Enfatizar el emprendimiento antes que la "desigualdad"
El Presidente Gabriel Boric fue esta semana a la reunión anual de las Naciones Unidas en Nueva York, donde aprovechó de mencionar en la prensa internacional y a potenciales inversionistas que Chile es un país estable, democrático y respetuoso de las leyes. Pero luego en diferentes foros y en la propia ONU, se encargó de resaltar nuestra "inmensa" desigualdad social, el estallido social y las dificultades que estos hechos producen.
Pues bien, esta falta de claridad y estas contradicciones son parte del alma del actual Gobierno, y son justamente lo que un empresario extranjero, o nacional, no desea escuchar al momento de decidir si va a invertir en el país o no. El Gobierno dice querer incentivar el emprendimiento y los negocios, pero luego su Presidente expresa ideas centradas en ideologías que son francamente contrarias a estos temas, produciendo una inestabilidad económica que luego es difícil de revertir.
El sabido que el tema del emprendimiento está presente en todas aquellas naciones que buscan progresar y desarrollarse, apostando a fomentar esta característica entre sus ciudadanos; es decir, que incentivan emprendimientos en el ámbito privado, de la empresa privada. Estamos hablando acá de la capacidad de identificar y coordinar los recursos productivos y ponerlos al servicio de una idea o innovación, con el fin de materializar un negocio. La simple estadística de muchos individuos emprendiendo en un país, habla de la salud social y económica del mismo. Y resulta que en Chile existen más de un millón de micro y pequeñas empresas formales (y una cantidad similar de informales), más otras 40.000 empresas medianas y grandes. Estas cifras incluyen una inmensa cantidad de empresarios privados, quienes mediante un gran esfuerzo y sacrificio personal, sacan adelante sus negocios y contribuyen a generar el 85% del empleo nacional. Esa es nuestra realidad, virtuosa realidad. Acá no cabe hablar de desigualdad, sino de trabajo y dedicación.
Sin embargo, lo que se advierte ahora desde diversos ministerios y altos personeros oficiales es la intención de instalar un nuevo paradigma hostil al emprendimiento, donde se aloja la sospecha de que toda acumulación de bienestar y valor económico tiene que ser mal habida, toda utilidad o ganancia sería obtenida con algún grado de aprovechamiento ilícito, a lo menos. Se intenta imponer un ideario filosófico muy adverso, con obstáculos y trabas para los emprendimientos, suprimiendo derechos a los negocios pequeños o grandes para entregárselos a un Estado todo abarcador. En ninguna parte se escucha al gobierno resaltar que somos una nación de millones de emprendimientos que generan actividad, empleo y traen progreso para Chile. Obviamente, hay pocas ganas de manifestar que los emprendimientos contribuyen de un modo extraordinario al bienestar y la riqueza de nuestra sociedad.
No tiene mucho sentido entonces, centrar la discusión pública en la "desigualdad" de la cual habla el presidente, y en una supuesta falta de sensibilidad social de los que tienen más, pues ello conduce a situaciones extremas que son sumamente perjudiciales para una nación emprendedora y dinámica como Chile. En vez de consignas anti empresariales y anti capital, levantadas por sectores reaccionarios, lo que se debe privilegiar en momentos de gran carestía y serias dificultades económicas, es promover mecanismos pro inversión nacional y extranjera, maximizando así el crecimiento, el empleo y la equidad.