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sonas fallecidas. Por eso hemos focalizado la acción de las policías en abordar esta triada, estos tres factores que inciden en la violencia.

-¿Y cuál ha sido el resultado?

-Durante el 2021 obtuvimos buenos resultados, que son positivos: se aumentó en 83% la incautación de droga, se desarticularon más de mil bandas y organizaciones criminales y también hubo un aumento en el decomiso de armas de fuego. En el caso de las armas convencionales, de un 15%, y también en el de las modificadas, de un 103%. Esto último es muy importante porque lo que hemos visto en los distintos operativos de las policías en los trabajos investigativos es que aparecen con mayor frecuencia armas de fogueo modificadas a muy bajo costo y que tienen un alto poder de fuego y terminan contando con poder asesino. Por eso, y al alero de la implementación de la ley de armas, prohibimos la importación de cuatro modelos de armas de fogueo, que sabemos que se están modificando y que encontramos en los decomisos. Estas armas van a tener el mismo procedimiento que un arma convencional, es decir se va a tener que tener un registro respecto de la persona que la importó y de la que la vendió, de manera que cuando se usen o sean usadas en un delito se les pueda seguir el rastro. Por eso es tan importante esta ley, porque nos va a dar nuevas y buenas herramientas tanto para fiscalizar como para combatir el uso ilegal de armas de fuego.

-Hace un año el presidente de la UDI, Javier Macaya, dijo que se había perdido la batalla contra la delincuencia. En ese mismo lenguaje bélico, ¿en qué estado cree que está esta guerra?

-La batalla contra la delincuencia, el combate contra ella, es una pelea diaria, es dura, no se termina nunca porque siempre va a existir delincuencia en el país. Nosotros lo que podemos decir es que hemos enfrentado con decisión y frontalmente la delincuencia, la violencia y el crimen organizado. Nadie puede decir que no hemos hecho la pega. Hemos ido obteniendo resultados, una baja en los delitos de mayor connotación social durante el año pasado, pero también estamos conscientes de que hay un trabajo muy importante que realizar y que tiene que ver con la sensación de inseguridad. A algunas personas puede que no les guste la labor que hemos realizado, que discrepen políticamente, pero nadie puede decir que no hemos hecho la pega y que no hemos enfrentado con fuerza y con decisión la violencia, el crimen organizado y la delincuencia.

-¿La demora de 14 años en aprobar la ley de Armas no les dio una ventaja a los delincuentes?

-Se demoró 14 años en el Congreso y, por supuesto que necesitábamos poner al día nuestra legislación, porque requeríamos más y mejores herramientas para poder enfrentar este fenómeno del creciente uso de armas de fuego. Y ahí, independientemente del momento en que llega esta ley, nos está entregando herramientas que son muy importantes. El desafío es a la implementación de esta ley, que es a lo que nos hemos dedicado en conjunto con el ministerio y subsecretaría del Interior, con aduanas, la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN) y el Ejército para ver cómo hacer operativas cosas que hoy son urgentes, por ejemplo, la existencia del ADN balístico. Hemos estado trabajando hace dos semanas aspectos prácticos para que la ciudadanía sienta efectos concretos en la implementación de la ley y uno es la integración en un solo software de la información que tienen las distintas instituciones públicas sobre el registro de las "huellas" del armamento que permite tener este ADN balístico. Eso es muy importante, porque nos va a permitir incorporar la información de las dos policías y después integrarlas con la de la DGMN para reducir ostensiblemente los plazos que toma hoy poder hacer el chequeo de dónde provienen las municiones cuando se cometen delitos. Al reducir este plazo vamos a poder investigar mejor y en un plazo más corto y conseguir las condenas a las personas que usen ilegalmente este armamento. De hecho, la DGMN acaba de firmar un acuerdo con el Ministerio Público para poder tener información en tiempo real respecto de esta huella.

-¿Hay recursos suficientes para su implementación? Una ley sin fiscalización es letra muerta.

-Como todas las leyes, tiene que tener un informe financiero y los recursos tienen que ser provisionados en el tesoro público. En el caso de esta nueva ley va a haber un mayor gasto fiscal en el primer año, que está aprobado en el informe financiero, de 2.800 millones de pesos. Pero también las instituciones tienen sus propios presupuestos para ir desarrollando proyectos que apunten a la implementación de esta ley. La ley incorpora a la PDI, que antes no tenía la facultad de fiscalizar armas de fuego. Eso nos amplía el músculo y robustece la capacidad del Estado de realizar estas fiscalizaciones. La norma les pone más requisitos a las personas cuando quieren tener un arma de fuego, tienen que justificar de dónde sacan los fondos, tienen que pasar un examen tanto físico como sicológico y realizar un curso sobre mantenimiento y manejo de las armas. Y si a una persona se le condena por un crimen o un simple delito, se le cancela la inscripción del arma de fuego.

