Correo
Tomas en ruta a Pelluco
Hace poco más de un año le envié una carta donde comentaba la dramática y grave situación a propósito de las tomas en la Ruta 7, camino a Pelluco y que al día de hoy, luego de más de un año, numerosas notas y portadas de este diario, no sólo se mantiene, sino que han llegado más personas a levantar sus viviendas precarias y algunas de dimensiones que superan largamente lo que se podría llamar una mediagua, además de talar la vegetación de las laderas y transitando por la ex vía férrea en variados vehículos, lo que a todas luces crea aún más riesgo de remociones en masa.
Por si esto no fuese gravísimo al poner en riesgo la seguridad y vida de quienes ocupan irregularmente esta zona, además existen conexiones irregulares al tendido eléctrico, con todo el peligro que esto implica para los ya cientos de hombres, mujeres y niños que ocupan esas precarias viviendas.
Todo ese tramo de la Ruta 7, en la que se invirtieron tantos recursos públicos y que se suponía mejoraría la calidad de vida de miles de ciudadanos, con una vía moderna, con ciclovía, vereda y bien iluminada, hoy en pleno invierno, está a oscuras, plagada de basura, perros de los mismos ocupantes y un marcado deterioro a menos de cinco años de ser inaugurada. Por si fuese poco, nos enteramos que algunos inescrupulosos cobran por los terrenos tomados y por la electricidad que en estricto rigor se roban, y todo esto a vista y paciencia de autoridades que definitivamente no asumen su responsabilidad para la que fueron elegidos y por la que además reciben remuneraciones no menores.
Mucho se ha hablado del violento estallido social del 18-O y de sus causas, creo que la injusticia es tal vez la que más indigna a los que no salimos a manifestarnos violentamente, pero que vemos como el Estado, a través de sus tres poderes, no cumple con sus deberes y las miles de leyes sólo son letra muerta y nadie recibe sanción por no cumplirlas ni hacerlas cumplir. Quienes quebrantan las leyes no reciben sanciones o, en el mejor de los casos, sanciones irrisorias como clases de ética o prohibiciones de acercarse a su víctima, que finalmente no se cumple y los órganos del Estado culpándose unos a otros o callando, pero nadie asume su responsabilidad y siguen cobrando sus jugosos sueldos por calentar la silla y preocupados por la próxima elección, mientras los ciudadanos pagamos impuestos y nos arreglamos con lo que nos dejan.
Carlos Brignano Pereira
Convención Constitucional I
Escuchando a muchos constituyentes queda claro que son personas sin ninguna preparación para redactar una Constitución. La mezcla de termocéfalos, hiperventilados, activistas políticos e ignorantes es absolutamente peligrosa para el futuro de este país. Con personas que dudo hayan leído por lo menos Mampato o Barrabases y menos la actual Constitución, nunca ha tenido tanta validez la frase "no sé de qué hablan, pero me opongo". Pero en este caso sería: "No sé qué escriben, pero me opongo".
Pablo Brahm R.
Convención Constitucional II
El vergonzoso espectáculo del que fuimos testigos en la sesión inaugural de la Convención Constitucional, tanto dentro como fuera del recinto, nos permite de buenas a primeras el catalogarla de "circo", entendiendo éste como un "espectáculo formado por actuaciones muy variadas en que intervienen payasos, acróbatas, fieras amaestradas y ejercicios de magia".
Sin embargo, más allá de las formas y decencia perdidas en esta ceremonia, es en lo que hay detrás en lo que debemos poner atención. A saber, hemos sido testigos nuevamente de que en nuestro país se ha perdido la capacidad de dialogar de manera razonable, con un fin orientado hacia el bien común y guiado por el amor al prójimo. Algo que, en el fondo y más allá del circo, es lo que en verdad debe preocuparnos.
Fernando San Cristóbal Brahm
Convención Constitucional III
Normalmente las constituciones políticas han sido redactadas por un grupo reducido de personas nombradas para tal efecto. Ciento cincuenta y cinco convencionales constituyentes conforman un grupo más que suficiente para acordar el texto de una nueva Carta Fundamental, razón por la que no se aprecia la necesidad de contratarles asesores.
Es a los convencionales y no a otros a quienes se les mandató para redactar y aprobar una propuesta de texto de nueva Constitución que será sometido a plebiscito. Por esta misma razón, sería un despropósito la realización de plebiscitos sobre algunas materias en las que los convencionales no logren ponerse de acuerdo.
Adolfo Paúl Latorre
Convención Constitucional IV
A pesar de los entreveros de este domingo, no pierdo la esperanza en el trabajo de los constituyentes. Ojalá que estén a la altura.
Antonio Salas