Los desafíos del comercio
Como cada 6 de junio, hoy se conmemora el Día Nacional del Comercio. Una serie de desafíos debe enfrentar la actividad. Comerciantes ven cómo ellos pagan patentes, permisos, mientras los ilegales se instalan en ocasiones afuera de sus negocios.
Cada 6 de junio, el comercio celebra su Día Nacional, para recordar con dolor el asesinato de Diego Portales Palazuelos, el estadista que consolidó nuestra república. Era comerciante y su legado ha sido tomado por el comercio, que se enorgullece de su vida y obra. Los últimos años han sido difíciles, especialmente para el comercio detallista, que enfrenta la competencia de los malls, cadenas de multitiendas, supermercados y farmacias. También deben hacer frente a la venta callejera, que por años se ha apoderado progresivamente de más espacios en las principales ciudades.
Hay que recordar que la actividad comercial ya enfrentaba situaciones difíciles desde octubre de 2019, cuando durante las protestas muchos locales, a nivel nacional, fueron saqueados o quemados y por meses tuvieron que cerrar sus puertas.
Y cuando en el 2020 se preveía una situación más normal, se desencadenó la pandemia de coronavirus, que llevó a muchos empresarios a tener que cerrar definitivamente sus locales.
El mundo no volverán a ser lo mismos, porque la manera en que estamos relacionándonos y comprando ha cambiado. De partida, los consumidores han dejado en gran medida el dinero en efectivo, para reemplazarlo por las tarjetas de débito y de crédito. Cada vez toman más fuerza las ventas en línea y las transferencias electrónicas de dinero. Y buena parte del pequeño comercio ha tenido que adaptarse, accediendo a aceptar que sus clientes puedan pagar con esos mecanismos. También los empleos están sufriendo esta transformación, en particular el comercio que vende productos y servicios. Las grandes tiendas estaban preparadas para ello, porque tenían sitios web, la experiencia acumulada y los equipamientos para ello, pero no así los locales pequeños y medianos, que basan su negocio en la venta cara a cara y tuvieron que adaptarse. Es comprensible la inquietud que por mucho tiempo han expresado los comerciantes, que ven cómo ellos deben pagar patentes, permisos, cumplir con la legislación, mientras los ilegales se instalan en ocasiones afuera de sus negocios, sin cumplir con ninguna normativa. Hoy urge dar una mano a una actividad que paga impuestos, los mismos que terminan financiando políticas públicas y gastos de la maquinaria estatal.