-Una crítica de expertos y académicos es que en Chile no hay una cifra unificada de los delitos, sino que hay varias fuentes que dificultan la generación de políticas públicas. ¿Se está avanzando en este tema?

-Dentro de la coordinación que realizamos con las policías en estos cuatro años precisamente apuntamos a tener cifras consolidadas de ambas policías. Hay que entender que aquí hay distintas labores, una es la que realiza el Ministerio Público y otra PDI y Carabineros, y que son de distinta naturaleza. A Carabineros le llegan los casos policiales, la PDI realiza las labores investigativas y la fiscalía realiza las investigaciones judiciales pertinentes. Por lo tanto, hemos avanzado en tener cifras consolidadas de ambas policías por un lado y también en ir avanzando respecto de fenómenos que fueron blanco o envueltos en alguna polémica hace poco.

-La polémica con el Ministerio Público sobre la cifra de homicidios.

-En el caso de los homicidios ahí es muy importante tener cifras consolidadas, pero también es importante que cuando las analicemos la naturaleza distinta del hecho, no porque sean distintos los números, sino porque a veces abarcan periodos distintos. En la polémica, ya zanjada con el Ministerio Público, se habló del aumento de la tasa de los homicidios en los últimos años, que efectivamente es así, pero también, y así terminaron reconociéndolo los propios fiscales, durante el último año bajaron los casos de homicidios, cerca de 22% a nivel nacional. De hecho, estamos ahora conversando con el Ministerio Público, tenemos un observatorio del homicidio en el que vamos chequeando los datos porque a veces son complejos. Carabineros recibe los casos, pero muchas veces un caso que está caratulado como suicido puede terminar después de la investigación judicial como homicidio, o viceversa, y por lo tanto ahí es muy importante contar con la colaboración del Ministerio Público que estamos formalizando, para tener a la Fiscalía como último ente verificador, porque ellos son lo que terminan las investigaciones judiciales y por eso ese trabajo tiene que ser permanente. Sin duda que tenemos que tener cifras unificadas.

-Ahora que están en transición con el gobierno entrante, ¿qué encargo le deja a su sucesor o sucesora?

-Una no es quién para dejar encargos. Estamos aquí trabajando hasta el último día en una lucha frontal contra la delincuencia, contra la violencia y el crimen organizado, y lo que uno espera es que en el país existan políticas públicas que sean tratadas como políticas de Estado por la relevancia que tiene en el país, especialmente en el caso e la seguridad pública, que hoy día es la primera prioridad de las personas. A una lo que le gustaría como subsecretaria es que determinadas acciones que se vienen realizando en esta repartición puedan tener una proyección en el futuro.

"Una no es quién para dejar encargos. Estamos trabajando hasta el último día en una lucha frontal contra la delincuencia, contra la violencia y el crimen organizado, y lo que uno espera es que en el país existan políticas públicas que sean tratadas como políticas de Estado".

EE.UU. ayuda a Ucrania con misiles y lanzagranadas para la nueva Guerra Fría

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uno de los envíos que realizó EE.UU. esta semana llega a kiev.

Misiles antiblindado, lanzagranadas, municiones. Estados Unidos ha aumentado el envío de material militar a Ucrania ante un posible ataque de Rusia, en un escenario que evoca a la Guerra Fría y donde es poco probable que soldados estadounidenses y rusos acaben viéndose las caras.

La tensión se disparó entre las dos potencias por la concentración de soldados rusos, unos 100.000, en la frontera con Ucrania.

Frente a esta situación, la ayuda castrense de Washington a Kiev no ha parado de fluir: en diciembre, el presidente Joe Biden autorizó la entrega de 200 millones de dólares para responder a las "necesidades inmediatas de seguridad".

El teniente coronel del cuerpo de Marines Anton T. Semelroth, uno de los portavoces del Departamento de Defensa de EE.UU., detalló a agencia Efe que ese paquete incluye misiles Javelin, lanzagranadas y municiones, además de "equipo no letal esencial para la primera línea de defensa de Ucrania".

