Donación de órganos
Lamentablemente, este generoso acto tiene una tendencia a la baja en el país, muy diferente a lo que se ve en Europa. La donación trae consigo una real oportunidad de vida a pacientes con enfermedades complejas, y de tranquilidad para la familia donante.
La donación de órganos y tejidos es un acto voluntario y gratuito, por el cual una persona o su familia deciden cederlos para que sean extraídos e implantados en otra persona. Puede ser realizada por personas vivas que lo aportan a algún familiar, siempre que no altere el funcionamiento vital de su cuerpo, o por pacientes fallecidos, previa autorización de su entorno.
Lamentablemente, el país tiene una baja tasa, que bordea los 10,4 donantes por millón de habitantes, mientras que en naciones europeas se superan los 30 donantes por millón de habitantes. En Chile, todos los mayores de 18 años de edad son donantes, a menos que en vida declaren la voluntad de no serlo.
No obstante, la palabra final la tienen los familiares.
Los aportes están muy lejos de cubrir la demanda de más de 2.400 pacientes que están en lista de espera en el país, muchas de las cuales requieren de un trasplante para poder seguir viviendo. En Chile, el número de aportantes ha ido a la baja. En 2017 hubo 173, que se tradujeron en 450 intervenciones a pacientes que esperaban algún procuramiento. En 2018 fueron 119 donantes, que se materializaron en 342 trasplantes, considerando que de cada persona se extraen varios órganos. En los años posteriores, la pandemia hizo dejar de lado el tema, para poner todos los esfuerzos contra el covid-19.
Si bien son muchas las personas que en vida expresan su decisión de que al fallecer donarán sus órganos, los familiares rara vez respetan esa determinación, y la negativa ha ido en aumento. En 2003, el 30% de los parientes se oponía a la cesión de órganos de sus seres queridos, cifra que en 2019 se elevó a 59%.
Es cierto que la muerte significa un padecimiento para las familias de los donantes y quienes esperan los órganos en momentos de suma complejidad, pero los procedimientos quirúrgicos para los trasplantes se han perfeccionado y la experiencia adquirida constituye una alternativa válida para enfrentar enfermedades que de otra forma no tendrían curación posible dado el deterioro del órgano y las condiciones del enfermo. La donación puede traer resignación e incluso conformidad cuando las familias ven que los órganos de su ser querido están contribuyendo a la prolongación de la vida de otra persona.