Donación de órganos
Dentro de los tantos efectos negativos que ha tenido la pandemia, uno de ellos ha sido el descenso de este acto solidario. Aunque muchos de los donantes han expresado su decisión de donar los órganos, la familia suele negar el cumplimiento de esa voluntad.
La donación de órganos y tejidos es un acto voluntario, altruista y gratuito, por el cual una persona o su familia deciden ceder los órganos para que sean extraídos e implantados en otra persona. Puede ser realizada por personas vivas que lo aportan a algún familiar, siempre que no altere el funcionamiento vital de su cuerpo, o por pacientes fallecidos, previa autorización de su entorno.
Lamentablemente, las cifras de donaciones y de trasplantes en Chile son insuficientes. El número de aportantes ha ido bajando. En 2017 hubo 173, que se tradujeron en 450 intervenciones a pacientes. En 2018, fueron 119 donantes, que se materializaron en 342 trasplantes, considerando que de cada persona se extraen varios órganos. En los años posteriores, la pandemia hizo dejar de lado el tema, para poner todos los esfuerzos en combatir al covid-19.
Si bien es cierto son muchos quienes en vida expresan su decisión de donar órganos y tejidos, la familia rara vez respeta esa decisión, y la negativa ha ido al alza. En 2003, el 30% de los parientes se oponía a la cesión de órganos de sus seres queridos, cifra que en 2019 se elevó a 59%.
De cada paciente fallecido se obtienen varios órganos, por lo que esa decisión puede ayudar a salvar a unas cuatro o cinco personas. El protocolo para la donación se conoce como procuramiento, que se hace una vez que la persona muere, mediante exámenes ejecutados por expertos que determinan si hay compatibilidad con pacientes en lista de espera. Tras el análisis, se entrevista a las familias para conocer si hay voluntad para la donación. No obstante, éstos pueden negarse aunque el paciente haya tomado la decisión en vida, lo que se podría revertir en la medida que se entienda la necesidad de salvar vidas por esta vía.
Es cierto que la muerte significa un padecimiento para las familias de los donantes y quienes esperan los órganos, pero los procedimientos para los trasplantes se han perfeccionado y la experiencia adquirida es una alternativa válida para enfrentar enfermedades que de otra forma no tendrían curación posible dado el deterioro del órgano y las condiciones del enfermo. La donación puede traer resignación e incluso conformidad, cuando las familias ven que los órganos de su ser querido están contribuyendo a la prolongación de la vida de otra persona.