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"Me faltaba brutalidad"

Adelanto del libro "La vida privada de los hombres" Por Sabine Drysdale
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-Me resultaba natural y cómodo estar entre mujeres, comprendía sus silencios, sabía entrar por las grietas de las más frágiles, toleraba las crisis y manías de las más bipolares y las llevaba a la cama relativamente rápido. Es muy fácil engrupir minas cuando estás bien terapiado -cuenta.

Pero, con la misma velocidad con que las seducía, ellas lo dejaban.

-Freudianamente, era una mierda como pareja -dice sin complejos-. Era como el hermano-gay-hetero porque igual tiraba con la mina, pero al final me ponían el gorro. Una vez que me involucraba, me ponía inseguro, celoso: por qué estudias tanto, péscame más. Eso no hay que decirlo nunca, aunque lo sientas, porque pierdes puntos en el inconsciente de la mujer. En la medida en que eres demasiado histérico, no tienes cómo, es un matrimonio entre lesbianas, aunque hasta ellas tienen una marinera, esos polos son relativamente naturales. Y en la alcoba, me fui dando cuenta, también, de lo que me gustaba era el ejercicio de dar placer. A mi generación, sexualmente, nos cagó la vida la revista Paula, con todo eso del orgasmo femenino y uno de pendejo leyendo y pensando ¿y si lo hago? ¿si me voy cortado antes?

En unas vacaciones, Andrés conversaba algo borracho con un amigo de su tía Marcela, la escritora, sobre la enorme presión que se sentía sobre el orgasmo femenino, cuando este le dice: "pero-qué-te-importa-si-es-problema-de-ella".

-¿Cómo que es problema de ella? Para mí, eso era el huevón de la parrilla, con toda esa dimensión que me parece abyecta. Una de mis tesis, aunque no tengo ninguna comprobada, es que hay una cierta dimensión medio bruta, media prescindente, no desde la superioridad, sino desde la mera distracción, que hace que las cosas se hagan viables. Me di cuenta de que me faltaba brutalidad, quedarme callado. Cada vez que daba un beso, mi ser quedaba abierto con mis emociones y necesidades muy al frente.

-Sin misterio -le lanzo.

-Ser cool es algo que nunca supe hacer -responde-. Me di cuenta de que tenía una enorme capacidad de seducción y, creo, capacidad de retención y eso pasaba porque no había observado a mi papá.

Su padre había arrancado del matriarcado cuando él era un niño.

-Y sufrió mucho -dice-. Mi papá es una persona que no se expresa, un autista, pero no tienes una gota de eso eres un pastel. Un flan.

-¿Recuerdas haber pasado por algún rito de paso?

-No. Y eso que un tiempo fui a un colegio de hombres. Nunca jugué con una pelota, mi papá nunca me enseñó. Sí ajedrez, pero tampoco jugaba mucho porque era mucho más huevón que él, porque tengo ese otro lado Serrano lleno de Ritalín y mi papá lee a Heidegger debajo de un pino en el verano. El mundo Valdivia no me parecía atractivo ni seductor. No hay ningún artista, intelectual, músico, son todos normales. Ahora me encantan.

En "Iron John", una exploración del mundo de los hombres y la masculinidad convertido en best seller, el poeta, ensayista y traductor norteamericano (ha traducido a Pablo Neruda), Robert Bly, echando mano a la mitología, la literatura, la psicología y la antropología, advierte de las consecuencias de la desaparición de los ritos de iniciación masculinos en nuestra cultura.

(viene de la página anterior)

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Sabine Drysdale entrevistó y observó durante tres años a distintos tipos de hombres para escribir "la vida privada de los hombres": desde escritores hasta urólogos y pintores.

acaban, a diferencia de ellos que todos los días y a cualquier hora (producen espermios). Cuando una se siente protegida, eso te da mucha seguridad y es muy erótico, por lo que el hombre víctima sería contraevolutivo. Eso no significa que las mujeres no podamos contener a los hombres, pero biológicamente no es la clave. Igual he oído muchos pequeños comentarios de amigas que se quejan porque tienen que volver a la casa, que sus parejas son un poco dependientes, lo cual lo encuentro un infierno, porque al estar en pareja uno comparte demasiadas cosas, la cama, el baño, todo, entonces sentirte hastiada es peligroso.

- ¿El deseo se controla más en verano? Porque hay más piel al aire, o caminas descalza y el roce del pasto bajo los pies...

