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cesidad de que la mesa directiva estuviera compuesta por presidente y vicepresidente, pero además por vicepresidencias adjuntas que serían siete personas más. Yo defendí desde el primer día que no podía no estar representada la derecha en esa mesa. Debía estar ahí, porque creo que ese ánimo dialogante se materializa, entre otras cosas, en creer y tener la convicción de que este proceso le pertenece a todos y no se puede caer en la trampa o tentación de escribirlo sólo entre algunos sectores. Nunca tenemos que tener miedo al diálogo, con ninguna persona.

- ¿Algo entre las primeras tareas?

- Una de las tareas importantes es de la comunicación, por eso hemos hecho un esfuerzo grande por mejorar la estrategia de comunicación. Porque si bien nosotros sabemos que la convención está cumpliendo los tiempos, la gente de afuera no lo sabe y eso necesitamos para que tengan la tranquilidad que el proceso está avanzando de manera correcta.

Antes que todo: Palena

- ¿Cómo fue su llegada a Palena? ¿Qué le motivó?

- Apenas egresé de la universidad en 2014, me fui a trabajar a la región. No tenía familia ni amigos; tampoco conocía. Me vine por una convicción de que era un lugar maravilloso donde yo quería vivir y llegué a vivir y trabajar a Ayacara, en Chaitén. Ahí estuve como tres años trabajando, haciendo rondas médicas en el buque Cirujano Videla, también en el sector costero de Chaitén, en localidades remotas que no aparecen en los mapas. Posteriormente, me fui al otro sector de la provincia, a la cordillera en Palena, y de eso hace cuatro años. Voy a cumplir siete años en la provincia y la verdad me he enamorado de la región.

- ¿No conocía nada de nada?

- En mi etapa universitaria y escolar tenía unas condiciones económicas de clase media que no me permitían viajar. Investigué y estudié alternativas donde irse. Yo tenía ganas de trabajar en lugares aislados, con mucha carencias. Eso busqué y en la gran lista que había, probablemente Ayacara era una de las zonas con mayor aislamiento. Esa era una motivación de ir a enfrentar el desafío de ponerme a disposición en un lugar complejo fue lo que me trajo a la región.

- ¿Cómo fue la adaptación? ¿Viajaba seguido a visitar a la gente en la zona central?

- Me adapté fácilmente, rápidamente me pude relacionar e insertar en el entramado social de Ayacara. Me fui a vivir con una familia al principio, un hospedaje, hice grandes amigos que conservo hasta hoy. De hecho, voy a visitarlos la próxima semana, en mi semana territorial. Uno de los atributos que tengo es que tengo la capacidad de adaptarme a condiciones adversas y no fue para nada traumático. Después, cuando me fui de Ayacara, lo hice con pena, porque tenía mucho cariño y amigos, pero se abrió el desafío de ir al Hospital de Palena. Me fui , me adapté y hoy soy un hijo de esa comuna. Tengo la mitad de mi corazón ahí también. Ahora me estoy adaptando al cambio de tener que viajar permanentemente a Santiago también.

- Es un viaje súper largo. ¿Cómo lo lleva?

- Junto a la convencional Lidia González, del pueblo Yagán, que debe llegar a Punta Arenas y luego tomar una avioneta; yo soy el que más viaja. Llego a Puerto Montt, tomo una avioneta hasta Chaitén y de ahí tomar la micro por tres horas hasta Palena. Y esto se ha transformado en un desafío que vale la pena. Tiene la dificultad que muchas veces las sesiones de trabajo son de lunes a viernes y el viaje dura más de un día. No alcanzo a volver a Palena y eso me ha producido una gran dificultad. No puedo estar con mi cama, con mi refrigerador, mi horno. A mí me gusta cocinar y no tengo mis ollas. Yo tengo muchas plantas y crío lombrices de compostaje y no he podido estar con mis lombrices. Eso ha sido una dificultad.

"Ahora que asumí esta responsabilidad de la vicepresidencia, es necesario que esté presencial y personalmente, así que es posible que la frecuencia de mis visitas a Palena disminuya significativamente en los próximos meses. Pero la importancia del trabajo que estamos haciendo, lo vale".

- ¿Cómo se gestó la idea de postular a la convención?

- En principio, yo hice el magíster en Salud Pública en al Universidad de Chile. En ese estudio comprendí que la salud de las personas no depende de los hospitales ni los doctores, sino de las condiciones de vida en que las personas nacen, crecen, trabajan y se desarrollan. Esa comprensión me hizo entender que si yo quería trabajar realmente por la salud de las personas, tenía que salirme del hospital. Y así fue como llegué a hacer proyectos comunitarios, como el que permitió implementar dispensadores de condones en escuelas de Chaitén, Palena, Futaleufú y Ayacara. Por ejemplo, también el proyecto de implementación de un sistema de reanimación cardiopulmonar en la escuela de Ayacara, más otros proyectos deportivos con fondos regionales de desarrollo. Y esas actividades motivaron mi deseo de poder incidir en la formulación o diseño de las políticas públicas.

