Correo
Mujeres de Puluqui
"Memorias fotográficas: Puluqui crece, un lugar de encuentro", es el nombre de un libro de mujeres, de la isla Puluqui en el archipiélago de Calbuco que ya ha visto dos ediciones en los años 2020-2021, auspiciado por la Red de Cultura del ministerio del ramo.
Sus autoras son las profesoras Juana Edith Mansilla Muñoz, quien nació en el sector de Chauquear de la isla, estudió hasta tercero básico y luego emigró a Osorno para proseguir estudios hasta convertirse en docente, hoy ejerciendo en Calbuco, en la Escuela José Manuel Balmaceda; y Valentina Guerrero Mansilla, calbucana, quien se tituló de maestra de Artes Plásticas y licenciada en Educación de la Universidad de Concepción, ejerciendo hoy en los liceos Politécnico Calbuco y Francisco Hernández Ortiz.
Resulta auspicioso y hermoso decir que son madre e hija, y agregar que además contaron con la colaboración fotográfica de su esposo y padre Roberto Guerrero, que es profesor de Lenguaje.
Juanita es una mujer empoderada en las lides de la mujeres, especialmente de su isla Puluqui, a quienes las hace protagonista de este libro, de una impresión tan preciosa como su contenido, donde se plasman nítidamente los trabajos y la breve historia de cada una de ellas, tejedoras y artesanas de la vida y maravillosos trabajos, excepcionales bordados a crochet, más la fotografía bien cuidada y armoniosa de Valentina con retratos de las capillas de la isla, de las mujeres y los grupos donde participan y los hijos, hijas y nietos que orgullosos las acompañan.
Un trabajo quizá silencioso, pero que tiene luz propia para enorgullecer a las mujeres de Puluqui participantes y que crecerá, como lo dice parte de su titulo. Para Calbuco, sin suda un orgullo de sus hitos culturales y ojalá se venga una tercera edición como me lo cuenta una de sus autoras. Felicitaciones.
Eduardo Nievas Muñoz
Salud mental y televisión
Últimamente se ha publicado bastante información sobre lo que es recomendable para prevenir o aminorar los desajustes conductuales que nos atormentan en forma tan recurrente, como la depresión u otras patologías más severas.
Entre ellas se recomienda dieta sana, deportes, distracción adecuada, ambiente relajado, en fin, todo bien hasta que llega la hora de los noticieros televisivos en que increíblemente nos bombardean con no menos de 40 minutos con prensa roja, del color más rojo dentro del espectro de colores, semejante a una inyección a la vena en que luego de ello sólo hay que recurrir a una dosis del "Agua de Las Carmelitas", porque después del chaparrón de tanta desgracia televisiva el corazón y la mente amenazan con reventarse de ansiedad y pánico, lo que lleva a apagar el televisor y cambiarlo por radio con algo de música de cualquier ritmo y melodía, con tal de bajar las palpitaciones o taquicardia.
Me pregunto si en algún momento ha habido alguna coordinación entre los responsables de las parrillas programáticas de los noticieros de la televisión con tal de dejar para el final estos desastres y los organismos de salud mental, porque si no es así, estaríamos perdiendo tiempo y recursos al fomentar la salud mental, tal cual haciendo una raya en el agua. Ni más ni menos.
Marlene Cárdenas Siebald
Boric y La Araucanía
¿Qué tiene la Región de Atacama que no tiene la Región de La Araucanía, para que el Presidente Gabriel Boric en un poco más de un mes la haya visitado dos veces?
Porque si Atacama tiene un socavón en Tierra Amarilla y el desierto florido, razones que habrían motivado las visitas del Presidente, muchos transversalmente opinan que La Araucanía también tiene su propio gran socavón, que día tras día se fagocita la paz y no deja florecer la calidad de vida de sus vecinos.
Un favor, elija usted la cita final, gracias. "Santa Claus tiene la idea correcta, visitar a las personas una vez al año": Víctor Borge (1909-2000), comediante danés; o "Por muy bueno que uno sea, pronto deja de visitar a las personas que lo entristecen": Alejandro Dumas (1802-1870), novelista francés.
Luis Enrique Soler
Dignidad de personas mayores
Hace un tiempo conocimos el lamentable hallazgo de los cuerpos sin vida de dos hermanas de 91 y 98 años, situación que fue alertada por vecinos que llamaron a la PDI tras varios días sin verlas. Lo triste de esta noticia es que no es primera vez que esto ocurre y al tener una memoria frágil, nos olvidamos rápidamente de estos casos.
Se ha avanzado en otras materias, tales como equidad de género, protección de la niñez y de víctimas de violencia intrafamiliar, pero poco se ha hecho para saldar la deuda abismante y desoladora que tenemos con nuestras personas mayores. No hay que olvidar que la mayoría de la población llegará a esta etapa de la vida, probablemente enfrentada a la disminución de sus ingresos y, en muchos casos, también al abandono.
El 14 de septiembre de 2017 entró en vigencia en nuestro país la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, adoptada en 2015 por la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, la cual establece la igualdad y no discriminación por razones de edad, y el derecho a la vida y dignidad en la vejez. Si relacionamos estas normas que forman parte de nuestra legislación con normas constitucionales que reconocen la igualdad ante la ley, prohibiendo y sancionando la discriminación arbitraria, no parece nada descabellado instaurar un sistema similar al que ya disponemos en salud pública, pero enfocado al desarrollo de un control sano para la persona mayor, que permita visitarla con la frecuencia necesaria para que personal de salud verifique sus signos vitales, medicamentos, alimentación básica y, en caso de proceder, activar las medidas cautelares que sean necesarias.
Con esto, se estarían tomando medidas concretas que podrían, en parte, saldar esta deuda y otorgar mayor dignidad a quienes llegaron a la vejez.
Carolina Araya, académica de la Universidad de Las Américas
Desarrollo del país
Para el plebiscito del 88 tenía poco más de 18 años. Voté "No" para botar al dictador y de ahí en más, como muchos de mi generación, nos dedicamos a trabajar, para sacar adelante a nuestras familias.
Sabíamos que era la forma para cambiar a un país quebrado moralmente. No todo fue miel sobre hojuelas (¿qué lo es?), pero vimos avances evidentes, lentos sí, pero avances, hasta que llegó un grupo de niños de buena cuna y lindo hablar que dijo que nuestro esfuerzo no valió la pena.
Patricio Herrera