- No sé, a mí me pasan cosas todo el año, con el aire frío del invierno, las hojas que se caen, las semillas que quedan colgando de las flores... Hay gente a la que le gusta podar todo. A mí no. Creo que lo del verano es porque uno ve más carne, pero eso funciona más para los hombres. Quizás el ánimo es lo más atractivo.

- En Instagram compartes muchas fotos de plantas. ¿Tiene algo erótico?

- La vida y la muerte, es lo mismo. Eros y Tánatos, como dicen los siúticos.

- No hay Eros sin Tánatos.

- Es verdad. Y los olores, las abejas. Zizek dice que las plantas están copulando frente a nosotros y no nos damos cuenta.

- Pasar por una estela de polen es como que te lo tiren en la cara.

- Es afrodisíaco, pero no hay nada más estimulante que las palabras y la mente.

- Citas al cantante y escritor australiano Nick Cave ("La Muerte de Bunny Munro") para mostrar el deseo como motor de la creación. ¿Se puede hacer arte sin deseo?

- Parece que no. Por eso muchos artistas terminan autodestruyéndose. Tienen una sensibilidad tan alta que con una brocha y par de colores te pueden dejar pasmada, y no entiendes por qué. Comunicar esa sensibilidad, por lo que averigüé para el libro, tiene mucho que ver con el deseo. Y (el poeta Claudio) Bertoni ("El cansador intrabajable") dice que él lo sublima escribiendo. Asimismo, hay arte con el que no te pasa nada y tal vez puede estar fallando el deseo del autor.

- ¿Qué piensas de las pequeñas transgresiones como el sadomasoquismo? ¿Son posibles hoy?

- Que cada quien haga lo que quiera mientras estén todos de acuerdo. Habrá comunicación, no sé, si te amarra una mano y le dices que no te gusta, se acaba el juego. Tiene una progresión que partirá con una mirada... Hay algo que parte siendo químico, como cuando estás frente a un hombre y a mí me gusta y a ti no. Quizás no hay una explicación razonable a simple vista. Luego se necesita confirmar si al otro le pasa lo mismo, y ver que si esa situación va progresando. Lo que sí hay que revisar es si estás permitiendo que te hagan cosas que no quieres hacer. Igual ustedes los millennials le meten mucha teoría a algo que se resuelve de forma simple. Creo que las nuevas generaciones están enredando las cosas más de lo que ya son. No sé en qué va a terminar esto, capaz que esté súper bien que haya nuevas normas y se van adecuando; pero para nosotros, los de antes, es rarísimo. Nadie de mi generación dice 'no te pago la cuenta porque eso es antifeminista': si te la pagan dices 'gracias' y listo, se acabó. Ustedes a esos detalles que son como de cortesía, le dan una visión política, lo que hace todo más aburrido, menos libre. La libertad está en extinción.

- Lo personal es político.

- Para un libro de teoría está bien. Pero si alguien te invita algo o te dice que bien te queda esa blusa; si te parece desubicado el comentario lo paras. Pero armar toda una teoría sobre eso, en la vida diaria, no en los libros, que están para eso, es complejizar demasiado algo muy simple. Como dice Siri Hustvedt ("Una súplica para Eros") que cuando abraza un libro de teoría feminista igual tiene puestos los jeans apretados, está maquillada y mira a los hombres con ardor. Vivamos más.

- Simone de Beauvoir ("El segundo sexo") igual tenía sus temas.

- Le escribía (a Jean Paul Sartre) que estaba en la cantina y acababa de dormir con no sé quién. "Pero quiero estar contigo". Ahora es mal visto hacer algo así, y ella escribió teoría feminista.

- Como dice Juan Sklar ("Garche"), "no soy mi tesis, soy mi conflicto".

- Imagínate hoy en lo que puede terminar una carta como las de De Beauvoir: en un juicio. Si alguien comete un delito, está bien que vaya a tribunales, pero eso de que ahora "todo puede ser usado en tu contra", lo encuentro terrible. No te puedes arrepentir de nada. Por eso no tengo Twitter. Ayer me hackearon el WhatsApp, así que alguien está leyendo mis intimidades.

"Ustedes 'los millennials' le meten mucha teoría a algo que se resuelve de forma simple"


"La vida privada de los hombres"

Sabine Drysdale

Paidós

204 páginas

$14.900

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