Correo
Proceso constituyente I
Es sumamente preocupante la actual situación de incertidumbre en torno al proceso constituyente, en específico, la inexistente transversalidad por parte de los partidos políticos acerca de un plebiscito de entrada que ratifique la decisión de la sociedad de optar por una nueva Carta Magna.
Más allá de lo que diga el artículo 142 de la actual Constitución, es necesario recordarle a los partidos políticos y a sus presidentes que el verdadero soberano es el pueblo, reflejado en la masa votante. Por ello, en vista de los resultados del pasado 4 de septiembre, es imperativo consultar a la ciudadanía si realmente persiste en la idea de continuar con este proceso.
Se exige democracia y consultar a la ciudadanía sólo puede otorgar legitimidad a cualquier decisión. En caso de ganar el Apruebo nuevamente, no se podrá acusar a los partidos de terquedad al insistir en proponer nuevos mecanismos para una nueva Constitución; y en caso de que ganara el Rechazo, se daría fin al proceso de discusión constituyente, imposibilitando la objeción de la izquierda ante la expresión de voluntad del pueblo.
Si los partidos le temen a la democracia y a la voluntad de la ciudadanía, no estarían actuando en base a su propósito. Lo mismo para el Gobierno del Presidente Gabriel Boric. Según Ludwing von Mises, la función social de la democracia recae en la adaptación del gobierno a la voluntad de los gobernados y no al contrario.
Misael Vidal Gallegos
Proceso constituyente II
De acuerdo con lo establecido en la Carta Fundamental, con el plebiscito de salida se daba término al proceso constituyente. En este referéndum el pueblo, con una contundente mayoría, se pronunció a favor de la opción Rechazo; es decir, por mantener vigente la Constitución actual, la que puede ser reformada sin grandes restricciones.
Al respecto, es importante tener presente que en el plebiscito de entrada votaron 5,8 millones de ciudadanos a favor del Apruebo y que en el plebiscito de salida 7,8 millones lo hicieron por el Rechazo, una cantidad significativamente superior. Sin embargo, da la impresión que la opción ganadora fue el Apruebo, pues, desoyendo la voz del pueblo y quebrantando el Estado de Derecho, los sectores de extrema izquierda -con la confabulación de sectores políticos de centroderecha- están promoviendo la realización de un nuevo proceso constituyente, mediante una operación política que tiene el aroma de un "golpe de Estado blando".
Adolfo Paúl Latorre
Boric y Obama
Noticia mundial: se juntaron Gabriel Boric y Barack Obama. El Presidente Boric le mostró y comentó su discurso en la ONU; y Obama, en un acto de sublime y de tremebunda iluminación, lo miró profundamente a sus ojos, tomó cariñosamente sus hombros e inclinó suavemente su cabeza, mostrándole sus modestas, pero valiosas y brillantes canas.
Alfonso Muena R.
Respeto a las tradiciones
Días atrás un amigo comentaba: "Veo el funeral de la reina y el respeto inglés por sus héroes y recuerdo a Baquedano echado de su monumento". En verdad me dejó pensativo. Después de investigar sobre el tema llegué a esta simple conclusión. Los ingleses han vivido como una nación relativamente homogénea los últimos mil años, habiendo limado sus asperezas internas unos 300 años atrás, pese a que aún subsisten problemas con Gales, Escocia e Irlanda.
No obstante, el pueblo británico es respetuoso, amante de sus tradiciones y protector de sus numerosos monumentos históricos, de los que hay por miles en el Reino Unido. El respeto por no saltarse la fila para avanzar, lo que pudimos ver con una de sus estrellas futbolísticas esperando para homenajear a la reina, o de estar siempre a tiempo son valiosas cualidades británicas.
Aún más, el sarcasmo y la capacidad de reírse de sí mismos sin perder su condición de gente, son otras de sus admirables cualidades. Pensando en nuestro querido Chile, somos una nación joven. Si siguiéramos la lógica inglesa, habrá que esperar unos 300 años para ver resultados que nos hagan olvidar nuestras divisiones, las que vienen desde la Colonia, amplificadas por revueltas sociales -totalmente válidas- que afloran de tiempo en tiempo.
Notablemente, este no es sólo un problema chileno. En mayor o menor forma se repite en países jóvenes, con inmigrantes que provienen de distinto puntos del globo, como lo son Canadá y Estados Unidos, donde también se ha atacado y destruido tradiciones con las que la sociedad actual no se siente identificada. Por ahora, me atrevo a decir, los ingleses de Sudamérica, no somos.
Gustavo M. Astorquiza
Ultraje a la bandera
Lo presenciado hace unos días en Valparaíso pareciera que sigue el curso del atolondramiento y el de "si no es tanto", pero sí, es grave. Guste o no, en ese acto público se mancilló nuestro principal símbolo patrio, la bandera.
Más grave es si este denigrante hecho ocurrió con la anuencia de autoridades, quienes no podrían justificarse como desprolijidad o descuido. Corresponde ante la justicia que respondan quienes sean responsables. La bandera nacional no es un trapo cualquiera o mucho menos, se presta para cualquier cosa.
José Manuel Caerols
Vivienda y previsión
La crisis habitacional, según expertos, es la peor de los últimos 30 años, con un déficit directo de 641 mil viviendas, a lo que debemos añadir cerca de 400 mil en situación de fragilidad habitacional, o que están en dificultad para el pago del arriendo, por lo cual el déficit habitacional supera el millón de familias.
Una forma directa de hacer frente a esta gran crisis habitacional es articular de buena manera los ahorros previsionales en pro de la vivienda propia. Dos son los principales mecanismos.
En primer lugar, fortalecer la capitalización individual, de tal manera de volver al financiamiento a bajas tasas y a plazos de 30 años, lo cual hace más accesible el sueño de la casa propia, sobre todo para la clase media.
En segundo lugar, que toda la cotización adicional que se está discutiendo hoy, tenga la posibilidad de liquidez para ser usada como pie habitacional, lo cual a la vez incentivaría la cotización formal, y por el total de los ingresos.
La vivienda y la previsión deben ir de la mano, y así evitar que futuros pensionados no tengan su vivienda propia.
Eduardo Jerez Sanhueza