"Este reconocimiento es una satisfacción, una alegría muy grande"
Mario Barrientos (77) es pintor y director de la Corporación Cultural de Puerto Montt. Y en el marco del aniversario 169 de la capital regional fue elegido como Hijo Ilustre de la ciudad. Hoy, tras una larga trayectoria como artista, es considerado a nivel nacional como uno de los mejores acuarelistas, retratando en sus obras caletas y riberas que lo han acompañado a lo largo de su vida.
¿Qué significa para usted esta distinción?
-Creo que para cualquier artista que ha llegado a una etapa de su vida, donde ha hecho un montón de cosas, que hoy me entreguen este reconocimiento, es una satisfacción y alegría muy grande. Yo no sé si lo merezco o no, eso es otra historia. Probablemente hay gente que lo merece más que yo, pero durante mi vida hice cosas sin esperar absolutamente nada. Todo lo que he hecho lo he hecho por gusto, porque me complace hacerlo. Yo pinto porque me nace del alma. Soy dirigente social y fui dirigente sindical, porque me gusta hacerlo y así, ayudar al resto de las personas. Nunca esperé nada entonces cuando llega esto es una sorpresa grande, cuando me llamaron pensé que me estaban tomando el pelo.
-¿Qué relación tiene con Puerto Montt, con su territorio?
-Yo nací en la isla de Huar, y ahora vivo en Piedra azul y tengo a la isla al frente cuando me despierto. Entonces, todos los días mentalmente voy a mis raíces. Desde los 11 años que estoy en Puerto Montt, he vivido gran parte de mi vida aquí. Y es una tierra de pintores, entonces siempre me he sentido muy cómodo.
-¿Cuáles son sus lugares predilectos para sentarte y comenzar una obra?
-Tengo dos lugares que me gustan mucho para pintar: Angelmó y Calbuco. Pero yo soy un pintor de lugares pequeños, de rincones, de caletas. Toda esta costa me fascina. Me maravilla todos los días mirar lanchas, botes. Quizás porque como yo nací en una isla y esos eran los medios allí… yo conocí los autos cuando vine a Puerto Montt a estudiar a los 11 años. Entonces antes de eso, ese era mi paisaje (...). Yo me hice mis primeros juguetes de madera; era una lanchita y veía como se balanceaba con las olas. Todas esas pequeñas cosas me atan al lugar donde vivo y pinto.
-¿Qué busca retratar en sus acuarelas?
-Los pintores somos cronistas de nuestro lugar y tiempo. Y eso nos lleva a describir el lugar en una obra. Entonces cuando yo pinto estoy buscando ese lugar, el que tiene relación con el hombre. Que el hombre sea parte del paisaje también, porque somos parte, para bien o para mal de el. Yo soy un pintor de ribera, busco los lugares con agua. Para mí, que nací al lado del mar, me cuesta vivir sin agua.
-¿Qué piensa de las transformaciones que ha sufrido la ciudad a lo largo del tiempo?
Puerto Montt ha cambiado mucho, es hoy una ciudad cosmopolita. Tiene gente de todos los lugares de Chile. Antes nos conocíamos todos. Yo, en su momento, me sentí casi extranjero, me costó un poco habituarme a esta nueva realidad, que no es fácil.
¿Extraña algo del Puerto Montt del pasado?
-Yo no sé si extrañar. Uno no puede detener el avance, la modernidad, son cosas que uno sabe que van a pasar. El problema es saberlo llevar y estar atento para que los cambios no sean negativos. Pero sí extraño Angelmó, el que yo conocí cuando era muy joven, cuando no me atrevía casi a mostrar lo que hacía. En ese tiempo, íbamos a ver a los pintores consagrados que se encontraban allí pintando. Eso era una maravilla porque los que ya pensábamos que algún día íbamos a ser pintores - era osado pensarlo, pero lo pensábamos- veíamos eso y era un espectáculo.
¿De qué forma se ha relacionado con la comunidad puertomontina durante estos años?
Yo soy uno de los directores de la Corporación Cultural, y es algo que hacemos ad honorem, y quizás eso sea lo bonito, me gusta hacer esas cosas donde no me pagan, así tengo la libertad de actuar y expresarme, de decir lo que me gusta y lo que no, y eso me encanta. Por eso he sido tantas veces director de la corporación. Eso me motiva porque desde ahí podemos, realizar o pensar cosas que van en bien de la comunidad. Yo creo que la cultura es una de las cosas que más le ayudan al ser humano. Si bien no es sinónimo de comida, pero si ayuda a alimentar el alma. Y un país que no es capaz de alimentar el alma de su gente es un país condenado a morir.
¿Qué le gustaría mejorar o potenciar en la ciudad?
-Me gustaría que nos involucremos más con la cultura y la llevemos a los rincones de la comuna. Se ha hecho mucho, pero aún nos falta. Hay que trabajar más con los niños y con los jóvenes.