¿Qué pasaría si Chiloé da el salto y pasa a ser región?
Qué sucederá con los parlamentarios, cómo se distribuirán los recursos y cuánto implicará la puesta en marcha de la operatividad, constituyen las interrogantes que nacen a raíz del debate sobre la opción de que la provincia de Chiloé salga de Los Lagos y se convierta en una nueva región del país.
Chiloé sueña con convertirse en región. Prueba de ello son las más 15 mil firmas que ingresaron como iniciativa popular de norma a la Convención Constitucional para ser tratado por el órgano a cargo de la redacción de la nueva Constitución.
Rol relevante en esta materia cumplen los representantes de Chiloé en esta entidad: Adriana Ampuero (Independiente, Insulares e Independientes) y Julio Álvarez (PS), quienes desde el momento en que fueron electos en el distrito 26 han dejado en claro su compromiso por convertir a Chiloé en región.
Y si bien queda un largo camino por recorrer, se trata de una temática que está siendo abordada por distintos estamentos, no sólo en la Convención.
De hecho, el próximo 29 de marzo, el Consejo Regional (Core) se reunirá en Castro para adoptar una postura previo a la definición que adopten los constituyentes.
La interrogante que nace a raíz de esta iniciativa es qué implicará para este territorio, de casi 180 mil habitantes, que inicie un caminar distante de la Región de Los Lagos. Un territorio que, por lo demás, ya vivió un proceso de esta naturaleza, cuando el 2 de octubre de 2007 la entonces provincia de Valdivia se convirtió en la Región de Los Ríos, separándose así de Los Lagos de manera definitiva.
Implementación
Caminar en solitario no será una tarea fácil para Chiloé. Ni menos sucederá de un día para otro.
De partida se tiene que dotar a la provincia de una infraestructura que hoy no tiene para albergar a las nuevas autoridades.
En este sentido, se tienen que considerar las dependencias para quienes, por ejemplo, asuman como gobernador regional y delegado presidencial, lo mismo que para quienes queden a cargo de las carteras ministeriales a nivel local (seremis) y de las direcciones regionales.
Aquí, el arriendo de inmuebles o la construcción de edificios aparecen como las opciones estudiadas por quienes promueven la idea de Chiloé región.
No obstante, ello implicaría una fuerte inversión de parte del Estado, porque a juicio del economista José Miguel Serrano, el proceso de instalación podría significar un costo de unos 500 millones de dólares.
Por lo demás, según Serrano, sólo esta primera fase podría tardar unos dos años, y de ahí recién comenzar a operar.
Como una forma de evitar que el gasto sea tan elevado es que el diputado Fernando Bórquez (UDI) -único parlamentario de la provincia- propone la fusión de algunas carteras.
No todas, eso sí, porque dada su relevancia, estima que las secretarías regionales ministeriales (seremis) de Salud, Educación, Desarrollo Social y Economía no podrían entrar en dicha categoría.
De esta manera, según el ex consejero regional y ex gobernador de esta provincia, se podrían disminuir los gastos. Por ejemplo, en el pago de remuneraciones.
En todo caso, Bórquez, quien al momento de asumir como diputado el pasado 11 de marzo lanzó la proclama "Chiloé región", tiene pensado efectuar, junto al senador Iván Moreira (UDI), un estudio que determine a cuánto llegaría la inversión a efectuar en la puesta en marcha de Chiloé región.
Nuevo orden
La inversión no es el único aspecto que se tiene que considerar a la hora de cristalizar esta iniciativa, ya que también lo es el nuevo orden político que implicaría tanto para la Región de Los Lagos como para la nueva región.
Así lo expone el director de la Escuela de Administración Pública de la Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt, Pedro Díaz, quien repara en todos los cambios que se tienen que analizar previo a que el nuevo territorio entre en operaciones.
De partida llama a precisar