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Estudio: Reverdecer las ciudades expulsa a los vecinos más vulnerables

DESIGUALDAD. El fenómeno se llama gentrificación verde y ocurre cuando los barrios crean parques que atraen habitantes con mayor poder adquisitivo y desplazan a los originales. Fueron investigadas 28 ciudades de nueve países durante seis años.
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Agencias

Renaturalizar las ciudades creando parques y zonas verdes promueve la desigualdad social porque expulsa de la zona a los vecinos con menos recursos, según un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), en España.

El estudio, que publica la revista Nature Communications, analizó el mercado inmobiliario y las condiciones sociodemográficas de 28 ciudades de nueve países de Europa y Norteamérica, y revela que la planificación de zonas verdes potenció procesos de gentrificación en 17 de las ciudades analizadas.

El trabajo fue liderado por la urbanista y geógrafa de la UAB Isabelle Anguelovski que, durante seis años, analizó las características y las consecuencias de los procesos de renaturalización en las 28 ciudades.

La gentrificación verde tiene lugar en aquellas ciudades donde se llevan a cabo estrategias verdes municipales y es el proceso por el cual la población original de un barrio de clase media-baja o baja es desplazada por nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo que llegan a la zona atraídos por la proximidad de nuevos parques y zonas verdes y por la oferta de viviendas más atractivas.

Como consecuencia, el precio del alquiler y venta de las viviendas experimenta un incremento considerable, de modo que los colectivos más vulnerables no pueden hacer frente a los precios y tienen que acabar yéndose a vivir a otras zonas, menos atractivas y con una calidad de vida más baja.

Anguelovski y su equipo demostraron que, a pesar de los indiscutibles beneficios socioeconómicos, climáticos y sanitarios de los espacios verdes para la población, existen grandes desigualdades en su distribución y acceso.

Parte de los resultados fueron también recopilados en un documental coordinado por el equipo y filmado por Alberto Bougleux, "The Green Divide".

Más en norteamérica

Otro estudio hecho por la investigadora Margarita Triguero, que publica la revista Environmental Research Letters, afirma que mientras que en Estados Unidos los parques y huertos urbanos tienden a tener un potencial gentrificador más potente, en Europa, las zonas recreativas y corredores verdes son los principales elementos que favorecen la escalada de precios y la exclusión de los residentes con menos recursos.

"En Estados Unidos o Canadá, se produce una estetización de los huertos, que son más grandes, tienen mantenimiento, están organizados, y son utilizados como reclamo de marketing por los promotores inmobiliarios para subir el precio del entorno", explicado Anguelovski.

"Pudimos corroborar nuestra hipótesis inicial de que las ciudades más verdes se vuelven más desigualitarias e injustas", añade la investigadora, que destaca la fuerte relación entre la renaturalización de los municipios en la década de 1990 a 2000 y la gentrificación que se produjo en la década del 2010.

"La investigación también muestra cómo la gentrificación verde contribuye a la exclusión sociocultural de residentes vulnerables, especialmente inmigrantes y personas racializadas", dice Anguelovski.

Según el estudio, entre las ciudades con procesos de más gentrificación se encuentran Atlanta, Copenhague, Montreal, Nantes o Vancouver, donde la ecologización tuvo lugar a gran escala y con una marcada retórica verde de promotores y estamentos municipales.

Atlanta alberga el emblemático Beltline de 53 kilómetros que acabará uniendo 45 barrios y que va acompañado de parques nuevos y rejuvenecidos construidos desde principios de la década de 2000.

La ciudad en un jardín

Nantes, con una serie de ejes verdes a lo largo de sus dos ríos, que bordean pequeños y grandes parques, se autodenominó desde principios de la década de 2010 "La ciudad en un jardín" y tiene una marcada política de marketing a nivel nacional e internacional sobre su trayectoria verde, sobre todo desde que en 2013 recibiera el Green Capital Award.

