Despliegue de Bomberos
La voluntariedad de sus miembros y el espíritu de servicio constituyen el sello indeleble de esta prestigiosa institución. Aunque el Estado concurre con recursos para financiar a Bomberos, no alcanza para cumplir con todos sus propósitos.
Bomberos es la institución con mayor prestigio de Chile, un logro aún mayor si se considera que a diferencia de lo que ocurre en otros países, está formada por voluntarios no remunerados que restan horas de trabajo o de descanso, con el fin de ayudar a la comunidad. Es una organización que surge de la voluntad y decisión de la ciudadanía para proteger la vida y bienes de los habitantes, inicialmente ante los incendios que destruían viviendas y comercios, aunque con el paso del tiempo se amplió a un amplio rango de emergencias.
Así, cada vez se extiende más la acción de esta entidad y pareciera que se ha vuelto ilimitada, impulsada por el altruismo y la vocación de servicio desinteresada de sus voluntarios en cada rincón del país. La celebración del Día del Bombero se realiza desde el 30 de junio de 1962, cuando el entonces Presidente Jorge Alessandri aprobó la Ley N°14.866, que dispone la realización de actos conmemorativos.
Sus integrantes deben someterse a un continuo perfeccionamiento para estar preparados ante los nuevos desafíos que les presentan las emergencias, como es el caso de los productos químicos. Ser voluntario es una opción de vida para desarrollar un trabajo desinteresado y para acudir al llamado de quienes requieren de sus servicios, sin hacer distinciones políticas, de credos religiosos o filosóficos, lo que constituye un verdadero ejemplo para la ciudadanía.
La pandemia ha afectado también las fuentes de financiamiento de Bomberos. Los gastos se han elevado al tener que enfrentar nuevas emergencias, pero los ingresos se mantienen estables, lo que los obliga a realizar frecuentes llamados a la comunidad para recibir apoyo económico, ubicándose las rifas quizás como el elemento más emblemático.
Este aniversario llama a reflexionar acerca del compromiso de gratitud que el país tiene con esta institución, por su incesante entrega generosa. Si bien los distintos gobiernos han inyectado recursos para el equipamiento y formación, la experiencia muestra que aquello no garantiza los fondos que se requieren en el país para atender las emergencias.