Puerto Montt, una ciudad oscura y descuidada
En ocasiones, amigos y no tan amigos, me preguntan, ¿por qué criticas tanto lo que ocurre en la ciudad?.
Me dicen: "porque mejor no resaltas todo lo bueno que tenemos y escribes de sus gentes, de sus leyendas y de sus historias.
¿Y por qué escribo tanto de Puerto Montt?.
Simplemente, porque la quiero y segundo porque es una gran ciudad. Tiene un entorno realmente espectacular, sus terrazas, volcanes, islas y mar. Sinceramente fuimos privilegiados por la naturaleza.
Es verdad que Puerto Montt ha crecido demasiado rápido en los últimos años y todo ha sido vertiginoso.
Pero debo resaltar dos elementos que debieran ser abordados con la máxima prioridad.
Nuestra ciudad, sus calles, sus avenidas, sus barrios y subidas de cerros están penosamente a oscuras, con luminarias en mal estado o con bajísima luminosidad. Tenemos luminarias añejas, antiguas y deficientes. Puerto Montt, apenas cae la tarde se convierte en una ciudad lúgubre y peligrosa.
El mejor reflejo de aquello es lo que sucede desde la caleta de pescadores hasta Pelluco. Una costanera hermosa, moderna que es ocupada por familias y jóvenes que hacen deporte o simplemente la recorren.
Pero que durante largos meses, en lo que va del año, está inexplicablemente sin iluminación. Sin ninguna luminaria encendida.
Por otra parte, hablemos del centro de nuestra ciudad y detengámonos en la Plaza de Armas, donde se están realizando trabajos. Considero que es una falta de respeto a la estética y a la imagen nuestra, que en el corazón de nuestra ciudad, se esté cercado por una malla negra, maltrecha, rota y en algunos sectores botada simplemente en el suelo.
Además, todos somos testigos en las condiciones que personas en situación de calle pernoctan y viven en calle Varas, entre Guillermo Gallardo y Rancagua.
Son personas que debieran vivir con dignidad y ser tratadas como tal. Por eso resulta increíble que ninguna Institución estatal se ocupe de ellos, porque el efecto que tiene para ellos, para los que trabajan en el entorno, y para los que pasan por ahí cotidianamente, es sencillamente impresentable.
Los ciudadanos tenemos la obligación de cuidar nuestra ciudad y de mantener limpios nuestros entornos. Sin embargo, lo más probable es que estamos al debe, pero sin ninguna duda la responsabilidad principal es de la autoridad.
Quisiera confiar (otra vez) que en este nuevo período alcaldicio, con nuevos concejales, con nuevas ideas y nuevos sueños, puedan gestionar de forma distinta nuestra ciudad, ya que así no se puede seguir.
Se avecina la temporada estival y es probable que tengamos una nueva temporada de cruceros y ya se sabe de miles de "nortinos" que se están arrancando al sur. Entonces uno se pregunta ¿Así recibiremos a los que nos visiten? ¿Y para los que somos de acá, nos merecemos el estado actual?
Sin duda, son lejanos los días en que para Fiestas Patrias las familias sureñas pintaban sus casas, arreglaban sus jardines, se compraba una nueva camisa o se iba al peluquero para celebrar a nuestro país.
Y nuestras ciudades también se engalanaban, a pesar de que éramos más humildes y sencillos.
Menos pretenciosos tal vez.
Si me vuelven a preguntar, mis amigos y los no tantos
¿Por qué no escribo de las cosas hermosas de nuestra ciudad, de sus leyendas y de sus gentes ?, responderé parodiando tal vez torpemente a nuestro gran poeta y solo diré:
"Venid a ver las calles de mi ciudad"
"Venid a ver las calles de mi ciudad".
" Los ciudadanos tenemos la obligación de cuidar nuestra ciudad y de mantener limpios nuestros entornos. Sin embargo, lo más probable es que estamos al debe"