Impacto de la discapacidad
Según una encuesta del Ministerio de Desarrollo Social del año pasado, el 17,6% de los adultos en Chile presenta algún grado de discapacidad. Aunque en los últimos años ha habido avances notorios con la dictación de nuevas leyes, falta mucho aún en cuanto al reconocimiento.
Más de 2,7 millones de chilenos tienen algún grado de discapacidad. La mitad tiene una disminución importante de su funcionalidad o graves dificultades para realizar de forma autónoma actividades esenciales de la vida cotidiana. El Ministerio de Desarrollo Social dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia de 2022, que indica que un 17,6% de la población adulta en Chile presenta algún grado de discapacidad. Un total de 1.746.835 personas (11,4%) poseen una discapacidad severa, y que 957.058 (6,2%) arrastran problemas leves o moderados. Si bien una gran mayoría de las personas afectadas son autovalentes (77,8%), hay un porcentaje (9,8%) que dependen del cuidado de otros: significa que un millón y medio de personas dependen de otro para sus actividades básicas.
El concepto de discapacidad es genérico y abarca la condición física, sensorial y mental, que limita ciertas actividades para desarrollarlas con normalidad, lo que muchas veces se transforma en un calvario para sus protagonistas, quienes deben lidiar no sólo con una serie de impedimentos urbanos, sino también con la poca colaboración de la gente.
En 2010 entró en vigencia la Ley N°20.422 que define normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de las personas con discapacidad. La normativa estableció que empresas públicas y privadas con más de cien trabajadores deben reservar el 1% para empleados en condición de discapacidad, o bien optando por alternativas, como realizar donaciones o subcontratando personal. La ley promovió la cooperación público-privada, entendiendo que la discapacidad es un tema que afecta a toda la sociedad y que es deber de todos contribuir a superar las barreras que impiden o dificultan la plena integración de esas personas.
Lo que pretende esta ley es facilitar la inclusión y rehabilitación, agilizando los procesos de calificación y certificación de la discapacidad y ampliando las exenciones arancelarias para la importación de equipos, prótesis, medicamentos y otros elementos necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. Ha habido avances, pero falta mucho, sobre todo en la actitud de las personas para reconocer y respetar la discapacidad.