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Fundador de la CAM dice que mapuches lucharán con armas y La Moneda rechaza amenaza

VIOLENCIA EN LA MACROZONA SUR. José Huenchunao respaldó palabras de Héctor Llaitul y dijo que incluso consideran "apoderarse" de colegios.
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Redacción

Pocas semanas después de que Héctor Llaitul, líder de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), llamó a "preparar las fuerzas, a organizar la resistencia armada, por el territorio y autonomía para la nación mapuche", José Huenchunao, uno de los fundadores de esa organización, de la que ya no participa activamente, se sumó a la mención de la lucha armada contra el Estado de Chile.

En entrevista con el canal de YouTube Sala de Prensa, Huenchunao sostuvo que mantiene contacto con Llaitul y que "en la idea, en la estrategia, estamos por seguir impulsando la reconstrucción de nuestro pueblo, resistir a cualquier intento de invasión".

"Hay una decisión del pueblo mapuche de luchar, resistir e incorporar las armas si es necesario. No hay ningún pueblo que se haya liberado de otra manera", añadió Huenchunao.

También apuntó que "el problema de fondo es que a nosotros se nos negó ser mapuche. En todos los espacios, incluso en los colegios, que fue donde mayor transculturización se ha efectuado contra nuestra gente. Nosotros tendremos que apoderarnos de los colegios en territorio mapuche y decir qué se enseña de acuerdo a los intereses de nuestro pueblo".

Respecto al nuevo Gobierno y lo que busca establecer la nueva Constitución, Huenchunao considera que la solución con el Estado de Chile no es viable: "¿Por qué yo voy a creer que ahora que habrá una nueva Constitución, habrá plurinacionalidad y los colegios serán interculturales, esto va a cambiar? Aquí en los colegios eso ya está, pero en el papel no más. Los que ordenan aquí no somos nosotros, sigue mandando la gente a la que acomodan, que tiene otro concepto de desarrollo".

Sobre la situación de tráfico de drogas en la Macrozona Sur, reconoció que "eso existe y no estamos de acuerdo con eso. No hay carteles de narco, pero sí hay gente, que son seguramente carteles externos, que intenta ingresar droga en el territorio. Entonces ese es un peligro para nosotros y tendremos que combatirlo en algún momento".

Sobre el robo de madera afirmó que no debe ser vinculado de la misma manera: "Nosotros tenemos el derecho justo de sacar esa madera o dejarla ahí. Las empresas dicen que son de ellos, pero el concepto que tenemos nosotros es que esa madera está dentro del territorio que son de las comunidades. No estoy de acuerdo cuando se habla del robo de madera".

Vallejo lo rechazó

La ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, respondió a los dichos de Huenchunao: "No podemos permitir que se siga legitimando el uso de armas para nada. Ni para el crimen organizado, ni para reivindicaciones de tipo político. Estamos en momentos donde la democracia y el diálogo tienen que ser la centralidad de nuestra política".

"El diálogo es fundamental para construir una sociedad más igualitaria, más libre, más próspera y más feliz, y este gobierno, desde el día en que asumió, ha dado señales de tener las puertas abiertas sobre una estrategia basada en el diálogo, en el reencuentro, y en la construcción de una democracia más plena, respetando todas las identidades, culturas, religiosas y cosmovisiones; y en eso seguro están las primeras naciones", añadió la vocera en La Moneda.

Vallejo cuestionó las palabras del ex líder de la CAM y destacó el rol que han tenido los pueblos originarios en la elaboración de la nueva Constitución: "Estamos en un proceso constituyente que ha contado de forma inédita, histórica, con la representación de nuestros pueblos originarios porque nuestra sociedad ha entendido la importancia de incorporarlos en el debate democrático".

"Tendremos que apoderarnos de los colegios en territorio mapuche y decir qué se enseña de acuerdo a los intereses de nuestro pueblo".