Las ciudades identificadas con la gentrificación verde integrada, donde la renaturalización se produjo en el marco de una estrategia de reurbanización ligada al crecimiento económico, son Barcelona, Boston, Denver, Edimburgo, San Francisco o Seattle.

El estudio pone como ejemplo la gentrificación verde más reciente de Barcelona, en el distrito de Sant Martí (parte oriental de la ciudad), una zona postindustrial parcialmente reconvertida en el distrito 22, orientado a la tecnología, la innovación, y la resiliencia climática.

El tercer grupo de ciudades engloba urbes como Detroit, Philadelphia o Washington D.C, donde la gentrificación está presente, pero la ecologización quizás juega un papel más secundario que otras intervenciones como es, por ejemplo, en el caso de Detroit, el desarrollo residencial, o en Washington, el desarrollo comercial, especialmente en barrios históricamente negros, según Anguelovski.

La ciudad española de Valencia se encuentra entre las 11 ciudades del estudio que no muestran una relación directa entre ecologización y gentrificación ya que, a pesar del desarrollo experimentado durante la bonanza económica de 1990 a 2000, la gentrificación está más ligada a programas de regeneración y a la llegada del tren de alta velocidad y porque priorizó espacios verdes de tamaño menor, quizás con menor impacto gentrificador, como son los Parcs de Barris.

Llevaría 23 millones de años reemplazar a los mamíferos de Madagascar

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Investigadores de Estados Unidos estimaron que llevaría 23 millones de años reemplazar a los mamíferos en peligro de extinción de Madagascar, donde la mayoría de las plantas y animales de este isla no se encuentran en ningún otro lugar del planeta, según la revista científica Nature Communications.

Estas plantas y animales están en serios problemas debido a la pérdida de su hábitat, la caza excesiva y el cambio climático, señalan los expertos del Museo Field de historia natural de Chicago.

De las 219 especies de mamíferos conocidas en la isla, incluidas 109 especies de lémures (primates), más de 120 están en peligro de extinción, advierten los investigadores.

El nuevo estudio examinó el tiempo que tardaron en emerger los mamíferos únicos de Madagascar, lo que permitió estimar en 23 millones los años que tardaría un conjunto similar de nuevas especies de mamíferos en evolucionar si las actuales especies en peligro de extinción llegaran a desaparecer.

"Está claro que hay linajes completos de mamíferos únicos que solo se encuentran en Madagascar que se han extinguido o están al borde de la extinción, y si no se toman medidas inmediatas, Madagascar perderá 23 millones de años de historia evolutiva", dijo uno de los autores del artículo, el biólogo Steve Goodman, del Museo Field y experto de la Asociación Vahatra en Antananarivo (Madagascar).

Madagascar es la quinta isla más grande del mundo, aproximadamente del tamaño de Francia, pero debido a los diferentes ecosistemas presentes en Madagascar, "se parece menos a una isla y más a un minicontinente", señala Goodman.

Para calcular el tiempo necesario para reemplazar los mamíferos en extinción, un equipo internacional de científicos, incluido Goodman, colaboraron para estudiar los mamíferos en peligro de extinción.

Así, construyeron un conjunto de datos de todas las especies de mamíferos conocidas que coexistieron con los humanos en Madagascar durante los últimos 2.500 años.

Tras contar con los datos de todos los mamíferos en la isla de Madagascar conocidos que interactuaron con los humanos, los investigadores construyeron árboles genealógicos para establecer cómo todas estas especies están relacionadas entre sí y cuánto tiempo les llevó evolucionar.

Los científicos pudieron después extrapolar cuánto tiempo tardó en evolucionar esta cantidad de biodiversidad y, por lo tanto, estimar cuánto tiempo tardaría la evolución en "reemplazar" a todos los mamíferos en peligro de extinción si desaparecieran .

219 especies de mamíferos se conocen en la isla. De ellas, más de 120 están en peligro de extinción.