"Después, cuando apareció esta coyuntura social del proceso constituyente, yo la miré al principio con un poco de lejanía. Pero personas del hospital, vecinos y familiares, me dijeron: 'Gaspar, creo que tú tiene el perfil'. Yo lo pensé, porque tengo una desconfianza natural con los partidos políticos. Después se abrió la posibilidad de inscribir candidaturas independientes y decidí empezar a juntar firmas. Muchas personas firmaron porque creyeron en mí. Inscribí mi candidatura independiente, llegué a la convención, trabajé, estudié, estreché lazos, conocí más personas, logré instalar un nombre de una persona dialogante, estudiosa y confiable y finalmente llegué a ser elegido sin tener un conocimiento previo, con 112 votos.

- ¿Fue difícil la campaña?

- Fue una candidatura difícil, porque yo seguía trabajando de médico en el hospital de Palena, de lunes a viernes, de 8 a 17 horas, más turnos. Mi posibilidad de hacer campaña era solo por internet, después del horario de trabajo y sin plata. Pedí una semana de vacaciones para ir a Calbuco, recorrer la provincia de Palena, ir a Puerto Montt y allí pude hacer campaña. Con eso, más haber sido reconocido como uno de los jóvenes líderes de la región, por El Llanquihue, y por los proyectos que había hecho, me hicieron sacar miles de votos que me permitieron ser electo.

- Uno de esos proyectos fue el dispensador de condones en colegios. ¿Tuvo muchos detractores?

- En 2017 trabajaba en Ayacara y hacía clases de educación sexual en la escuela, donde yo le enseñaba a poner y usar condones a los estudiantes, entre otras cosas. Hablábamos también de violencia de género, de abuso sexual, de anticonceptivos. Después, cuando me fui a Palena seguimos en lo mismo y llegó un dispensador de condones, desde el Servicio de Salud, para instalarlo en el Hospital. Pero ya teníamos, no necesitábamos otro. Entonces, yo dije: '¿Por qué no llevamos ese dispensador a la escuela, si yo en la escuela le enseñé a los cabros a poner condones y tengo que darle acceso a los condones? Porque en Palena no hay farmacias, no existen, no se venden condones. Entonces, hablé con el director y me dijo que tenía resquemor que los apoderados pudieran tomarse de manera negativa esto. Entonces, le respondía que le preguntáramos a los apoderados y empezamos a organizar un proceso de información y participación donde estuve en todas las reuniones de apoderados y les explicaba el proyecto, la experiencia internacional y cuál era la evidencia científica. Las cosas buenas, las malas y respondía sus dudas. Así lo hice en todos los cursos. Hicimos una encuesta y con más del 70% de los apoderados estuvieron de acuerdo con el proyecto. Entregamos los resultados y se instaló el dispensador. Después, fuimos a la comuna de Chaitén, Ayacara, Futaleufú y en todas las comunas se fue aprobando y el porcentaje de aprobación fue aumentando.

- Uno podría pensar que son lugares más conservadores, donde hay más temor...

- Probablemente lo son, pero los temores y conservadurismo se puede trabajar conversando, estudiando, dialogando y eso es lo que quiero llevar a la convención: la capacidad de diálogo transversal con personas que piensan distinto y llegar a consensos. Porque cuando uno llega a consensos, las cosas llegan más fáciles. A esta altura, creo que la educación sexual integral debería ser un derecho constitucional y las leyes y políticas públicas deberían implementar acceso a condones fácil a todas las personas, al menos desde los 15 años.

- ¿Su orientación sexual fue tema en algún momento en lugares más aislados?

- Yo tomé la decisión de ser abiertamente homosexual desde el primer día. Entonces, nunca me vi enfrentado al problema de tener que declarar algo, porque desde el primer día lo hice explícito, antes que lo preguntaran o sospecharan. Y eso en algún momento pudo haber generado desconfianza. Yo no la noté ni la sentí. Si sé que me fui ganando la confianza de la comunidad por hacer un impecable trabajo médico, por ser respetuoso, comprometido, y eso hizo que las personas confiaran en mis capacidades técnicas y esa confianza favoreció que consultaran conmigo, independiente de cual fuera mi orientación sexual.

"Entonces, hacer un trabajo profesional, comprometido, cariñoso, respetuoso y de alto nivel técnico, permitió poder majar los muros de los prejuicios y tender los puentes de la aceptación".

"Cuando apareció el proceso constituyente, yo lo miré al principio con un poco de lejanía, pero personas del hospital, vecinos y familiares, me dijeron: 'Gaspar, creo que tu tienes el perfil'"

2014 fue el año en que Domínguez egresó de Medicina en la universidad y eligió seguir su carrera en un sitio aislado, llegando a Ayacara.

50 jóvenes líderes de El Llanquihue fue el ranking en que, el ahora convencional, apareció destacado en nuestro matutino, en el año 2019.

4 de julio de este año es la fecha en que debiesen estar escritas las nuevas normas de la Constitución.