La última letra

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La última letra en sumarse al alfabeto español fue la uve doble (doble ve, ve doble o doble u), que no se incorporó hasta 1969, y lo hizo como foránea, ya que entró en la lengua española por la vía del préstamo. A veces funciona como vocal en muchas palabras procedentes del inglés o de lenguas orientales, pero también se comporta como consonante en términos procedentes del alemán como "wolframio".