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"Fire of Love": cuando los vulcanólogos se enamoran

Nominada al Oscar en la categoría de Mejor documental, la película sigue a Katia y Maurice Krafft, pioneros en fotografiar y filmar volcanes en erupción. Está en Disney+.
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Katia y Maurice Frafft estaban destinados a estar juntos. Ambos se sintieron fascinados por los volcanes desde temprana edad, participaron en las revueltas de Mayo del 68 como muchos jóvenes de la época y buscaron especializarse en las salas de la Universidad de Estrasburgo, donde se conocieron. En esos tiempos llegaron a una conclusión basada en el estado del mundo: la especie humana va directo al vertedero y lo único querible son los volcanes.

La primera misión de Katia y Maurice fue un viaje a Stromboli, donde fotografiaron la erupción. Fue una misión iniciática que los llevaría a lo largo del planeta en busca de volcanes activos. Después vendrían muchísimos más.

"Fire of Love", documental dirigido por Sara Dosa que está nominado al Oscar y se puede ver en Disney+, construye esta historia de amor y descubrimientos a través de las asombrosas filmaciones que la pareja realizó en diversos volcanes activos. Arriesgados y entusiastas, se acercaban lo más que podían a los cráteres en busca de imágenes y sensaciones. Esta actitud kamikaze los perfiló rápidamente como figuras atractivas para los medios. Maurice y Katia empezaron a frecuentar programas de televisión y se convirtieron rápidamente en los rockstars de las erupciones, lanzando frases ingeniosas frente a las cámaras y anunciando proezas cada vez más peligrosas como el plan de Maurice de navegar un río de lava en erupción a bordo de una embarcación construida para la ocasión.

Ellos definían dos tipos de volcanes: los inofensivos de lava roja ("es más peligroso caminar por las calles de Bélgica", bromeaba Maurice) y los letales de humo gris. Hacia el final de sus vidas, cuando eran figuras consagradas, se concentraron más en los últimos con un cometido humanitario: era fundamental instruir a la población sobre cómo arrancar de las erupciones. La trágica experiencia del Nevado del Ruiz en Colombia potenció este propósito.

El escape no les funcionó, sin embargo, cuando viajaron al monte Unzen, en Japón, para registrar la actividad volcánica en junio de 1991. Katia y Maurice fallecieron en el lugar, atrapados por un flujo piroclástico. Según las investigaciones posteriores, estaban juntos, abrazados bajo la lava.

"Fire of Love" tiene el mérito de reconstruir la historia de estos aventureros a través del material que ellos mismos registraron. Pero va más allá: Sara Dosa abraza la alienación y la belleza a través de imágenes que parecen sacadas de una película retrofuturista, con Katia y Maurice explorando senderos rojos como si fuesen astronautas en Marte. Estas escenas de la vida real son montadas con fluidez hipnótica y musicalizadas con intención atmosférica, lo que invita al espectador a una experiencia inmersiva. Como sentido homenaje a la pareja, la directora valora también las decisiones cinematográficas de la cámara de Maurice. Aunque él insistía en que no era un cineasta, Dosa usa sus tomas para mostrarnos que sí lo era. Para ella, se trata de un director con punto de vista que en los volcanes jugaba al western y a la ciencia ficción con actitud y espíritu lúdico. Un científico con vocación de artista que, junto a su mujer, llevó la vulcanología hacia nuevos y territorios.

Maurice y katia fueron dos vulcanólogos que corrían peligro para filmar erupciones. Finalmente murieron bajo lava.


En resumen

"Fire of Love" compite en los Oscar con "All That Breathes", "All The Beauty and the Bloodsheld", "A House Made of Splinters" y "Navalny".

Por Andrés Nazarala R.

fotograma

Llegar a la casa y sentarse a escribir

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1-¿Cómo te encaminaste a la narrativa? -Siempre dibujaba, escribía y hacía cómics en hojas de cuaderno que mis amigos leían cuando estaban aburridos en clases. La carrera de Letras no fue mi primera opción, de hecho postulé primero a Psicología, pero no quedé. Estudiar Literatura y Lingüística me abrió bastante la cabeza y me terminó encantando, aunque al principio no entendía nada. En primero me fue pésimo, después repunté, me hablaban de formalismo ruso y de teorías. Mis compañeros mencionaban filósofos y mil personas de la que no había escuchado ni en pelea de perros antes de llegar a Santiago.

2-¿Cuáles son tus referentes literarios? -Samantha Schweblin, Roque Larraquy, Felisberto Hernández, Federico Falco, Mariana Enríquez. Desde distintas veredas y tonos logran dar con lo extraño, con ese punto en que se tuerce la realidad y aparece como algo ajeno, inquietante o incluso siniestro. Me interesa el tema de cómo lo infantil invade como un fantasma a los adultos. Creo que quizás solo se puede aspirar a ser, en lo profundo, una guagua grandota que hace lo mejor que puede y que transforma sus llantos en odio contra el mundo o en literatura. A veces en la calle te cuentan algo y tienes que llegar a la casa y sentarte a escribir.

3-¿Cómo escribiste estos cuentos? -Algunos son de hace tiempo, otros nuevos. Me gusta mucho socializar la escritura en el proceso, en talleres o instancias de ese tipo: grupales. Me ayudan mucho, hacen que el oficio no sea tan solitario y uno no se atrape en su propio monólogo. Esa idea del escritor encerrado en su torre no me toma mucho. Siempre es estimulante ver lo que escriben los demás, compartir ideas, discutir, ir creando en conjunto. A veces escribo de un tirón, en otros me puedo demorar meses, años, los finales me complican pero tiendo a preferir finales que son como caerse de punta en la vereda.


En resumen

Premio Roberto Bolaño, Rodrigo González también enseña Literatura en la PUC y acaba de publicar "Una taza de té para calmar los nervios" (Overol), un volumen de historias que cruzan veranos polvorientos, multicanchas de asfalto y un admirador de Janis Pope.

En el libro de gonzalez aparecen relaciones frágiles que penden de una taza de té.

3 preguntas

Rodrigo González, escritor y profesor de literatura

cedida