El material no letal

En los últimos días, la Embajada estadounidense en Kiev ha dado cuenta en Twitter de la llegada de esas provisiones: tan solo el 25 de enero, EE.UU. entregó un tercer lote de ayuda militar a Ucrania, de 90 toneladas y con 300 proyectiles Javelin; que no será el último.

Un portavoz del Departamento de Estado precisó que, aparte de las armas antiblindados, han enviado esta semana a las autoridades ucranianas 283 toneladas de municiones y equipo esencial no letal.

La asistencia castrense no es nueva, ya que desde 2014 -cuando Rusia ocupó la península de Crimea- Washington ha destinado más de 2.700 millones de dólares en ayuda de seguridad para Ucrania, lo que incluye más de 650 millones de dólares solo en 2021.

La cartera del Exterior estadounidense precisa que ese respaldo comprende material como todoterrenos Humvee, drones, equipos de comunicaciones, apoyo para analizar imágenes por satélite, radares, aparatos de visión nocturna y rifles para francotiradores, entre otros.

En consecuencia, las fuerzas ucranianas de hoy no son las mismas que las de hace diez años, indicó el director de Investigación de Política Exterior de la Institución Brookings, Michael O'Hanlon.

Cuánto pesa ucrania

Pese a no disponer de alta tecnología como los países de la OTAN, con sus más de 200.000 soldados las fuerzas ucranianas tienen un tamaño a la altura o incluso superior que las de naciones de Europa Occidental, como España, Italia, Francia o el Reino Unido.

O'Hanlon recordó que Ucrania dispone de armas antitanques, entre las que figuran las suministradas por EE.UU y otros países, que "podrían ponerle las cosas realmente difíciles a Rusia a la hora de trasladarse rápidamente por las carreteras".

Al equipamiento mandado directamente por Washington se suma el armamento cuya transferencia a Ucrania ha autorizado recientemente el Departamento de Estado desde Estonia, Letonia y Lituania.

En concreto, Estonia ha enviado misiles Javelin, mientras que Lituania y Letonia han mandado proyectiles antiaéreos Stinger para reforzar las defensas ucranianas.

Para la subdirectora del Centro de Eurasia del laboratorio de ideas Atlantic Council, Melinda Haring, la asistencia militar a Kiev puede marcar una diferencia "enorme" si EE.UU. es "creativo e inteligente".

"El presidente Biden ha dicho que no quiere botas sobre el terreno, mucha gente se ha centrado en eso, pero debemos centrarnos en lo que no se ha dicho. (Biden) no ha descartado usar barcos y aviones", matizó la experta, que considera que esto, junto a las sanciones, podría disuadir a Rusia de atacar Ucrania.

Por lo pronto, EE.UU. ha puesto en "alerta elevada" a 8.500 militares para un posible despliegue en países aliados del este europeo, aunque ha reiterado que no va a mandar efectivos a suelo ucraniano.

Aparte del material y los soldados, O'Hanlon apuntó un factor disuasorio para Rusia con reminiscencias históricas: el frío.

"Pronto va a ser febrero y luego marzo. Marzo no es una buena época para operar tanques en Ucrania. Febrero tampoco es bueno, porque incluso si el suelo se hiela, puede haber nieve, lo que hace difícil para los vehículos rodados moverse", dijo el analista, quien rememoró la derrota nazi a manos de la extinta Unión Soviética.

Los preparativos ante un posible conflicto se están llevando a cabo sin que realmente Occidente tenga "una idea clara" de por qué el Kremlin está creando esta crisis y qué va a hacer.

Así lo ve el experto del centro de pensamiento RAND, William Courtney, exembajador de EE.UU. en Kazajistán y Georgia, y exasistente especial presidencial para Rusia, Ucrania y Eurasia.

"Ucrania no está a punto de entrar en la OTAN, ni en la Unión Europea. Creo que una posibilidad es que las manifestaciones pacíficas de hace dos años en Bielorrusia asustaran al Kremlin", reflexionó Courtney, quien indicó a Efe que el presidente ruso, Vladímir Putin, podría temer perder Ucrania y Bielorrusia en favor de Occidente.

Ante el panorama actual, todas las opciones son posibles, advirtió el exdiplomático, dado que Rusia podría lanzar una gran invasión, una a menor escala o tal vez "ninguna".

A estas alturas, el experto apuntó que es complicado que la diplomacia vaya a resolver algo. "Creo que el Kremlin tiene que tomar una decisión: o se retira o va a la guerra", remarcó Courtney, quien cree que no hay espacio para negociar porque Moscú ha lanzado unas propuestas a Occidente "no razonables" y, además, las ha publicitado.