Piden que la orca Lolita sea devuelta a su casa en la costa norte de EE.UU.
COMO EN "FREE WILLY". El cetáceo está cautivo hace más de 50 años en un acuario de Miami y con problemas de salud que podrían terminar con su vida. Grupo de amigos busca que regrese a ver a su madre, que tiene más de 80 años.
Agencias
Como en la película "Liberen a Willy", pero con tal vez algunas décadas de retraso, representantes de distintas organizaciones pidieron la vuelta de la orca Lolita, cautiva desde hace más de 50 años en un acuario de Miami y con problemas de salud, a la costa del estado de Washington, donde fue capturada en 1970, cuando comenzó una emotiva historia cuyo final es una incertidumbre, medio siglo después.
El destino de la que puede considerarse la orca más mediática del mundo fue el centro de discusión este martes en Miami entre un variopinto grupo de personas, incluidos indígenas que aseguraban saber dónde está la madre de Lolita, quienes la conocen como "Tokitae", y que por unanimidad pidieron su vuelta a las aguas donde fue capturada.
El encuentro, que estuvo organizado por el grupo Amigos de Lolita, llega después de que en octubre pasado saltaran las alarmas por los problemas de salud del cetáceo, un motivo más de preocupación para todos los que siguen de cerca la vida del animal y que temen ahora que pudiera morir antes de volver con la que creen es su madre, que tendría más de 80 años.
La emotividad afloró durante la intervención de la artista Tina Rodríguez, quien, entre sollozos, llegó a decir que Lolita necesitaba reunirse con su madre porque "sabe que está en el final de su vida".
Los pasos a seguir
Pritam Singh, uno de los fundadores de la organización Amigos de Lolita y quien cubre financieramente de forma personal los gastos de mantenimiento de la orca en el Miami Seaquarium, dijo a Efe que está a favor de que la orca sea devuelta a aguas de la costa noroeste del Pacífico que comparten EE.UU. y Canadá.
El empresario dijo que precisamente una reunión realizada este martes tenía como objetivo que se pongan en común las distintas opiniones para que sea tomada una decisión, aunque reconoció que los pasos a seguir no son sencillos, entre otros motivos porque para un cambio se necesitaría el visto bueno de cuatro agencias gubernamentales.
"Tenemos que trabajar juntos y traer soluciones", sostuvo Singh, después de matizar que para que la orca volviera a donde fue capturada habría que, primero, conseguir los permisos de las agencias públicas con responsabilidad en el caso; en segundo lugar, acotar en un punto de la costa noroeste del Pacífico un hábitat donde el animal estuviera controlado, y por último, solventar el pago de toda la operación.
Dudas
A principios de octubre, los veterinarios y cuidadores de Lolita se mostraron muy preocupados por la salud de la orca, que fue sometida a un tratamiento para combatir una infección general que le permitió mejorar.
Los temores entre los seguidores de Lolita aumentaron también después de que la organización Personas por un trato ético para los animales (PETA, por sus siglas en inglés) protestaran a finales de octubre frente a las instalaciones del Miami Seaquarium, donde, como denunciaron, se viola el bienestar animal.
Según PETA, los delfines estarían mal alimentados y en el caso de la orca su sufrimiento está relacionado con el hecho de estar confinada en un tanque de agua de tamaño muy reducido.
La oceanógrafa de la Universidad de Miami Claire Beatrix Paris-Limouzy dijo que una orca de las dimensiones de Lolita necesitaría un espacio mucho más grande, primero porque en el lugar en el que está ubicada no puede sumergirse, una acción que los ejemplares de esta especie hacen hasta llegar a los 90 metros de profundidad, lo que les permite contar con más oxígeno en la sangre.
Según datos facilitados por activistas, Lolita, vendida al Miami Seaquarium por cerca de 20.000 dólares, está confinada en una piscina de unos 18 metros de longitud y una profundidad máxima de 6,1 metros. "Lolita debería ser llevada a la zona del mar donde fue capturada, allí está su madre", aseguró Charlene Aleck, representante de la nación indígena Tsleil-Waututh, para la que las orcas tienen un significado religioso en su cultura.
20.000 dólares fue el precio que pagó en 1970 el Miami Seaquarium por la orca