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Clamor turístico: ¿Qué es de Monte Verde, Tenglo y Angelmó?

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Alejandro Gutiérrez

Desde los tiempos prehistóricos, hace unos 18 mil años, que el magno tesoro arqueológico que alberga la planicie de Monte Verde, a 33 kilómetros al norte de Puerto Montt -descubierto en la década del 70' por Tom Dillehay-, está, de alguna manera, enlazado con el más bellísimo paisaje marítimo, que desde el mar, la caleta, los volcanes y las islas, ha ofrecido Melipulli y sus cuatro colinas desde antes de nacer. Y que esos primeros habitantes aborígenes descubrieron, luego de abrirse aguerrido paso entre la espesa foresta y animales salvajes de aquel entonces (gonfoterios, entre ellos), para recorrer las costas del Seno de Reloncaví e iniciar una incipiente navegación y pesca en improvisadas balsas, extasiados por el impresionante panorama natural, que parecía embriagar y enamorar sus almas, a medida que iban conociendo cada recodo de ese increíble vasto escenario de calmas aguas que -suave y dulcemente- acariciaban las riberas de aquellos confines.

Sin embargo, con el paso del tiempo, solamente la hoy capital regional -Puerto Montt- creció y ha ido desarrollándose a medias, aunque promisoriamente. Mientras, el sitio arqueológico ni siquiera consta de un Museo en el lugar. La isla Tenglo, estando tan cerca, continúa aislada y no sabe lo que es un puente. Y Angelmó -siendo el gran símbolo marinero-, lenta e inexorablemente, se ha ido desdibujando, sin encontrar la definitiva fisonomía que -en alguna etapa- le dio fama global, en la época esplendorosa de las lanchas chilotas y de los carretones sumidos en el mar cargando leña y hortalizas insulares.

Museo m. verde

El prestigiado escritor nacional, radicado en Puerto Varas, Manuel Gallegos, autor de un libro infantil alusivo al tema que esta vez abordamos - "La Huella de Monte Verde"-, es voz autorizada para comentar las proyecciones de ese arqueológico descubrimiento: "Considero que el futuro Museo de Monte Verde, dedicado a resguardar y difundir el más antiguo y más completo hallazgo arqueológico de la presencia del hombre en América, ya debiera ser una realidad, teniendo en cuenta su trascendencia histórica, científica y turística para el país. Pero, incomprensiblemente, han pasado 47 años de su descubrimiento y 24 en que la comunidad científica mundial confirmó a Monte Verde como el asentamiento humano más antiguo de América, gracias al trabajo de investigación encabezado por Tom Dillehay. Y después de tantos años, no existe museo alguno para este admirable patrimonio prehistórico de la región, valorado en todos los continentes, pero que nuestra sociedad local demuestra, una vez más, su escaso aprecio a la cultura, las ciencias, la historia y nuestro rico patrimonio, Lo que, sin duda, resulta incomprensible".

En mismo sitio

Gallegos es categórico al sostener que "concuerdo con que el museo debiera estar en el sitio arqueológico de la localidad de Monte Verde, donde la Municipalidad de Puerto Montt posee unos terrenos". Argumenta que "podría ser un Museo sencillo, digno y bello, coherente con el entorno natural, que atraerá a los chilenos, turistas profesores y estudiantes, convirtiéndolo en un lugar de investigación y divulgación científica e histórica de gran trascendencia".

En cuanto al porvenir cultural del tesoro arqueológico monteverdino, el literato-dramaturgo recuerda que el Diario El Llanquihue, desde el hallazgo del gran molar en 1974 por Juan Barría, "ha informado permanentemente de los avances de los científicos, y luego los libros de los científicos Tom Dillehay y Mario Pino. Y con humildad, debo decirlo, mi novela "La Huella de Monte Verde", publicada por Zig-Zag, basada en estas fuentes, lleva ya nueve ediciones y ha sido leída por miles de niños y jóvenes y adultos en el país y en el extranjero, difundiendo la historia y la sorprendente cultura de los Hombres y Mujeres que vivieron en la Era del Hielo, hace 14.600 años, en nuestro territorio".

Otro personaje, que permanentemente se preocupa de tópicos relevantes como Monte Verde, es el conocido agente cultural Archibaldo Toloza Paredes.

"Si bien es cierto -puntualiza-, Monte Verde es histórico y prehistórico en América, no es menos cierto que hay que aprovecharlo turísticamente, instalando el Museo Arqueológico en el mismo sitio del hallazgo, con las mismas señaléticas desde ya, diciendo "Aquí se construirá el Museo Monte Verde". Y, saliendo de Puerto Montt, instalar letreros indicadores de que a tantos kilómetros está el lugar arqueológico...".

Lo que más enfatiza Toloza al respecto demuestra la enorme importancia que le da al tema: "Pero, hay que darle un muy fuerte impulso a la construcción de este relevante museo, que puede ser austero en su forma, pero de gran contenido y proyección cultural...Esto debe ocurrir en el breve plazo y, de una vez, dejar así de ser sólo vanas intenciones".

Isla tenglo

Mientras, Tenglo y Angelmó parecen seguir la misma ruta de paciente e interminable espera -inútil y estancadora- en la estéril huella monteverdina.

La isla se ha mantenido alimentada por promesas y vislumbres prometedores, surgidos en la década del 90, cuando el destacado ingeniero porteño René Fischmann Lohaus presentó y ofreció el proyecto puente, para unirla a la ciudad en mutuo apoyo modernizador turístico. Y al cual se unió más tarde el apreciado ingeniero local Juan Leonhardt Catalán, quien añadió al diseño del viaducto, interesantes propuestas para Tenglo, que resaltaban por su acento turístico-cultural, sustentable-ecológico.

Tras un entusiasta apoyo inicial, pasó el tiempo y todo quedó en nada. Con el consabido acumulamiento de los años, la frágil voluntad y el tradicional inmovilismo. La anestesia esclavizante.

Caleta angelmó

Con Angelmó, hubo más dinámica y ha tenido algunas remodelaciones, con la intención de ir mejorando a la tradicional y simbólica caleta, pero que al final no han logrado su objetivo de desarrollar -con visión de presente y futuro-, y de manera integral, a este tan típico, histórico, representativo y querido lugar puertomontino.

El 5 de junio de 2015, el alcalde Gervoy Paredes anunció el proyecto de reposición de mercado a través de una inversión de $10 mil millones, incluyendo su infraestructura y entorno, en dos etapas y a largo plazo. La idea era ingresarlo al programa de Ciudades Sustentables en la Subsecretaría de Desarrollo Regional.