Correo
Petición de indulto
Los que suscribimos esta carta formamos parte de quienes, iniciados los disturbios del 18 de octubre de 2019, estuvimos diariamente y al menos por un par de meses defendiendo nuestra Catedral e ícono patrimonial de nuestra capital regional, del asedio e intentos permanentes de turbas organizadas empeñadas en profanarlo, quemarlo y destruirlo. Esto, tal como perfectamente lo sabe el condenado por incendio en lugar habitado Felipe Santana, no importándoles que en su interior existieran laicos católicos dedicados a ejercer el legítimo derecho a la práctica de su fe y de sus creencias.
En este sentido, no reconocemos a la supuesta agrupación "católica", liderada por un activista de izquierda y "coordinador regional", quien estaría solicitando al Arzobispado desistir de la querella interpuesta contra Felipe Santana. A este respecto, sería bueno que este señor aclarara de cara a la ciudadanía si él, como "católico", formaba parte o era uno de los cabecillas de la turba que intentó permanentemente quemar el edificio en cuestión, ya que nunca lo vimos al interior resguardando nuestro lugar sagrado.
Creemos que Felipe Santana debe cumplir la pena dada por la justicia chilena, toda vez que las consecuencias de sus actos, y las de sus compinches, persisten hasta el día de hoy, afectando no sólo el libre ejercicio de la fe de las personas, sino también al comercio en general y a la imagen de nuestra ciudad. Un eventual indulto, por parte del actual gobierno, sólo sería una nueva señal de impunidad para grupos asociados ilícitamente para delinquir, violentar y aterrorizar.
La gran mayoría de los chilenos no quiere más mano blanda con la delincuencia, menos con quienes han actuado con alevosía y poniendo en riesgo la vida de las personas; esto por una supuesta "lucha" que, a todas luces, sólo ha traído incertidumbre, división, desempleo y miseria para buena parte de la población. Lo anterior, mientras la mayoría de los responsables y organizadores de estos actos se pasean libremente y en completa impunidad.
Pablo Gaete, Roberto Correa, Adolfo Aliaga, Héctor Aguilera, Carlos Gaete, Cristian Bogdanic, Nelson Muñoz, Eduardo Mas y Ricardo Hernández
"Declaración por la vida"
El valor de la vida es incalculable. La declaración de fe de la Alianza Cristiana y Misionera en Chile reconoce la vida como un "don de Dios" que comienza desde su concepción hasta la muerte natural, y si bien esta es una declaración bíblica que no deja de permear lo político, estamos en libertad de expresarla.
Los discursos públicos a favor del aborto, como parte de los derechos reproductivos, convergen en una mirada de derechos individuales que permiten decidir respecto de una vida en formación; sin embargo, considero que esta incansable búsqueda de derechos individuales por sí mismos son un camino interminable en donde la vida, en sí misma, se enfrenta a una banalización de lo vital; ¿acaso el aborto nos permite avanzar hacia una sociedad mejor y más responsable de sí misma?
En verdad, hablar de aborto es hablar de dolor. El dolor nos sumerge en una crisis; este término significa "enfermedad", por tanto, cuando hablamos de "crisis social", hablamos de una sociedad enferma.
Podríamos reflexionar un poco, sólo un poco; ser una mejor sociedad nos invita a construirnos en la solidez de una roca en donde el valor por la vida se cuida, se estimula y se disfruta porque es un "don de Dios". La casa construida en una roca es señal de fortaleza y buena salud; una casa construida sobre un arenal, pronto ya no estará.
Rev. Marcelo Barrientos, presidente de la Convención del Sur de la Alianza Cristiana y Misionera en Chile
"Una que nos una"
Una Constitución es un marco normativo general, el marco de acción que limitará al Estado, que ampara a todas las personas que vivimos en el país, sí, a todas las personas, y no a un sector. Pero en las discusiones en la Convención no hemos visto la intención de caminar hacia ese objetivo.
En la Convención hemos visto más bien un espíritu de revancha y de venganza, una actitud que nos devuelve a la lógica de amigos y enemigos, donde unos toman fuerza contra otros. Seguir con los ánimos de vendetta, sin escucharse, sin llegar a acuerdos, no sólo hará fracasar un trabajo de meses, sino también hará fracasar un proceso por el que tantos pusieron su esperanza en él, ese 80% que quería una casa para todos, ese 80% que votó por el diálogo y la deliberación, es ese 80% que hoy espera una Constitución que nos una.
Matías Moreno Pino
Fin del Senado I
Entre cientos de detonantes que gatillaron el estallido social de octubre de 2019 estaban los inescrupulosos sueldos, dietas, bonos y vales y mil beneficios de nuestro Parlamento bicameral, no sólo para la realidad salarial mínima chilena, sino de América Latina e incluso de Europa, respecto de sus pares. Hoy, cuando otro detonante de una nueva Constitución se pronuncia respecto del término del Senado y que el bicameralismo sea reemplazado por un parlamento regional, desde mi punto de vista ciudadano estoy totalmente de acuerdo.
Y miren, los únicos defensores rasgando vestiduras, sólo ellos mismos. Me pregunto, ¿de qué sirve un senador centralista que tras ocho años, jamás se les conoce en el territorio hasta la respostulación ? ¿Y que lográndolo cambian cien por ciento el discurso y ofrecimientos de campaña? Obviamente con honrosas excepciones.
Desde el retorno de la democracia, mi vivencia es que los políticos más cercanos y principales articuladores del desarrollo y progreso de los pueblos están en los concejos municipales, consejeros regionales y diputados, en ese orden, aunque estos igual bien lejanos, pues algunos en cuatro años jamás regresan a dialogar con sus electores, pero dan cátedra de descentralización.
Me parece que una nueva Consitución debe remover fuerte una institucionalidad que sólo para los políticos es mágica y cuentan con escasa realidad de la comunidad. Les urge volver al voto obligatorio porque su deslegitimada acción y compromiso con su pueblo es de total enajenación.
Un Senado que se rasca el ombligo como sumu plus ultra de la verdad y trasparencia, lo dejo para otros comentaristas, cuando los sesgos de personalismos e ideologismos, hasta hoy no han aprendido mucho.
Eduardo Nievas Muñoz
Fin del Senado II
Acabar con el Senado es acabar con parlamentarios de potente caudal electoral. Por eso la Convención izquierdista lo quiere eliminar.
Alberto Núñez