentan prestar demasiadas funciones al conjunto de la población, sin personalizar, y que lo ideal sería que supieran qué quieres hacer y lo hicieran automáticamente, sin que tú tengas que buscar una aplicación. Respecto del futuro que nos espera con los móviles, augura: "Estamos solo muy al principio" y vaticina que nos ayudarán a resolver grandes problemas actuales.

Funciones posibles

Cooper cree que permitirán aumentar la eficiencia y la productividad y que así contribuirán a "eliminar la pobreza".

En segundo lugar, contribuirán a la educación, ya que pondrán la información al alcance de todo el mundo. "Los profesores tendrán que enseñar cómo discriminar la información útil de la desinformación", apunta.

Y por último, considera que jugarán un papel "crucial" en materia sanitaria. "En el futuro, gracias a que el móvil es una extensión de la persona, te estará monitorizando todo el tiempo. Y cuando empieces a ponerte enfermo, antes de que lo estés, tu móvil te transmitirá esa información a un ordenador y serás avisado para que vayas a ver a un médico o para que te curen, y la enfermedad no se producirá", asegura.

Con todo, admite que los móviles también tienen aspectos negativos. "La (falta) de privacidad es el principal riesgo" de la tecnología actual, al que hay que sumar la adicción "a las pantallas", precisa, si bien opina que los aspectos positivos superan claramente a los negativos.

Un móvil único

En la nueva revolución tecnológica que está por llegar, imagina un móvil personalizado, adaptado a las necesidades de quien lo utiliza y capaz de "anticipar lo que quieres" gracias a la inteligencia artificial.

Cooper, cuyo teléfono móvil está conectado a su audífono de forma inalámbrica, asegura que el dispositivo del futuro debería adaptarse a la función que realiza y a las necesidades concretas de cada persona.

"Lo ideal sería que el móvil esté incorporado bajo tu piel, bajo tu oído. Con una computadora adentro. No necesitaría batería porque tu cuerpo sería ya una batería. Y cuando quisieras hablar con alguien y dijeras 'ponme a Joe al teléfono' la computadora lo hiciera (...) en lugar de levantar un pedazo de plástico y colocarlo contra tu cabeza, aguantándolo en una posición incómoda", comenta.

"Pero también tendrás parches o cosas inventadas que medirán cosas en tu cuerpo", opina. En la misma línea, augura un futuro con un móvil personalizado, adaptado a las características de cada uno, "porque el móvil estará buscando enfermedades que estén relacionadas con tu genética", añade como continuación de este relato futurista.

Sobre si no puede ser peligroso para la salud llevar todo eso en el cuerpo, Cooper sonríe y argumenta que él ya lleva una prótesis de rodilla o dientes postizos. "El hecho es que los humanos tenemos mejores cerebros, pero somos defectuosos. No olfateamos tan bien como un perro. (...) Así que, ¿por qué no deberíamos incorporar cosas a nuestros cuerpos?", se pregunta.

10 horas tardaba en cargarse la batería del teléfono móvil creado en Motorola por Cooper. El equipo tenía media hora de autonomía.

1983 Ese año Motorola presentó el primer teléfono celular de mano, el Dynatac 8000x, que costaba casi US$4.000 de la época.

Un estudio vincula la deforestación en los bosques tropicales con una baja en las precipitacones en esas zonas

E-mail Compartir

La deforestación está provocando una reducción de las precipitaciones en amplias zonas de los trópicos, según un estudio con datos satelitales que advierte de que esto puede repercutir en los habitantes de las zonas cercanas, a través de una mayor escasez de agua y disminución del rendimiento de los cultivos.

Los resultados se publicaron en la revista Nature en un artículo que firman investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) y que combina datos de deforestación y precipitaciones para demostrar que la pérdida de cubierta arbórea en los trópicos durante los últimos 14 años está asociada a una reducción de las precipitaciones. Callum Smith, autor principal del estudio, señala que la investigación aporta "pruebas convincentes" para proteger los bosques de la tala incontrolada.

En un comunicado, la Universidad de Leeds relata que los habitantes de los bosques tropicales se quejan a menudo de que el clima se vuelve más cálido y seco cuando se talan los árboles, pero "hasta ahora los científicos no habían podido establecer una relación clara entre la pérdida de cubierta arbórea y la disminución de las precipitaciones". En este trabajo, los científicos analizaron el impacto de la pérdida de bosques en el Amazonas, Congo y Sudeste Asiático, que han experimentado rápidos cambios en el uso de la tierra.

Se incluyó el análisis de observaciones por satélite desde 2003 hasta 2017, para identificar los lugares donde se habían talado los bosques. Los datos de precipitaciones en estas zonas, también medidos por satélite, se compararon con los datos de lugares cercanos donde no se habían perdido bosques.

El estudio reveló que la pérdida de bosques tropicales provocaba una reducción de las precipitaciones a lo largo de todo el año, incluso en la estación seca. No obstante, el mayor descenso absoluto de estas se registró en la estación húmeda, con una reducción de hasta 0,6 milímetros al mes por cada punto porcentual de pérdida de cubierta forestal.

Los científicos calculan, por ejemplo, que de mantenerse el ritmo de deforestación en el Congo, a finales de siglo las precipitaciones podrían reducirse entre un 8% y un 12%.

En el artículo, los investigadores advierten de que la crisis climática provocará un aumento de las sequías, que se verá agravado por la continua deforestación.

Se cree que la pérdida de cubierta arbórea interrumpe el proceso por el que la humedad de las hojas -mediante un mecanismo llamado evapotranspiración- vuelve a la atmósfera, donde acaba formando nubes de lluvia. La evapotranspiración es un fuerte impulsor de la precipitación regional, representando el 41% de la precipitación media de la cuenca en el Amazonas y casi el 50% en el Congo.

Además, el equipo afirma que, por término medio, el rendimiento de los cultivos disminuye un 0,5% por cada 1% de reducción de las lluvias.

8% sería, por lo menos, la baja en las precipitaciones que podría producirse hacia finales de siglo en una zona tropical como el Congo.