Secciones

La filósofa que piensa en las manos de todo el mundo

La directora del Departamento de Filosofía de la UMCE, Marcela Rivera, concentra en "Lo que la mano da" (Mundana) episodios reales de grandes creadores y también reflexiones sobre manos propias y ajenas.
E-mail Compartir

¿Quién no ha mirado detenidamente sus manos? Este acto cotidiano continúa una reflexión que ha sido asumida por escritores y artistas de distintas épocas a través de textos y bocetos. Ahora es el turno de Marcela Rivera, que concentra en el breve "Lo que la mano da" (Mundana) episodios que hilvanan reflexiones de Leonardo Da Vinci, Paul Valery, Marguerite Duras o John Berger, además de sus propios pensamientos respecto a las manos.

"Vivimos como quien extiende sus dedos en la noche, palpando lo desconocido: la mano roza lo imprevisto", escribe la autora.

Rivera tiene estudios en sicología y filosofía, es docente y directora de esta misma disciplina en la UMCE. También es autora del ensayo "Pensar por imágenes: Montaigne y la caída" (Cuadro de Tiza, 2020) y además ha sido editora y traductora.

Este libro, "Lo que la mano da", nació "en un desvío de lo que me reclamaba el trabajo de la tesis de doctorado. Esa escritura me comenzó a sofocar y llegué a los cuadernos de Paul Valéry y empecé a tirar líneas, a hacer un ejercicio sin una finalidad. Primero fue un plan tímido, de quitarle tiempo a la tesis, pero como me fue dando mucha respiración fue tomando espacio. Imágenes y pasajes de esta mano que se vuelve inquietante, que está tan cerca y tan lejos a la vez, activó esta escritura".

Sobre la diversidad de referentes que se desarrollan en las entradas del libro, Marcela Rivera detalla que es "un texto en capas, de varios tiempos, de varias manos también. Está escrito en distintos registros, mis interpelaciones también son diversas. Había pasajes o manos de la filosofía, porque además hice dos seminarios de la mano en la UMCE. Ahí empecé a visualizar la magnitud de la empresa; hay referencias muy primarias en Aristóteles que después atraviesan toda la filosofía. Es una pregunta gigante, que tenía otras resonancias sobre distintos escritores que hacían de la mano su asunto. Las referencias me fueron llegando y todo se fue cruzando".

Sobre el estilo en que fue escribiendo "Lo que la mano da", detalla que "la experiencia de la escritura es la experiencia de una voz, de una singularidad y de alguna manera reconozco mi condición híbrida, porque vengo de una disciplina que es la filosofía, que establece relaciones tensas con su propia escritura".

"Podía escribir, podía respirar, sobre todo vinculada al ensayo que tiene una potencia emancipatoria como registro, no hay un estilo de ensayo, podríamos incluso desinscribirlo de los géneros. Se cruza mucho de la poética hasta la narrativa, hay una manera de enhebrar que es mucho más audaz", remata.

Manos de mujeres

El trasfondo sentimental que esconde el libro tiene que ver con la familia de Rivera: "Mi pasión por las manos viene de la infancia, de abuelas, madres, que nunca tenían sus manos quietas, mujeres muy inventivas, creadoras" comenta, "yo empecé a desarrollar esta fascinación por el mundo de los libros y en un momento se experimenta un costo, porque uno hace otra cosa, algo que no tiene que ver con esas manos".

"No sólo estaban volcadas a las tareas de cuidado, sino también creativas. Mi abuela pintaba y bordaba sus poemas en manteles, mi madre estudió mil cosas, restauración de muebles, diseño de vestuario. Yo no me inscribí en esta historia, pero explorando esa búsqueda de las manos conecté con esta herencia, aparecieron las manos que escriben y todo lo que implica, el cuerpo que se pone en escena en la escritura", complementa la escritora.

"Las manos tenían un lugar muy determinante para el pensamiento", reflexiona hoy. "Fue muy sanador reparar esas escisiones que se forman en la academia, que te hacen experimentar ciertos desarraigos. Me vi con mis manos escribiendo, haciendo un ejercicio que tiene que ver con esta idea del texto como tejido, hilvanando. Es una manera de enhebrar esas referencias que hay en el texto los dones que la lectura me entrega, y crear una red de encuentros a partir de una pregunta que es común. Resignifica mi relación con la escritura de todas maneras".

"Lo que la mano da" retoma "el asombro filosófico", idea de Paul Valery.

Rivera nos ayuda a rodear esta idea: "El libro puede conectar a cualquier lector, con una disposición que está en la filosofía. Lo que parece obvio ya no lo es. Lo que parece simplemente dado se revela como enigmático. Eso nos pasa a todos y a todas en algún momento de la vida. Es inventarse ojos nuevos. De volver hacia las cosas con una alerta que el ritmo de los días te sustrae, una manera también de despertar esa sombra en cualquiera que se encuentre con él".

En "Lo que la mano da" se reproduce una lista de Montaigne con una enumeración de las acciones que se pueden hacer con las manos: prometemos, llamamos, despedimos, amenazamos, pedimos, suplicamos, rehusamos, interrogamos, admiramos, contamos, confesamos... Consultada Rivera cuál fue la última que las suyas realizaron antes de esta entrevista, señala que "lavar, lavarme. Lavarme la cara. Estaba preparándome. Hay algo en esa plasticidad de las manos, que se vuelven cuenco, que se vuelven vara cuando se tensan. Estaba preparando un texto y tenía que salir de la concentración de eso. Las manos en ese gesto de coger agua para lavarse la cara, es una manera de volver, de despertarte para darle espacio a otra experiencia, en este caso, nuestra conversación".

Marcela Rivera es autora de "lo que la mano da" y "Pensar por imágenes".


"Lo que la mano da"

Marcela Rivera

Mundana Ediciones

53 páginas

$8.000

Por Cristóbal Gaete

"Hay algo en esa plasticidad de las manos, que se vuelven cuenco, que se vuelven vara cuando se tensan".

rosario valdivieso