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Padre Lucio Andrade
La página oficial de la Conferencia Episcopal de Chile (www.iglesia.cl), el pasado 11 de octubre, dio cuenta que el padre Lucio Andrade Olavarría había fallecido en el norte de Chile, zona donde ejerció la mayor parte de su vida sacerdotal. Allí se consigna que "se encontraba al cuidado de las religiosas Hermanitas de los Ancianos Desamparados en el Hogar Nuestra Señora de la Candelaria". Su velorio y funeral se realizó en la Catedral de Copiapó.
El padre Lucio nació en Calbuco el 27 de junio de 1929, hijo de Ramón Andrade y Elena Olavarría. Tuvo nueve hermanos, una de ellas aún vive en nuestra ciudad, al igual que varios sobrinas y sobrinos. Fue ordenado sacerdote en Puerto Montt en 1962 y llegó a la Diócesis de Copiapó invitado por Monseñor Fernando Ariztía en 1989.
Entre otras designaciones misioneras sacerdotales fue vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto de Tierra Amarilla en 1989. En 1993 fue designado a los sectores altos de Copiapó, en la Capilla Juan Bautista. Al cumplir 70 años, pidió ser trasladado a Carrizal Bajo, donde estuvo cerca de nueve años. Luego fue enviado a Diego de Almagro, de 2013 hasta 2016. Ese año se fue a vivir a Vallenar. En el año 2020, cuando su salud y edad no le permitían estar solo, se fue a vivir con el padre Juan Barraza a Caldera, donde la comunidad lo atendió y brindó los dignos cuidados.
El padre Lucio ingresó a la Compañía de Jesús en 1949. Realizó clases de Filosofía en el Colegio Seminario de Chillán los años 1957 y 1958, y conoció al padre Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, cuando fue a estudiar Teología a Argentina.
Motivado por su profundo apego social, en 1965 pidió permiso directamente al Papa Pablo VI en El Vaticano para ser cura obrero, porque no era común hacer ese trabajo siendo sacerdote. Trabajó como obrero en la Empresa Industrial Pizarreño durante ocho años, recorriendo las instalaciones y arreglando los desperfectos.
Su espíritu social y misionero inagotable lo llevó a ser elegido presidente del sindicato durante tres períodos. Estaba en esta labor cuando ocurre el golpe de estado de 1973 y es perseguido políticamente y apresado. Es expulsado de su labor por las autoridades de la época. "Jesús es el Salvador. Tenemos que ponernos al lado de los oprimidos, como Jesús. Eso es lo que se tiene que hacer, aunque nos cueste, esa es la exigencia de la vocación cristiana. Hay que ser consecuente con Jesús, sino estamos jodidos", escribió un día el padre Lucio.
En mi juventud tuve la ocasión varias veces de verlo por las calles de Calbuco y descansando por los sectores de la Picuta, cuando visitaba en los años 80 a sus hermanos Hugo, Omar y Gloria, acá en la ciudad de las aguas azules.
Una página de la historia calbucana obligatoriamente llevará su nombre, pues pertenece a esa pléyade de hijos que por el mundo han dejado muy en alto el nombre de la cuna que lo vio nacer, crecer, irse y volver.
Eduardo Nievas Muñoz
Centro de Puerto Montt
Muy llamativo el reportaje de El Llanquihue de este domingo. Concuerdo plenamente con ese llamado sobre qué hacer con el centro de Puerto Montt, tan horrible desde que el estallido sembró el miedo entre tantas personas.
Ojalá que alcalde y concejales tomen el guante. Ya es hora de que la ciudad tenga un centro que invite y no ahuyente.
Pablo Muñoz
Precios en Feria Padre Hurtado
Ir a la Feria Padre Hurtado en Mirasol, en Puerto Montt, es como ir a cualquier tienda o supermercado, porque los valores que allí se cobran son iguales o más elevados.
Se sabe que la inflación lo ha encarecido todo, pero ir a la Feria Padre Hurtado y encontrar un kilo de papas nuevas a $2.000, y en el negocio de la esquina a pocos metros de la feria el mismo producto a $1.500, es un problema que va más allá de quién está vendiendo, sino de quién compra, quien tiene el poder de elegir. Es más, preguntamos cuánto era el valor de un kilo de plátanos en la misma feria. $2.200 pesos, y en el supermercado ubicado a 200 metros, a $1490.
Hace ya algunos meses está ocurriendo esta llamativa forma de cobrar, a veces dicen que es por cara (rostro), pero creo que obedece a la necesidad de hacer recursos en forma rápida, pero ello no debe ser a costa del cliente, quien espera precios razonables, como debe ser en una feria. Curiosamente los economistas recomiendan ir a las ferias para abastecernos, pero parece que esos economistas no conocen la realidad o jamás se han parado en un lugar como este.
Espero que los feriantes se pongan una mano en el corazón y se den cuentan que con esos precios alejan a quienes preferimos por años esta forma de adquirir nuestros productos.
Hernán Gallardo G.
"Deje su mensaje"
"Deje su mensaje" es la frase habitual de una grabación telefónica que todos hemos tenido el placer de escuchar cuando afanosamente deseamos comunicarnos en directo con otro ser vivo por esas cosas de la vida. La diferencia que echamos de menos cuando antes sólo acudíamos al toque de puerta y ¡zaz!, aparecía el susodicho en presencia y con el clásico saludo que teníamos los humanos: !Hola!, ¿qué te trae?
O sea, nos identificamos como seres empáticos, amables, pensantes, gregarios, en fin, no mediando esa endemoniada tecnología que en la mayoría de las veces sólo sirve para escabullir el contacto personal, aunque sea por voz, pero contacto al fin, y no descansar en una anónima y fría grabación que nos manda lisa y llanamente "a la punta del cerro", evadiendo la premisa de que al tener celular y número ubicable es para contestarlo cuando se le requiera, pues nunca se sabe a quién podemos ayudar o hacer de puente en casos extremos incluso, de vida muerte.
De todas maneras, deje su mensaje y después del tono.
Marlene Cárdenas Siebald
"No hay señal"
"No hay señal", frase o pensamiento habitual en todos quienes entran o pretenden hacerlo al ciberespacio, pero ¡qué primitivo!
Tan útil y fantástico cuando hay señal, pero si no la hay o es insuficiente, como ocurre a menudo; es un desastre, pues no alumbra más que una vela.
José Manuel Caerols
Empleo y TPP11
El bolsillo se hace cada vez más estrecho, las empresas reducen sus contrataciones y hay montón de gente desempleada, pero el Gobierno sigue su fetiche de ir en contra del TPP11.
Eduardo Álvarez