José Huenchunao

Alcalde de Cunco: 'Hay narcos y terrorismo'

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El alcalde de Cunco, Alfonso Coke (PPD), aseguró que existe terrorismo en la Macrozona Sur. "Esto ya no da para más, el Estado de Derecho no está funcionando, no solo en este Gobierno. Nosotros desconocemos si hay mapuche o hay gente también que no es mapuche que está metida dentro de los narcos, de los revolucionarios. Entonces no podemos culpar aquí al pueblo mapuche; yo creo que el pueblo mapuche lo único que quiere en un 80% es trabajar sus tierras y avanzar. No le bajemos el perfil, actuemos y digamos 'aquí está el terrorista' y hay que buscar la forma de arrinconarlo, quitarle las armas, hay que partir por eso primero", planteó en radio Cooperativa.

Carlos Peña

La sordera de Huenchunao

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Las declaraciones de José Huenchunao llamando a tomar las armas, o planteando que será inevitable hacerlo -"no hay ningún pueblo que se haya liberado de otra manera", dijo- dan cuenta de que los incidentes de violencia en el sur no son producto de acciones meramente delictuales o iniciativas de cabezas calientes, como a veces nos gusta creer, sino que son resultado de una convicción ideológica.

A la luz de esas declaraciones, la violencia del sur no es solo el fruto del narcotráfico, el robo de madera a escala industrial o cosas semejantes (aunque también se deba en parte a ello) sino que es el resultado de una posición ideológica, doctrinaria, el fruto de una convicción que la historia, como subraya Huenchunao, enseñaría: que la violencia es la única forma de obtener la autonomía a la que sectores del pueblo mapuche aspiran.

Y eso sí que es preocupante.

Porque del hecho de creer que se cuenta con buenas razones para ejercer la violencia, se puede pasar muy rápidamente a eso que Albert Camus llamó el crimen lógico.

Albert Camus contrapuso el crimen pasional, a lo que llamó crimen lógico. Mientras el primero es el fruto de un arrebato y es por eso excepcional, y no pretende erigirse en mandato, el segundo, llama a la doctrina y al razonamiento en su auxilio y a partir de allí prolifera, al igual que la razón, como si fuera un silogismo. Mientras el crimen pasional, concluye Camus, es solitario como un grito, el segundo es universal como la ciencia (es la universalidad que pretende Huenchunao, al decir que ningún pueblo se ha liberado de otra forma que con la violencia). La violencia que en democracia debe ser perseguida y juzgada, presume ahora que no es más que expresión de una ley histórica. Y si es la historia la que empuja a la violencia ¿quién entonces podría ser juzgado en el futuro por ejercerla?

Al esgrimir en favor de la violencia (o sea en su favor, o en favor de la CAM) una especie de ley histórica, José Huenchunao está poniéndose de frente, sin excusas ni pretextos, a las instituciones democráticas que parten del supuesto exactamente opuesto al que él formula. La democracia, en efecto, piensa que no es posible, mientras ella existe, justificar la violencia como método de acción política o como forma de imponer la propia manera de concebir al mundo. Es propio de la democracia aceptar todos los puntos de vista y la prosecución de los más diversos objetivos (incluida, por supuesto, la autonomía del pueblo mapuche que Huenchunao pretende) a condición de que ellos se persigan mediante métodos pacíficos (por eso la mejor y más sencilla definición de democracia la dio Raymond Aron: es la competencia pacífica por el poder).

Admisión de todos los fines y de cualquier propósito, pero exclusión de un específico medio para perseguirlos: la violencia. Esa es la única condición de la democracia.

Abundando en sus declaraciones Huenchunao declara aspirar a tener el control de las escuelas situadas en el territorio que reivindica. Aceptemos, incluso sin mayor crítica, esa demanda. Pero en tal caso ¿por qué ello debiera perseguirse con la violencia cuando parece haber ya un amplio acuerdo, tanto en la izquierda como en la derecha, que los pueblos originarios tienen derechos colectivos entre los cuales está, desde luego, el derecho a transmitir la propia cultura? Es probable que Huenchunao sepa eso, pero que así y todo prefiera no oír y creer que la violencia o las armas es el camino.

Y es que como suele ocurrir a quienes se dejan invadir por la fiebre ideológica, quizá ocurre a Huenchunao que, convencido de la ley histórica que proclama, acabe prefiriendo los medios a los fines, la violencia en si misma a los objetivos que dice pretender, o, en otras palabras, que fiel a su convicción histórica y en su afán de escuchar a lo que él piensa enseña la historia, haga oídos sordos incluso a lo que se ha convenido en la Convención constitucional.