Arremetida contra la libertad
La riqueza individual y colectiva se fue creando en un entorno donde éramos libres como personas para elegir un medio propicio y abierto, dentro de un ordenamiento legal republicano, democrático. Esta condición ahora se intenta perfeccionar a través de una nueva Carta Magna, pero hay hechos en la vida de una Nación que pueden superar aquello que fue escrito en un trozo de papel.
Pues bien, si se observa lo que acontece en nuestro país, es prudente mantener una constante vigilia sobre cómo un gobierno puede erosionar los espacios de libertad personal ganados luego de muchos lustros de esfuerzo. Se coartan dichos espacios a través de cientos de pequeños cambios, "paso a paso", uno a la vez, casi imperceptibles para las grandes mayorías. Una reducción hoy, otra mañana, de manera que la gente no perciba que esos derechos y esa libertad se están perdiendo, hasta que se atraviesa el umbral donde las libertades individuales ya no se pueden recuperar.
El coronavirus ha sido difícil de combatir, en Chile y el mundo. Así, fue necesario implementar ciertas medidas restrictivas que coartaron las libertades individuales, principalmente la de desplazamiento. Todo ello con el propósito de proteger a la población de un virus que era y ha sido sumamente peligroso para la salud. Se entienden entonces algunas limitaciones. Pero lo que no se comprende, lo que resulta difícil de aceptar, es que Chile haya ido más lejos que la gran mayoría de las naciones del mundo - ciertamente de América -, en el ámbito de estas cortapisas. Es de los pocos países que no permite a sus ciudadanos salir libremente al extranjero. Bueno, si llevamos las cosas hasta un extremo, tampoco en Corea del Norte.
Lo anterior no parece preocuparle a la gran mayoría de los chilenos y chilenas. Aparentemente, hemos sido condicionados para aceptar mansamente que se conculquen muchos de nuestros derechos, con un propósito que resulta muy loable, a primera vista. Pero si observamos las cosas con más detención, hay en todo esto una falta de amor, o defensa, de la libertad que es extremadamente preocupante. Porque hoy es el coronavirus, pero mañana puede ser una situación más grave aún y la reacción va a ser tímida, o nula. Quisiera dejar en claro que no soy contrario a las vacunas ni las medidas de autocuidado, todo lo contrario. Sólo me opongo a estos controles tipo "Hermano Mayor", donde el Estado va carcomiendo de manera acelerada nuestro derecho irrenunciable a la libertad.
Conozco muy de cerca el caso de California, donde las personas toman los mismos resguardos personales y prevenciones que nosotros (vacunas, uso de mascarilla, distanciamiento, lavado de manos). Sin embargo, son plenamente libres, van donde quieren, y están mejor que Chile. Doblemente mejor, pues han logrado combatir efectivamente el virus, sin perder el libre albedrío. Ejemplos como éste abundan.