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domésticas cómo cuidar el agua de la casa, hasta aspectos de economía mayor: quizás ya no vamos a ser región ganadera y tendremos que cambiar a algo que requiera menos agua para producir. No creo que podamos mantener la matriz productiva como la conocemos hoy. Por ejemplo, las empresas de producción de vino ya están comprando terrenos en la región, hoy se empieza a transformar en algo que se va a instalar más pronto que tarde. El problema no es para el futuro, es ahora", reflexionó.

Cambios graves

"Estamos viviendo una emergencia climática gravísima y el futuro de nuestra especie depende de cómo la enfrentemos y de aceptar la magnitud del problema lo antes posible, tanto desde la esfera pública como privada". Así ve la situación Raffaele di Biase, cofundador de Birds Chile (empresa de observación de aves) y actual director de la Fundación Legado Chile, preocupada de la conservación del patrimonio natural.

Pese a que el informe de la ONU asegura que los efectos más drásticos se vivirán en el norte y centro del país, explica que "nuestra región también vive este proceso, sería un grave error pensar lo contrario. Como botón de ejemplo Llanquihue, sólo en los últimos 60 años, ha perdido más del 50% de los humedales y el 40% de los ecosistemas riparianos y vegetación nativa. A eso sumar el rápido deterioro de ecosistemas en áreas rurales debido a los procesos inmobiliarios y de parcelación que afectan directamente nuestra biodiversidad y los recursos hídricos, entre otros impactos. Niveles de contaminación atmosférica que sobrepasan la norma en distintas comunas, contaminación por microplásticos de nuestros mares y cursos de agua, proliferación descontrolada de especies exóticas y aumento demográfico debido al fenómeno migratorio hacen que nuestra región esté en medio de una tormenta perfecta".

Visión que comparte Ingrid Espinoza, directora de conservación de Tompkins Conservation Chile: "Hay que entender que el agua es esencial para la vida, los árboles y las plantas. La falta de agua reduce el crecimiento de nuevos brotes y hojas, afecta el crecimiento del fruto, el crecimiento de sus raíces se hace más lento y esto coloca en peligro su sobrevivencia. Es visible en algunas laderas de estas montañas de bosques siempre verdes, algunos manchones de copas muertas, y esto es una clara respuesta al déficit hídrico".

Sobre el impacto que esto está teniendo en la flora y fauna, Di Biase detalla que "las conductas de aves han cambiado debido al cambio climático especialmente respecto a los procesos migratorios. Algunas especies se adelantan otras se atrasan en los desplazamientos. Hay cambios conductuales documentados, impacto en el sistema immunológico y claro la más evidente afectación por sequías prolongadas o cambios de temperatura que hacen que el alimento escasee, obligando a ciertas especies desplazarse a zonas donde antes no estaban distribuidas o peor aún acercándose a núcleos urbanos en busca de alimento".

En este aspecto Espinoza dice que para dar una luz de esperanza a estos impactos es clave contemplar corredores biológicos para "asegurar la permanencia de todas las especies, y respetando finalmente su hogar. Por esta razón, debemos mirar el territorio como una gran matriz, donde el centro debería estar en la protección de la naturaleza, y cuidar que las transformaciones del territorio sean pensando en el impacto sobre la naturaleza y que finalmente cada cosa que hagamos en el planeta tendrá una repercusión directa en nosotros mismos".

"Por ejemplo el chucao o 'la voz del bosque' es un ave que no vuela y es muy sensible a la fragmentación del bosque, si hacemos caminos o construimos viviendas, afectamos directamente su hábitat", agregó.

Para ambos entendidos la situación de corto plazo es más que preocupante. Para la representante de Tompkins Conservation "la presión sobre los bosques está directamente relacionada en el cambio de uso del suelo, y eso implica emisiones de carbono por deforestación. Se prevé que las temperaturas aumenten y las precipitaciones bajen. Las mayores variaciones de temperaturas se prevé que se den a mayor altitud, esto significaría un impacto sobre el almacenamiento de nieve, y afectaría las formaciones más de altura como matorrales y bosques caducifolios (que pierde sus hojas cada año). Estas condiciones hacen que estos bosques sean más vulnerables a los incendios".

En tanto que para Di Biase "estamos librando la última batalla. No porque no tengamos más fuerzas para nuevos desafíos, sino más bien porque creemos que estamos viviendo la última oportunidad para desacelerar y revertir en parte un proceso que ante la inacción será rápido e inexorable.

"Insistimos sobre la necesidad de un cambio profundo del significado de desarrollo por parte de nuestras autoridades y el sector privado. Las comunidades están de a poco tomando esa senda, cambiando hábitos y costumbres en pos de un futuro sostenible para las próximas generaciones, pero de nada sirve si el sector productivo privado y las autoridades no acompañan el proceso de la misma forma", complementó.

Nuevas miradas

Es claro que de aquí en más la forma de relacionarse con el ecosistema, desde el punto de vista de la producción humana, ya cambió y se acentuará en el futuro cercano.

Y así lo revela Leonardo Russo, representante de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) en Los Lagos y Aysén, quien afirma que el cambio climático "ha tenido efectos positivos que han permitido la introducción de nuevas especies agrícolas en el pool productivo regional, como es el caso de las cerezas, avellanos y arándanos, que según Fedefruta al 2022 tendrán una ocupación de 12.500 hectáreas en producción, un aumento de 5 veces la ocupación actual de estas especies".

Eso sí, aclara que "también tiene efectos negativos, principalmente producidos por la baja en la disponibilidad de agua producto de esta fuerte disminución en las precipitaciones que obligan cuidar este recurso y ver la formas de poder contar con este durante todas las etapas de los ciclos productivos de los distintos rubros". ¿Cómo colaboran en todo esto? "Como Fundación estamos trabajando en conjunto con INIA - INFOR y las asociaciones gremiales de los distintos rubros de la región en poder estimar el balance de carbono con foco en el ganadero, ya que la fermentación entérica representa cerca del 4,5% de los GEI (gases de efecto invernadero) del inventario nacional. Producto de este trabajo también tendremos que ver qué medidas de mitigación son más efectivas en la reducción de las emisiones de los GEI con el objetivo que sean implementadas por las unidades productivas".

"Las empresas de producción de vino ya están comprando terrenos en la región, hoy se empieza a transformar en algo que se va a instalar más pronto que tarde".

Alejandro Buschmann, biólogo marino

"Estamos viviendo una emergencia climática gravísima y el futuro de nuestra especie depende de cómo la enfrentemos ".

Raffaele di Biase, director Fundación Legado Chile

28 a 55 centímetros se estima que suba el nivel del mar para fin de siglo, afectando gravemente a algunos territorios.

50 por ciento de los humedales ha perdido Llanquihue en los últimos 60 años, según Di Biase, de la Fundación Legado Chile.

5 veces ha aumentado en la zona la ocupación de hectáreas en la producción de nuevos productos como cerezas, avellanas y arándanos.