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Elecciones 2021 en Los Lagos

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Una sorpresa en diversos aspectos fueron las elecciones del pasado fin de semana en nuestro país y, también en la Región de Los Lagos.

La diversidad de cada uno de los candidatos electos, la disminución de la influencia ejercida por los partidos políticos tradicionales de los bloques más reconocidos, y el surgimiento de nuevas fuerzas políticas han sido la tónica que también hemos podido verificar en la región. Esto llevará, como es común en la política, a un nuevo escenario que obligue a la construcción de alianzas y acuerdos más allá de los conocidos hasta ahora para reencantar a la ciudadanía que, según los datos de las pasadas elecciones, aún no sintoniza en una mayoría importante con el proceso eleccionario.

Se ha hecho diversos análisis de la "mega elección" ocurrida el fin de semana pasado, que tuvo características de "inéditas" en varios aspectos: su realización durante una etapa crítica de la pandemia; que se haya desarrollado en dos días consecutivos; que por primera vez sea electo un gobernador regional y a quienes serán los representantes que redactarán las bases de una nueva Constitución Política para Chile. Teniendo todas estas variables en cuenta, no deja de ser preocupante el bajo nivel de participación a nivel nacional para tomar estas decisiones históricas.

Doblemente preocupante es el caso de nuestra región, la cual manifestó una baja asistencia a las urnas (41,3% de participación). Sumado a ello, llama la atención, el comportamiento de las principales capitales provinciales, que obtuvieron cifras muy por debajo del promedio regional, siendo Osorno (35,7%), Castro (37,2%) y Puerto Montt (39,4%), las comunas que obtuvieron los menores porcentajes de participación en este proceso eleccionario.

Solo para entender este proceso de baja participación, es relevante analizar el Plebiscito del año 2020, cuando solo en nuestra región hubo un 43% de participación (50,09% a nivel nacional), mientras que en las elecciones de alcaldes y constituyentes la participación a nivel regional bordeó el 41% (43,3 a nivel nacional).

Será clave entonces evaluar modificaciones a los procesos eleccionarios, como la revalidación del voto obligatorio, lo que permitiría fortalecer la confianza del electorado, la revalorización de mecanismos de votación alternativos, como el voto a distancia (correo) y redefinir en general una relación Estado - Ciudadanía que fomente la participación en estos procesos clave.

El calendario electoral del año aún no termina, queda pendiente el proceso de segunda vuelta de gobernadores regionales que se llevará a cabo el 13 de junio; las primarias presidenciales y parlamentarias, las que se concretarán el 18 de julio. El 21 de noviembre será la Elección Presidencial y el 19 de diciembre (posiblemente) se desarrollará la segunda vuelta presidencial.

Con el fin de poder fortalecer los procesos eleccionarios, desde el mundo académico igualmente debemos tener un rol activo para poder analizar causas y eventualmente soluciones que generen aportes en la participación, logrando posicionar a la ciudadanía como actor relevante de los destinos de nuestra región.

Juventud, mujeres, los otros y los nadie de siempre

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Las elecciones llevadas a cabo en Chile el domingo anterior, demostraron (a pesar de las críticas) un gran proceso de compromiso cívico por parte de la población. No sólo por la asistencia de los votantes a las urnas, sino que también por dar cuenta de la capacidad de agenciar y de poder generar cambios políticos y sociales, lo que se vio evidentemente reflejado en los resultados de este proceso.

Sin duda que el hito clave para comprender la emergencia de este proceso eleccionario en cuanto a gobernadores (as) (por primera vez), concejales y concejalas, alcaldes y alcaldesas y lo más importante, miembros constituyentes para repensar y cambiar la Constitución, fue el estallido social del 18 de octubre de 2019, que le quitó la máscara a la realidad para revelar las desigualdades sociales históricas en nuestro país. Desde una mirada reflexiva, planteada ya por algunos analistas en el tema, se podría decir que se institucionalizó el estallido social a través de este proceso eleccionario.

Lo más llamativo y sobresaliente es que el cambio sociocultural en la decisión política de lo que queremos como país, lo están generando los sectores y grupos sociales que históricamente han estado excluidos de la participación política y social: los jóvenes, las mujeres, dirigentes sociales, los nadie de siempre.

En el sentido anterior, fueron los jóvenes los impulsores de los significativos movimientos sociales del año 2019 y sobre todo se destaca su participación en el plebiscito que resultó en el Apruebo a una nueva Constitución para nuestro país. "Juventud, divino Tesoro".

Las mujeres jugaron un papel extraordinario y nunca visto en la historia de nuestro país en el que, a través de la paridad de género, lograron alcanzar las más altas cifras de constituyentes elegidas. Este es el resultado, sobre todo, del icónico movimiento y lucha feminista organizada en los últimos años. Reflejo entonces, de que el cambio cultural sería el corolario de grandes tensiones políticas y sociales preliminares.

Son los dirigentes sociales, profesores, dueñas de casa, entre otros, que se identifican con lo popular y que viven la realidad cara a cara. Son la expresión de "los que sobran", son los protagonistas del cambio cultural y de paradigma que acelerará la organización a través del compromiso con la comunidad, representándonos en el ejercicio del poder constituyente.

Estos procesos de cambio político, sin duda que serán complejos ya que están y estarán cargados de significaciones, de esperanzas y de sueños latentes. Sin embargo, este conjunto de interpretaciones serán el recurso que activará los procesos de cambio cultural en nuestro país y eso es bueno.