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Incómoda realidad
En una ciudad como Puerto Montt, donde las malas decisiones respecto al ordenamiento vial, la planificación urbana, los planes de turismo y nuestra propia convivencia social se ven cada vez que uno camina por sus calles, es más patente que nuestras autoridades están más enfocadas en que las cosas "parecen que suceden a que se hagan de verdad", donde las organizaciones se relacionan con la ciudadanía con el clásico "hagamos como que hacemos".
¿Para qué hacer un trabajo sincero y bien hecho, si se continúa con una forma de hacer las cosas con falta de interés?
El domingo y lunes pasado leí columnas sobre las tomas en el camino costero hacia Pelluco que, por efecto en algunos casos de la pandemia, la crisis económica y en otros del abuso y desidia, personas de distintas realidades emplazan viviendas sin ningún tipo de urbanización, con riesgos sanitarios y de derrumbe.
Mi intención no es hacer una crítica estética o tratar de tapar el sol con un dedo. Esta precariedad es parte de nuestra sociedad. Nuestro deber, como ciudadanos y como Estado, es socorrer y darle una mejor vida a aquellas personas que no lo están pasando bien. Sin embargo, eso no puede ser justificación para que otras personas no puedan disfrutar del paseo por las tardes, porque las luminarias están apagadas por el riesgo de que ocurran robos de energía, poniendo en riesgo de delincuencia o accidentes a los peatones y ciclistas que utilizan la vía.
Cada vez más se hace patente que las autoridades están simplemente esperando que la próxima primavera llegue, con ello la vegetación del lugar formará un muro que hará cada vez menos "incómoda" su presencia. De una cosa estamos claros: si algo no se ve, no existe, y mientras tanto nuestras autoridades seguirán por la prensa y sus propias redes tratando de empujar el problema para delante. Total, hagamos como que hacemos.
Juan José González Paulsen, dueño cafetería "Casa Creasur" de Puerto Montt
Sistema tributario
La desintegración del sistema tributario es una de las propuestas del programa de gobierno del presidente electo. La experiencia de los países OCDE muestra que la mayoría tiene sistemas desintegrados o clásicos; y otros tienen pocos sistemas totalmente integrados y regímenes intermedios, como Chile. Que la mayoría cuente con uno clásico indica que vale la pena estudiar si nuestro sistema es el adecuado.
Para la discusión, se deben tener en cuenta algunos elementos. Por ejemplo, que la disyuntiva no debe ser entre volver a integrar o desintegrar el sistema, ya que existen fórmulas que permitirían atacar los inconvenientes que trae cada alternativa y están en un punto intermedio, como aquellos que desintegran, teniendo una tasa reducida a nivel de dividendos. A ello, se suma la complejidad de este sistema que considera factores como la historia reciente; evidencia sobre los efectos en ahorro e inversión; tratados internacionales, entre otros; el tiempo de tramitación del proyecto, y el lapso que toma que los agentes conozcan, entiendan y operen las nuevas normas.
La gran ventaja de la desintegración es su simplicidad, pero en nuestra situación, con múltiples tratados internacionales en operación, tiene un germen de complejidad derivada de las distinciones entre grandes y pequeñas empresas; y, contribuyentes domiciliados en Chile, contribuyentes domiciliados en países con y sin convenio, por el lado del impuesto final.
Es difícil encontrar evidencia contundente sobre cuál es el mejor sistema. Sin embargo, lo peor sería aprobar una reforma sin discutirla. Esta debe contar con amplio consenso, otorgar estabilidad en las reglas del juego, y evitar la permanente discusión que se ha hecho costumbre.
Gonzalo Polanco, director Centro de Estudios Tributarios. Facultad de Economía y Negocios. U. de Chile.
Litigación telemática
El 30 de noviembre de 2021 se publicó en el Diario Oficial la Ley N°21.394, que introduce reformas al sistema de justicia para enfrentar la situación del país, luego del estado de excepción constitucional de catástrofe por calamidad pública, modificando diversos cuerpos normativos de nuestro ordenamiento jurídico e introduciendo diversas innovaciones al código que norma la tramitación civil, dentro de las cuales destacan la regulación de las audiencias y alegatos a través de medios telemáticos y el envío de notificaciones a través de casilla electrónica. Con esto, se vislumbra un cambio radical en el paradigma de lo que eran los abogados de antaño, pues para ser un buen profesional, ya no alcanza con conocer la ley y su interpretación, o tener conocimiento de la doctrina y la jurisprudencia a cabalidad, sino que el desafío del abogado litigante actual es estar a la vanguardia de las plataformas digitales. Ejemplo de esto, es la Oficina Judicial Virtual y la comparecencia a través de medios telemáticos, lo que es un nuevo reto para las escuelas de derecho del país.Patricio Pereira, docente Escuela de Derecho, U. de Las Américas